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Shenzhen, el Silicon Valley de Asia y chiche de Xi Jinping

En menos de 30 años, esta ciudad pasó de ser un pueblo de pescadores a un gran centro productivo y líder en el desarrollo de alta tecnología.

Por: José Troncoso Ostornol, desde Shenzhen | Publicado: Viernes 20 de octubre de 2017 a las 04:00 hrs.
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“El tiempo es dinero, la eficiencia es nuestra alma”, es el principal lema de Shenzhen, la ciudad china que exhibe una de las mayores tasas de crecimiento a nivel mundial en los últimos 30 años.

Esta metrópolis -que hoy cuenta con más de 10 millones de habitantes, ubicada en la provincia de Cantón, al sur de Beijing- pasó de ser un pueblo de pescadores a ser uno de los principales centros productivos del gigante asiático. Así es como hoy es líder en áreas como servicios financieros, comercio exterior, transporte y desarrollo de alta tecnología.

De hecho, es considerada el Silicon Valley de Asia, ya que acoge a algunas de las empresas tecnológicas más exitosas de China, como Huawei, BYD, Tencent y DJI, líder en la fabricación de drones a nivel mundial.

Actualmente, la ciudad tiene más de 50 edificios de más de 200 metros de altura, y seis de más de 300 metros, equivalente a la Gran Torre del Costanera Center. Hasta ahora, el récord lo tiene la torre Ping An Finance Centre con 599 metros, el cuarto edificio más alto del mundo.

Pero todos los años se rompen estos récord, y hoy hay una decena de nuevas edificaciones que cambiarán el horizonte de la ciudad.

Shenzhen junto a las ciudades vecinas de Guangzhou y Zhuhai conforman la provincia de Guangdong, que se ha transformado en el chiche del presidente chino Xi Jinping. El mandatario, busca replicar en toda China el crecimiento que ha evidenciado esta zona gracias a la incorporación de compañías extranjeras, como parte de la estrategia de “socialismo chino con peculiaridades”.

“La provincia tiene menos del 2% del territorio chino y el 5% de la población total, pero manejamos más del 10% del PIB y un cuarto de todo el comercio exterior del país”, dice el subdirector general de la Oficina de Asuntos Exteriores de Guangdong, Luo Jun, quien destaca el desempeño de Shenzhen gracias a que ha logrado además un importante crecimiento del ingreso per cápita.

No solo copiar

Entre los años 1980 y 2016, el PIB de Shenzhen en términos reales creció a una tasa promedio anual de 22%. El distrito de Nanshan tiene un ingreso por persona más alto que muchos de los países que pertenecen a la OCDE, superando los US$ 25 mil.

La ciudad gasta más del 4% de su PIB en investigación y desarrollo (I+D), el doble del promedio de China continental; en Nanshan, la participación es superior al 6%, y la mayor parte de los recursos provienen de empresas privadas.

Las empresas en Shenzhen presentan más patentes internacionales que las de Francia o Gran Bretaña. De esta manera, la percepción de que China es incapaz de innovar necesita ser revisada.

Según un estudio publicado a principios de esta década, el valor agregado en el territorio continental a los iPods de Apple (casi todos los cuales se ensamblan allí) representa menos del 5% del total, lo que refuerza el estereotipo de las fábricas chinas como plantas de explotación de baja gama. Sin embargo, un estudio más reciente realizado por la Universidad de Sussex de Gran Bretaña y otros para la Comisión Europea –citados por The Economist- concluye que el ejemplo del iPod “está lejos de ser representativo”. Estos investigadores calculan que el valor promedio que China agrega a sus exportaciones es del 76% (el de la Unión Europea es del 87%). El Banco Mundial llega a conclusiones similares.

Mano de obra calificada

La historia oficial atribuye el éxito de Shenzhen a los líderes del partido y su planificación centralizada. Deng Xiaoping es alabado por liberalizar la economía de la región.

Incluso se creó un museo con la historia de la ciudad, en donde los líderes políticos son venerados. Se detalla todo el proceso de creación de la metrópolis, desde los planos originales hasta las fotos que explican cómo se botó un cerro para elevar la altura de un distrito en más de un metro para evitar las inundaciones que provocaba la lluvia.

No obstante, esto sería sólo una parte de la historia. El libro “Learning from Shenzhen”, editado por Mary Ann O’Donnell, Winnie Wong y Jonathan Bach, revela que muchos de los avances desde que la ciudad se abrió en 1980 se produjeron de manera radical desde abajo. Por ejemplo, los primeros reformistas siguieron adelante con acuerdos de inversión no autorizados con compañías no continentales y desarrollaron retroactivamente el marco legal necesario para proteger a las empresas extranjeras.

Con todo, hoy en día Shenzhen está atrayendo a muchos empresarios que buscan desarrollar nuevos emprendimientos. Diversas start up están transformando todo el delta en un clúster de manufactura avanzado. Las firmas extranjeras que antes buscaban mano de obra barata, ahora están apuntando a expertos ultra preparados.

Y el presidente Xi Jinping lo tiene claro.“Las personas cualificadas son nuestros recursos estratégicos para materializar la vigorización de la nación y ganar la iniciativa en la competencia internacional”, dijo esta semana durante el XIX Congreso del Partido Comunista Chino, cita en la cual busca afianzar y consolidar su poder.

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