La nueva empresa estatal de inteligencia artificial de Arabia Saudita buscará inversión de grandes tecnológicas de Estados Unidos y lanzará un fondo de capital de riesgo de US$ 10.000 millones, como parte del esfuerzo del reino por convertirse en un hub global de IA.
Tareq Amin, director ejecutivo de Humain, dijo al Financial Times que mantiene conversaciones con empresas estadounidenses como OpenAI, xAI (de Elon Musk) y Andreessen Horowitz sobre sus ambiciosos planes.
Amin señaló que están buscando que una tecnológica estadounidense se convierta en socia con participación accionaria en el negocio de centros de datos de Humain, cuyo objetivo es convertirse en uno de los mayores proveedores de infraestructura para IA del mundo. Sin embargo, no reveló qué compañías están interesadas en ese acuerdo.
“Estamos en conversaciones con todas ellas”, afirmó Amin en su primera entrevista desde el lanzamiento de Humain este mes. “Algunas de las que pronto sabrán son nombres gigantes en el segmento de centros de datos”.
El ejecutivo de 52 años detalló que el fondo de capital de riesgo, Humain Ventures, se lanzará este verano con un capital inicial de US$ 10.000 millones para invertir en startups en EEUU, Europa y algunas partes de Asia.
Con Humain, Arabia Saudita busca utilizar su músculo financiero para posicionarse en el centro de casi todos los aspectos de la floreciente industria de la inteligencia artificial: desde la inversión y la infraestructura, hasta el diseño de chips.
Esa estrategia expansiva no tiene precedentes fuera de un puñado de grandes tecnológicas de EEUU y China, que han tenido años —o incluso décadas— para desarrollar sus negocios y capacidades técnicas.
Las firmas estadounidenses ven cada vez más a los Estados del Golfo y a sus poderosos fondos soberanos como fuentes clave de financiamiento, y ejecutivos tecnológicos están en conversaciones con autoridades regionales para levantar capital e impulsar inversiones.
Acuerdos multimillonarios
Humain, que es propiedad del Fondo de Inversión Pública (PIF) saudita, valorizado en US$ 940.000 millones, fue presentada un día antes de la visita del Presidente Donald Trump a Riad, acompañado de destacados ejecutivos del sector tech, como Elon Musk, Sam Altman de OpenAI y Jensen Huang de Nvidia.
El príncipe heredero Mohammed bin Salman, líder de facto del país, preside Humain y le ha encargado liderar las multimillonarias ambiciones del reino. Según Amin, desde su lanzamiento la empresa ya ha firmado acuerdos por US$ 23.000 millones con tecnológicas estadounidenses como Nvidia, AMD, Amazon Web Services y Qualcomm.
Humain tiene como meta establecer 1,9 gigavatios de capacidad en centros de datos para 2030, cifra que aumentaría a 6,6 GW cuatro años después, lo que la convertiría en uno de los proyectos de infraestructura de IA más grandes del mundo. Según Tareq Amin, el costo estimado del proyecto a precios actuales de mercado sería de US$ 77.000 millones.
El director ejecutivo afirmó que el objetivo de Humain es que, para 2030, la empresa esté procesando el 7% del entrenamiento global de modelos de inteligencia artificial, así como también las tareas de inferencia —es decir, las respuestas que los modelos generan ante solicitudes de los usuarios.
“El mundo tiene un apetito voraz por capacidad”, dijo Amin, un ejecutivo jordano-estadounidense que anteriormente lideró Aramco Digital, el brazo tecnológico de la estatal petrolera saudita. “Hay dos caminos que se pueden seguir: ir lento —y nosotros claramente no lo haremos—, o ir rápido. Quien cruce la línea de meta primero, en mi opinión, asegurará una buena parte del mercado”.
La creación de Humain subraya las ambiciones del príncipe Mohammed bin Salman en el sector, en un momento en que los Estados del Golfo, ricos en energía, compiten por liderar la IA a nivel regional, acelerar la diversificación de sus economías dependientes del petróleo y convertirse en exportadores de datos.
Al igual que los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita ha decidido centrarse en colaborar con empresas tecnológicas estadounidenses, en un intento por tranquilizar a los legisladores de EE.UU. preocupados por la transferencia de tecnología a China, el principal socio comercial de la región.
