Internacional
Programa nuclear francés comienza a enfriarse
Por: Equipo DF
Publicado: Viernes 22 de octubre de 2010 a las 05:00 hrs.
Se suponía que sería la vitrina para los 40 años de experiencia nuclear de Francia en uno de los mayores mercados energéticos del mundo. El sitio había sido elegido, el socio asegurado y los políticos estaban convencidos. “No sabíamos lo que estaba pasando”, dijo uno de los ejecutivos de EDF, la empresa estatal que ha invertido tres años y miles de millones de euros planeando y protegiendo su sociedad con el grupo estadounidense. “No nos dijeron que iban a hacer esto”.
La disputa que se desató este mes entre las dos compañías fue un golpe para las grandes ambiciones que el presidente francés Nicolas Sarkozy tiene para la industria nuclear de su país.
Aunque Constellation ha culpado de su decisión a los términos inaceptables de una garantía de préstamo del gobierno de EE.UU., la jugada ha revivido las dudas sobre el futuro del reactor que Sarkozy creía que podría ser el trampolín para las exportaciones francesas.
Desde la elección de 2007, Sarkozy ha promocionado incansablemente la experiencia de su país, comprometiéndose a ayudar a países como Túnez, Argelia y Libia a establecer programas civiles. El objetivo era que ellos podrían recurrir a compañías francesas como Areva, desarrollador del EPR (el reactor Generation III+, conocido antes como European Pressurized Reactor) o EDF para hacer sus sueños realidad.
El EPR, hijo de un proyecto de investigación franco-alemán que buscaba crear una nueva generación de reactores más grandes, más seguros y más limpios, ha sido el arma diplomática y económica de Sarkozy. Al visitar el lugar donde el EPR estaba siendo construido en Flamanville, Normadía, el presidente lo describió como “el más desarrollado de los reactores de tercera generación. Estas grandiosas compañías nacionales no sólo tienen la reputación y la imagen de Francia en sus manos, sino que también el futuro económico e industrial”, agregó.
Pero dos años después, el EPR ha sufrido una serie de golpes devastadores. Los proyectos de EPR en Finlandia, donde se está construyendo el primer reactor de nueva generación, y en Francia, están retrasados en su avance y excedidos en el presupuesto en miles de millones. En diciembre, Francia sufrió un golpe humillante cuando su modelo perdió ante una oferta más económica de Corea del Sur para construir reactores en Abu Dhabi.
Finalmente, el mes pasado, GDF Suez, donde el gobierno francés tiene 35% de participación, retiró el proyecto para construir un segundo EPR en la costa de Normandía, luego de que Sarkozy cediera a la presión de EDF para relegar a su archierrival a un rol financiero.
Impedido de desarrollar un EPR en su país, GDF Suez está pensando en vender reactores rivales, mientras persigue sus ambiciones nucleares en el extranjero. Estos son los modelos de Estados Unidos, Japón, e incluso Corea del Sur, que ya están desafiando el liderazgo alguna vez mantenido por el EPR, y en su minuto, por EDF y Areva.
“Tenemos una capacidad extraordinaria para dispararnos en el pie”, comenta un ejecutivo francés. “En vez de tener una visión de futuro, tenemos un talento para mirar hacia adentro”.
François Roussely, el ex jefe de EDF encargado por el gobierno para revisar la industria nuclear de Francia, dijo en septiembre a los parlamentarios la dura realidad. “Hemos apostado todo en el EPR. Pero, ¿podemos enfrentar al mercado global con un sólo producto?”, preguntó.
Difícil comienzo
Hace cinco años, el EPR tuvo un difícil inicio. Fue el primer reactor de su generación en construirse, un gigante de 1.650 MW capaz de generar suficiente electricidad para más de 1,5 millón de hogares. Hoy, de los reactores de décimosexta generación que están siendo construidos, sólo cuatro son de factura francesa. Al menos dos de éstos, de la planta de Areva en Olkiluoto (Finlandia) y el reactor en Flamanville, de EDF, están pagando el precio por ser prototipos, con costos excedidos, retrasos y desafíos de construcción por la proliferación de medidas de seguridad.
Pero Francia también ha contribuido a generar dudas sobre la tecnología que espera que inicie una nueva era industrial en un país orgulloso de su destreza ingenieril. La interferencia gubernamental y las discusiones entre compañías insignias –EFD, GDF Suez y el grupo Alstom- han dejado a potenciales clientes preguntándose si el “Equipo Francia” podría unirse detrás del complejo desafío de construir reactores.
París quiere dirigir esto definiendo el rol de cada compañía en las propuestas internacionales. Pero la realidad es que Abu Dhabi reveló las limitaciones de la oferta de Francia por ofrecer un solo producto. Las necesidades que están impulsando la reactivación nuclear global han resultado ser muy diferente de las preocupaciones que dieron forma al EPR.
El EPR, que nació de la colaboración entre compañías francesas y alemanas, fue destinado no para exportación, sino que para reemplazar a los dos reactores existentes en los países cuando terminaran sus vidas útiles, cerca de 2018. El reactor presumía de sistemas extra seguros, bajos niveles de consumo de combustible, y menos producción de desperdicios que otros modelos. Concebido tras la explosión de la planta nuclear de Chernobyl, en 1986, y reforzado después de los atentado del 11 de septiembre de 2001 para resistir los ataques suicidas, provocó aplausos internacionales cuando finalmente ganó su primera compra en 2003.
Importancia de emergentes
Sin embargo, la reactivación nuclear no está dirigida por la demanda en lo mercados domésticos, sino que por las exportaciones. Los mercados de energía han sido liberalizados y están apareciendo nuevos clientes que antes eran impensables, como Turquía, Jordania y Egipto.
Roussely teme que haya una posibilidad de que Francia opte por un modelo de reactor más pequeño y menos costoso “El ERP responde las preocupaciones de seguridad. Pero nada dice que todos los potenciales clientes exigirán los mismo refuerzos, que son el origen de los gastos extra y las demoras”.
La única respuesta, cree, es que Francia aumente su portafolio de reactores. Areva, con su socio japonés Mitsubishi Heavy Industries, está desarrollando el Atmea de 1.100 MW, que ha llamado el interés de Jordania. Pero pasarán años antes de que pueda construirlo. Como una versión de menor escala del EPR, también se arriesga a ser complejo y costoso.