Dinamarca convocó al principal diplomático estadounidense en el país tras reportes de que ciudadanos de EEUU, con supuestos vínculos con el presidente Donald Trump, han estado llevando a cabo operaciones encubiertas de influencia en Groenlandia.
Lars Løkke Rasmussen, ministro de Relaciones Exteriores danés, señaló este miércoles que había “actores extranjeros” intentando influir en el futuro de Groenlandia y que todos esos intentos eran “inaceptables”.
El ministro danés citó a Mark Stroh, encargado de negocios en la embajada de EEUU en Copenhague y actual diplomático de mayor rango en Dinamarca, para una reunión en el ministerio.
Dinamarca se ha visto sacudida por las reiteradas sugerencias de Trump de que EEUU desea tomar control de la vasta isla ártica —parte semiautónoma del reino danés— y por su negativa a descartar el uso de la fuerza para hacerlo.
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El país escandinavo ya había convocado al principal diplomático estadounidense en mayo, tras un reportaje de Wall Street Journal que reveló que se había enviado un mensaje clasificado a agencias de inteligencia de EEUU instándolas a identificar personas en Groenlandia y Dinamarca que apoyaran la ambición de Trump de quedarse con la isla.
El último informe de la radiotelevisión pública DR señaló que las autoridades danesas estaban al tanto de al menos tres ciudadanos estadounidenses con presuntos vínculos con la administración Trump que reunían información en Groenlandia y llevaban a cabo operaciones de influencia.
Rasmussen declaró en entrevistas televisivas que no estaba “sorprendido” por el informe, pero agregó: “Es importante obtener claridad sobre esto para que nuestra gente —tanto en Groenlandia como en Dinamarca— sepa a qué nos estamos enfrentando”.
El Servicio de Seguridad e Inteligencia de Dinamarca (PET) dijo este miércoles que, “especialmente en la situación actual, Groenlandia es objetivo de campañas de influencia de diverso tipo. PET espera que estas campañas tengan como propósito generar una división en la relación entre Dinamarca y Groenlandia”.
"Es Groenlandia la que debe decidir"
Algunos altos funcionarios daneses intentaron restar importancia a la citación de Stroh, afirmando que los tres estadounidenses parecían actuar de manera amateur y que no se había establecido un vínculo con la inteligencia de EEUU.
Sin embargo, políticos daneses reaccionaron con consternación. “Esto significa que toda la miseria en torno a Groenlandia no ha terminado”, declaró el exministro de Relaciones Exteriores Martin Lidegaard a la cadena TV2. Y añadió: “Esto está ejerciendo una fuerte presión sobre nuestra relación con EEUU, y los estadounidenses también deberían saberlo”.
Aaja Chemnitz, parlamentaria groenlandesa en el Folketing danés, afirmó: “Es más que una broma que intenten infiltrarse en la sociedad groenlandesa de esta forma. Es Groenlandia la que debe decidir qué queremos y qué futuro queremos”.
Las acusaciones surgen pocos días después de que la administración Trump afectara a empresas danesas al emitir una orden de suspensión de trabajos en un parque eólico marino casi finalizado, co-propiedad de Ørsted. Esto ocurrió el mismo día en que Rasmussen y el embajador de Dinamarca en EEUU firmaron una alianza con Gavin Newsom, gobernador de California y autoproclamado líder de la resistencia contra Trump. Funcionarios daneses niegan que exista conexión entre ambos hechos.
La embajada de EEUU no respondió de inmediato a las solicitudes de comentarios.
Actualmente, EEUU no cuenta con un embajador en Copenhague, pese a que Trump nombró en diciembre a Ken Howery, cercano a Elon Musk.
En un hecho separado, la primera ministra danesa Mette Frederiksen pidió disculpas el miércoles a miles de mujeres groenlandesas que durante décadas fueron obligadas a recibir dispositivos anticonceptivos. Reconoció que el caso había generado “enojo y dolor” en Groenlandia, además de dañar la percepción sobre Dinamarca. “No podemos cambiar lo ocurrido. Pero sí podemos asumir la responsabilidad. Por eso, en nombre de Dinamarca, quiero decir: lo siento”.
Muchos groenlandeses utilizan este episodio para reforzar su deseo de independencia, aunque las encuestas muestran que los 57 mil habitantes de la isla ártica son reacios a hacerlo de inmediato por temor a perder beneficios económicos.