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Obama reactiva ofensiva en Asia, pero persisten dudas sobre su efectividad

El problema es que los esfuerzos de EEUU hasta ahora han sido suficientes para antagonizar con China, pero no para apaciguar a sus aliados.

Por: Por Gideon Rachman
 | Publicado: Martes 22 de abril de 2014 a las 05:00 hrs.
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Ucrania es una distracción. Siria es una distracción. Para quienes creen en el “giro a Asia” de Estados Unidos, el centro de la política exterior de Barack Obama debe seguir siendo la región del futuro: Asia. Ellos estarán dichosos de que esta semana -pese a una intensa crisis con Rusia- el presidente se embarque en una gira por cuatro países de Asia, partiendo en Japón.

Pero no todos están complacidos. Para sus críticos, el giro ha dejado a la Casa Blanca esclavizada a una noción vaga de que Asia es el “futuro”, haciendo que EEUU desconozca problemas mucho más peligrosos en Medio Oriente y Europa. Los escépticos argumentan que el foco de la administración en Asia ha alentado los deseos de Vladimir Putin y Bashar al-Assad de usar la fuerza, confiados de que los ojos de EEUU están fijos en el lejano oriente.

¿Pero fue el giro un error? No realmente. Es probable que durante la próxima década China se convierta en la mayor economía mundial. Es el único rival plausible de EEUU a largo plazo como superpotencia mundial. Asia, como un todo, es cada vez más relevante para la economía mundial. Así es que por razones económicas y estratégicas de largo plazo, tiene sentido que EEUU pase más tiempo fortaleciendo su posición en Asia. Pero pese a que el argumento estratégico detrás del giro es válido, la ejecución de la política ha sido distraída y ambigua.

Una medida de distracción es inevitable. El alza de China es ciertamente el mayor desafío estratégico que enfrentará en los próximos años. Pero un gran poder en declive como Rusia es aún capaz de causar estragos. La guerra civil en Siria es un desastre humanitario, y los países en Medio Oriente, desde Libia a Irán, demandan atención.

Dicho eso, la inhabilidad de la administración Obama de mantener su foco en Asia ha sido agravada por la llegada de John Kerry al Departamento de Estado. Hillary Clinton entendía la importancia de Asia. Kerry está más comprometido con Medio Oriente y Europa. Su foco obsesivo en el conflicto palestino-israelí parece cada vez más una pérdida de tiempo. Combinado con la tendencia del presidente a cancelar viajes a Asia en respuesta a crisis domésticas, ha dejado a los asiáticos inseguros sobre cuán seriamente tomar el giro.

Énfasis en lo militar

Las políticas detrás del giro también han sido problemáticas. La crítica estándar es que el presidente ha dado mucho énfasis al aspecto militar, permitiendo que China crea que “giro” es sólo un eufemismo para la contención de China.

Pero eso no es necesariamente un malentendido. El deseo de prevenir que una China no democrática y crecientemente asertiva se convierta en el poder dominante en Asia es, de hecho, una motivación central detrás del giro. Y la reafirmación de la posición militar de EEUU en Asia es crucial para persuadir a los aliados estadounidense de que no deben rendirse a un futuro como naciones satélite, en una región dominada por China.

El problema real es que los esfuerzos de EEUU hasta ahora han sido suficientes para antagonizar con China, pero no suficientes para apaciguar a los aliados estadounidenses. La captura el sábado de un barco japonés en aguas chinas aumentará las tensiones sino-japonesas, justo cuando Obama llega a Tokio.

Filipinas, otra parada de la gira, se queja de que EEUU no fue de ayuda cuando China tomó el Arrecife Scarborough, un territorio del Mar del Sur de China que también es reclamado por Manila. Las otras medidas militares de EEUU en Asia han sido modestas.

El principal aspecto no militar del giro es el impulso hacia un nuevo Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico, que establece un área de libre comercio que une a EEUU y otros once países de Asia Pacífico. China no es parte de las negociaciones, lo que es extraño en términos económicos, ya que es el mayor socio comercial de Japón y Australia, que sí son parte de las conversaciones. Lograr el acuerdo sería un golpe maestro para la administración Obama. Pero, previsiblemente, las negociaciones se están hundiendo. Si Obama logra un avance esta semana, será un gran avance para convencer a los críticos de que el giro realmente tiene sentido.

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