Por qué creo que Reino Unido debe permanecer
Como país soberano, el Reino Unido puede cambiar la decisión de permanecer. Pero no puede cambiar la decisión de salir.
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Reino Unido es un país europeo. La pregunta que enfrenta su gente en el referendo de mañana es sólo sobre el tipo de país europeo que será. ¿Estará en los márgenes de Europa o ejercerá la influencia apropiada a su historia y su tamaño? La campaña del referendo ha sido deprimente. Pero no la hace poco importante. Por el contrario, la decisión de salir dañaría no sólo al Reino Unido, sino también a Europa, a Occidente y al mundo.
Al tomar esta decisión, los votantes racionales deben entender la asimetría de la decisión. Como país soberano, el Reino Unido puede cambiar la decisión de permanecer. Pero no puede cambiar la decisión de salir. Los votantes deben ejercer la opción de salir si y sólo si están seguros de que nunca se arrepentirán de hacerlo. No pueden estarlo. Así es que la decisión de ejercer su opción ahora sería irracional.
Sin embargo, esos cálculos fríos no ganan corazones. Aquellos a favor de salir argumentan que sus oponentes no creen suficientemente en el Reino Unido. Creo que deberíamos permanecer porque creo tanto en él. Como hijo de agradecidos refugiados de Hitler, creo que la decencia, tradiciones demócratas y liberalismo de los británicos ofrece algo irreemplazable a Europa. La Europa democrática de hoy le debe enormemente a la política británica, los valores británicos y el coraje británico. El Reino Unido perdería mucho si se distanciara del continente. Pero también perderían ellos.
No obstante, los argumentos que aquellos a favor de salir tienen valor. Son ya sea exagerados o incompletos.
El sólo hecho de que el Reino Unido sea capaz de realizar este referendo demuestra que mantiene su soberanía. El depositario de la autoridad legítima es y seguirá siendo un Parlamento debidamente elegido. La pregunta es más bien cómo ejercer poder efectiva y democráticamente. Aquellos a favor de salir argumentan que es posible si y sólo si todas las decisiones que afectan a los británicos responden ante un Parlamento elegido democráticamente. Una reflexión de un segundo revela que esto es absurdo. Una alta proporción de las decisiones que afectan a los británicos son tomadas por autoridades sobre los cuales los votantes no tienen ningún control porque son extranjeros. Para tener efecto sobre esas decisiones, el Parlamento debe delegar poderes a organizaciones internacionales, para aumentar su influencia en ellas. La UE es un ejemplo particularmente invasivo. Pero la membresía hace que el poder británico sea más efectivo.
De nuevo, la escala de la inmigración ha sido una sorpresa. Sus beneficios han sido exagerados. Pero eso, también, tiene sus costos. Debimos haber acordado controles transitorios más prolongados y acuerdos de protección sobre la migración interna. También pudimos manejar la inmigración mucho mejor. Sin embargo, es crucial notar que la inmigración neta de países no pertenecientes a la UE es acumuladamente mucho mayor que la de la UE; y, con toda probabilidad, la última comenzará a declinar. Más aún, en el largo plazo, es probable que los jóvenes esforzados de la UE se adapten al Reino Unido muy bien. Sobre todo, nada puede justificar la xenofobia y mentiras sobre este tema de quienes defienden el Brexit. Los liberales a favor de salir que cotorrean sobre el libre mercado deberían avergonzarse de sus amistades.
También está el argumento de que la economía de la UE no está pasando por un buen momento. La extensión del euro a todos los miembros actuales fue efectivamente un gran error. Pero la idea de que el Reino Unido se puede aislar de los fracasos de la UE al salir también es absurdo. La UE seguirá siendo nuestro mayor socio económico por décadas, probablemente para siempre, estamos dentro o no. Afuera, el Reino Unido no tendría voz tampoco.
Por lo tanto, incluso los argumentos más sólidos a favor de salir son débiles. En otros respectos, lo son catastróficamente. Los efectos económicos a corto y largo plazo serán entre malos y desastrosos. Los economistas a favor de salir no han logrado afectar la unanimidad virtual de la opinión de los expertos. La respuesta de la campaña por salir ha sido denigrar la noción de experiencia. Eso es tonto. Aún peor, no ha pretendido tener un plan post referendo coherente. La única certeza es años de incertidumbre, y no sólo para el Reino Unido. Por qué tiene sentido para un país marcado por una enorme crisis financiera saltar a este abismo está más allá de la cordura.
Sin embargo, sería absurdamente cortoplacista enfocarse sólo en lo que esto significa para el Reino Unido. Es mucho más importante que eso. De manera despreciable, Boris Johnson comparó a la UE con el Reich de Hitler. La verdad es justamente lo contrario: la UE ha jugado un gran rol en expandir la democracia en todo el continente. Es un intento por atrincherar la prosperidad y cimentar la cooperación entre las naciones. Es imperfecta. Pero nunca antes Europa ha sido tan próspera y tan pacífica. El desafío es hacerla mejor. Es por eso que el compromiso británico es tan importante. Sin eso, la efectividad de la UE, incluso su supervivencia, podría quedar en entredicho. Alternativamente, podría unirse como una entidad única sobre la cual el Reino Unido no tendría ninguna influencia. Cualquiera de esos resultados sería una pesadilla estratégica para el Reino Unido.
El Reino Unido es mucho más que un participante muy importante en la UE. Como una gran potencia europea y madre patria del mundo angloparlante, es la bisagra entre los dos. La salida británica pregonaría la debilidad occidental y un desajuste global. Es por esto que todos los amigos del Reino Unido están a favor de su membresía. El retiro podría marcar el inicio de una disolución hacia un desorden creciente, no sólo en Europa, sino más allá.
Nadie puede desconocer la profunda desconfianza de las élites que anima la campaña del Brexit. Pero el populismo xenófobo nunca es la respuesta correcta. Al final de esta agotadora campaña, los votantes deben darse cuenta quiénes son y el peso de lo que deben decidir. Sí, los británicos podrían sobrevivir solos. Pero ¿por qué deberían intentarlo? Reino Unido puede ser mucho mejor que eso. Que decidan el compromiso. Que decidan Europa.