Tareq Amin señaló que en Humain entienden que sus socios estratégicos aportan mucho más que capital.
“La importancia del ecosistema estadounidense es absolutamente crítica”, añadió. “Si revisas quiénes son nuestros proveedores, verás que fuimos muy cuidadosos con las asociaciones y elecciones que hicimos… no queríamos cometer errores”.
El plan árabe
La primera fase del plan para construir grandes parques de centros de datos comenzará con una planta de 50 MW que usará 18.000 chips de Nvidia, la cual esperan poner en marcha el próximo año. Luego, el plan es expandirse en fases hasta 500 MW, lo que requerirá cerca de 180.000 chips, explicó Amin.
A modo de comparación, el clúster de IA “Colossus” de Elon Musk para xAI fue construido con 100.000 GPUs de Nvidia. En tanto, el primer centro de datos “Stargate” en EE.UU., financiado por OpenAI, SoftBank (Japón) y Oracle, se espera que cuente con 400.000 chips GB200 de Nvidia, los últimos “superchips” diseñados para entrenar y operar sistemas de inteligencia artificial.
Humain también firmó una joint venture por US$10.000 millones con AMD para suministrar 500 MW de capacidad en cinco años, y está invirtiendo US$2.000 millones con Qualcomm para desarrollar centros de datos y capacidades de diseño de chips dentro del reino.
Como parte de este último acuerdo, Qualcomm establecerá un centro de diseño de chipsets en Riad, que contará con 500 ingenieros. Sin embargo, Amin aclaró que Humain no tiene planes de incursionar en la fabricación de chips.
Amin afirmó que Humain iniciará el proceso de adquisición de chips a empresas tecnológicas estadounidenses en los próximos 30 días, y se mostró optimista respecto a que las ventas contarían con el respaldo del gobierno de Trump.
En las últimas semanas, Washington anunció que eliminaría una norma de la era Biden que limitaba la venta de chips de IA a países como Arabia Saudita, aunque anticipó que la reemplazaría por una nueva regulación.
Frente a las preocupaciones sobre privacidad y seguridad en los centros de datos, Amin aseguró que Humain ofrecerá una modalidad de “inventario en tiempo real”, que permitirá a los clientes auditar instantáneamente cómo se utiliza y procesa su información.
Además, dijo que se espera que Riad apruebe una legislación que permitiría que los centros de datos se regulen según las leyes del país de origen de la empresa de IA arrendataria. Sin embargo, no está claro si esto será suficiente para cumplir con normativas estrictas de “soberanía de datos” como las de la Unión Europea, que impiden que información sensible se aloje en servidores extranjeros.
Para atraer centros de datos al reino, Riad está ofreciendo subsidios al precio de la electricidad, que ya se encuentra entre los más bajos del mundo. Humain, por su parte, proporcionará la infraestructura para las asociaciones bajo joint venture.
Este modelo ya se ha aplicado en el caso de Groq, que está construyendo en Arabia Saudita lo que describe como el mayor centro de datos para inferencia del mundo. El proyecto comenzó como una asociación con Aramco Digital, supervisada por Amin, pero probablemente se transferirá a Humain, ya que Riad busca consolidar sus principales activos de IA bajo la nueva entidad.
En febrero, Riad acordó una expansión del proyecto por US$1.500 millones en la Provincia Oriental del país, donde Humain ya obtuvo una concesión de 2,3 millas cuadradas en una ciudad industrial. Según Amin, el lugar podría albergar diez plantas de 200 MW, y Humain planea desarrollar un parque tres veces más grande en la capital.
Estos planes se dan en un contexto en que tanto el gobierno como el Fondo de Inversión Pública (PIF) enfrentan menores ingresos por petróleo y compromisos financieros masivos debido a múltiples megaproyectos en curso.
Sin embargo, la IA es una de las áreas que el reino busca priorizar. Al ser consultado sobre si la baja en los precios del petróleo afectaría los planes de inversión de Humain, Amin respondió:
“La pregunta que debemos hacernos es: ¿puede un país permitirse el lujo de perder esta oportunidad?”