Temor a la deuda hace que jóvenes de EEUU cuestionen valor de la universidad
El mayor de los tres hijos de Pamela Fettes acaba de celebrar 15 años, pero a ella ya le preocupa el costo de su...
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El mayor de los tres hijos de Pamela Fettes acaba de celebrar 15 años, pero a ella ya le preocupa el costo de su educación universitaria.
Fettes, jefa de hogar de 46 años, vive en Belvidere, una comunidad obrera a 70 millas al noroeste de Chicago. Gana US$ 50.000 al año como coordinadora regional de salud, poniéndola justo en el ingreso medio de las familias de Estados Unidos. También trabaja dos noches a la semana como recepcionista en un hospital y decora tortas en su casa. Tomó el trabajo extra luego de que se le diagnosticara cáncer de seno en 2008 y que se divorciara el año pasado, dos eventos que involucraron gastos considerables.
Fettes dice que le quedan cerca de US$ 200 cada mes después de pagar sus cuentas, pero también está intentando pagar una deuda de US$ 8.000 de su tarjeta de crédito y tiene poco ahorrado, así que será incapaz de contribuir a la educación superior de sus hijos.
Cuando estudió sicología en los ‘80 en la Universidad Loyola, Fettes usó créditos para pagar costos anuales de cerca de US$ 7.000. El arancel equivalente para la misma carrera hoy sería de US$ 33.000 al año. “No hay forma de que puedan acumular cientos de miles de dólares en deuda y obtener un ingreso para pagarlos con una licenciatura en sicología”, dice.
Aunque Loyola cobra sobre el promedio de las universidades privadas de EEUU según el College Board, que administra los exámenes de admisión, el aumento es el general.
El costo de la educación superior en EEUU se ha disparado en las últimas décadas mientras los ingresos medios se han estancado, poniendo la educación más lejos del alcance de la gente y limitando la movilidad social.
Aranceles más altos
En la década pasada, los aranceles en las universidades públicas subieron 5,6% al año sobre la inflación, mientras que en las privadas se elevaron 3%, dice el College Board.
El alza en los precios de las universidades públicas es significativo para aquellos con ingresos medios. Para los estudiantes adinerados, la universidad aún resulta pagable. Además, gracias a sus fideicomisos, universidades como Harvard y Yale pueden brindar generosas ayudas financieras a estudiantes capaces, pero necesitados.
Sin embargo, las universidades públicas, que han sido forzadas a subir sus precios debido al menor apoyo de los estados, son menos capaces de ofrecer asistencia financiera, aún cuando sus precios son comparables con el sector privado.
El aumento en las cuotas no ha afectado la demanda por educación superior. Las postulaciones aumentaron, con más personas aplazando la búsqueda de empleos escasos y optando por capacitarse.
Los graduados universitarios en general reciben mayores salarios, con un promedio de US$ 20.000 más al año que los trabajadores sin educación universitaria, de acuerdo a la Oficina del Censo.
Pero eso puede estar cambiando. Los salarios promedios para los graduados cayeron en la recesión, de US$ 30.000 en 2006-08 a US$ 27.000 en 2009-10, según la Universidad Rutgers. Y la combinación de mayores deudas y menores sueldos iniciales han renovado el debate en EEUU respecto si la universidad vale la pena.
Jim O’Neill, jefe de la Thiel Foundation, teme que habrá una crisis. “Es como lo que pasó en la vivienda. Por 60 años, tener una casa era parte del Sueño Americano. A la gente se le dijo ‘compren una casa, no se preocupen por el precio, lo recuperarán después’. Es lo mismo con la universidad”.
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