Internacional

Las elecciones venezolanas del 7 de octubre caminan rumbo a un final de fotografía

La polarización es tan marcada que, para algunos analistas independientes, ya no está claro cuál de los dos candidatos se impondrá.

Por: El Mundo, Venezuela. | Publicado: Viernes 21 de septiembre de 2012 a las 05:00 hrs.
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Por Omar Lugo, director de El Mundo, especial para RIPE


La campaña electoral para las elecciones presidenciales del próximo 7 de octubre en Venezuela está en su recta final, en un clima de suspenso creciente, mientras aumenta la posibilidad de un final cerrado en torno a dos candidatos y dos modelos políticos y económicos radicalmente confrontados.

Imagen foto_00000002Imagen foto_00000001En estos polarizados comicios, el presidente Hugo Chávez sigue como favorito en casi todas las encuestas, mientras su opositor, Henrique Capriles, viene descontando terreno en el fragor de una campaña en la que ambos lados del país se juegan el todo por el todo.

Este será “el día D” en la lucha entre dos modelos políticos y económicos. Son dos formas antagónicas de ver y medir a la sociedad venezolana y su enorme riqueza en recursos naturales.

La polarización es tan marcada que, para algunos analistas independientes, ya no está osibilidades reales de perder el empleo y el poder absoluto que tiene sobre los venezolanos.

Capriles, un ex diputado, ex alcalde y gobernador, es la cabeza visible de una coalición de partidos de centro, derecha e izquierda, escogido en unas inéditas elecciones primarias en febrero pasado, en un esfuerzo de la reunificada oposición por plantear una pelea real a Chávez.

“En cualquier caso, el escenario numérico se debate entre una situación cerrada o un triunfo holgado del presidente Chávez”, nos comentaba el experto Luis Vicente León, director de la firma Datanálisis, una de las consultoras más prestigiosas del país.

El último estudio de intención de voto de Datanálisis levantado entre el 10 y el 16 de septiembre muestra una brecha de 14,7 puntos porcentuales a favor de Chávez (con 43,8% de intención de voto) sobre 29,1% para Capriles. Pero también había un determinante 23,2% sobre el total de entrevistados de “no respondientes”. Esa cifra incluye un 8,8% de indecisos y un 14,4% que no reveló su preferencia.

Otros estudios, como el de Consultores 21 daban en agosto a Capriles un 48,1% y a Chávez 46,2%. Aparentemente estos datos incluyen a los que efectivamente dijeron que van a votar, y estarían depurados de la influencia de los indecisos y “no respondientes”. “Ese grupo será determinante. Su comportamiento decidirá las elecciones en Venezuela”, afirmó León. Y no es casual que ambos candidatos apunten sus estrategias a conquistarlos. Incluye a personas que se decantarán el día de las elecciones, a quienes ya decidieron por quién votarán, pero que no quieren decirlo, y a los abstencionistas de convicción.

Retos para ambos


Más allá de estas encuestas convertidas en otra arma de propaganda, hay en el público una percepción de que el panorama electoral se está moviendo y no todo se ha dicho. Mientras, ambos candidatos queman cartuchos intentando seducir electores más allá de su territorio natural: el radical Chávez ahora coqueteándole a los ricos y a la clase media, y Capriles intentando mejorar su conexión con los más pobres.

Hace poco, Capriles recorrió las tortuosas calles del barrio Carpintero en Petare, un populoso complejo de “ranchos”, o barriadas populares del este de Caracas, el principal bastión de la oposición y del propio candidato.

El mensaje oficial del chavismo es que todos los pobres están con su modelo “socialista” y que esta vasta mayoría lo prolongará en el poder. Pero un recorrido por sitios como Petare puede contrariar esa tesis.

“La gente quiere un cambio. Viejo es viejo aunque se afeite y la juventud se impone. Capriles es el hombre”, dijo respecto a la confrontación de Chávez -de 58 años, y convaleciente de un cáncer- y su retador, de 40 años y con estampa de maratonista.

Durante este recorrido por la parte más alta de Petare, predominaban los afiches de Chávez colgados de las paredes. Pero también había espacio para los de Capriles. Militantes de ambos bandos discutían civilizadamente, pese a las admoniciones de Chávez, quien pronostica “una guerra civil” impulsada por los pobres en “el supuesto negado” de que pierda las elecciones y su proyecto político sea desmontado.

“Lo que espero es que el 7 de octubre vamos a ganar los chavistas”, nos decía Blanca Bolaños, una líder comunal en una esquina por donde minutos después pasaría Capriles, arropado por un torbellino de seguidores.

Mas “misiones” -una docena de programas sociales que incluyen desde oferta de casas y muebles hasta trabajos temporales y servicios asistenciales- han sido la clave en los últimos triunfos electorales de Chávez y lo serán en estos, aunque algunos estudios revelan que la mayoría no ve como eficientes estos programas.

La candidatura de Capriles ha venido ganando terreno en las últimas semanas, con su estrategia de contacto directo con los electores y de recorridos en auto, motocicletas y a pie por decenas de pueblos y ciudades de todo el país.

Este estilo proselitista contrasta con el escogido por Chávez, que en general se ha limitado a exhibir el poderío de su verbo y su carisma en constantes apariciones por radio y TV, gracias al poder dominante que ejerce sobre los medios públicos y privados del país, a través de sus constantes cadenas obligatorias, en las que emite mensajes sobre obras del gobierno y sus misiones y prédicas a su modelo socialista.

En cualquier caso hasta hoy no hay indicios claros de que alguno de los dos candidatos logrará arrasar en estos comicios, y quien gane querrá consolidar el poder en los meses y años siguientes.

Chávez, que busca completar al menos 20 años de mando absoluto -si su salud se lo permite- se dispondría a consolidar su proyecto estatista. También se dispone a consolidar su llamada Revolución Bolivariana y hacer irreversibles los cambios en el sistema político y económico, con iniciativas que, según sus propias palabras, buscan abolir el capitalismo y hasta las ganancias de las empresas.

Si ganara Capriles, por su parte, el propio Chávez ha dicho que el líder opositor se toparía con una Asamblea Nacional (Congreso) revolucionaria que no permitiría arriesgar los avances del actual modelo. Capriles también tendría que enfrentar el dominio absoluto del chavismo en todo el aparato estatal, lo que incluye desde el Tribunal Supremo de Justicia, hasta las Fuerzas Armadas y milicias de civiles armados.

Cualquiera de los dos tendría que enfrentar una economía con fuertes desequilibrios, con un endeudamiento público que crece vorazmente, la tasa de inflación más alta de América Latina (sobre 20%), y un crecimiento económico que, según proyecciones privadas, caerá hasta en torno al 2% del PIB en 2013, menos de la mitad del 5% previsto para 2012 y lo peor, precios del petróleo en tendencia bajista. El crudo aporta 95 de cada 100 dólares por exportaciones que ingresan a Venezuela.

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