La economía
israelí afianzó su crecimiento con indicadores en el segundo trimestre que han
sorprendido al gobierno y a los economistas, pero con la amenaza de un repunte
de la inflación y una temible burbuja inmobiliaria en el horizonte.
El último
informe de la Oficina Central de Estadísticas de Israel (OCE), organismo
encargado de los indicadores oficiales, el producto interior bruto (PIB)
registró un crecimiento del 4,7% en el segundo trimestre, el segundo de las
economías occidentales detrás de Alemania (9%).
El dato se
suma a un crecimiento en el primer trimestre del 3,6% y cierra a un ritmo de
4,1% anual en los primeros seis meses.
La OCE
subraya que este crecimiento refleja el claro repunte de las exportaciones de
productos y servicios (15,8%), un mayor consumo privado (8,7%), y una mayor
inversión en bienes no perecederos (10,9%) y en el gasto público (2,8%).