Por Constanza Morales H.
El relajamiento de lo controles cambiarios, que llevó al peso argentino a registrar una devaluación de 15,9% entre el miércoles y el viernes es un paso positivo, pero no suficiente para que la economía vuelva al camino correcto. Eso piensan los analistas de JPMorgan, Bank of America y Jefferies, quienes advirtieron en informes publicados a fines de la semana pasada que la situación seguirá deteriorándose si es que las autoridades no anuncian medidas complementarias.
Los expertos estiman que si no se implementan nuevas acciones en el ámbito fiscal y monetario, la inflación seguirá disparándose y la actividad económica continuará su tendencia de enfriamiento. En el peor de los casos, Argentina vivirá una estanflación.
Vladimir Werning, director ejecutivo de JPMorgan, aseguró que "el problema radica en el hecho que (en estos momentos) Argentina está "mordiendo la bala", pero sin una serie completa de dientes".
El analista explicó que la devaluación no es un seguro contra una mayor pérdida de reservas. "Es poco probable que la actual devaluación estabilice la demanda de dinero y, por lo tanto, no contribuirá a las expectativas de una necesaria estabilización en las reservas de Argentina en el futuro previsible".
Werning sostuvo que al no venir acompañada de un aumento consistente en las tasas de interés, la medida genera más inestabilidad. "Dado esto, uno puede interpretar que las autoridades continúan apuntando a los síntomas de alta inflación/inestabilidad y al mismo tiempo no abordan sus causas", afirmó.
Por su parte, Marcos Buscaglia, economista para la región de Bank of America Merrill Lynch (BofA), acotó que para revertir la complicada situación de la economía se necesitan nuevas políticas fiscal, monetaria y de ingresos, pero "es poco probable que el gobierno establezca un programa integral".
El experto cree que la devaluación no será suficiente para consolidar las expectativas, recortar la demanda de dólares y estabilizar las reservas internacionales.
Posible estanflación
Siobhan Morden, jefa de estrategia para América Latina de Jefferies, manifestó que el equipo económico del gobierno "no ha mostrado la determinación política para reconocer el punto decisivo del problema de estímulo fiscal/monetario excesivo y adoptar una terapia de shock para reequilibrar la mezcla de política".
Según la economista, las autoridades deberían dar una respuesta para reducir el shock por el lado de la oferta ahora que no hay un ancla en contra de la inflación. Morden anticipó que la caída del peso debería provocar un impacto inflacionario que va a pesar aún más sobre la economía.
Una visión similar tiene Enrique Szewach. En conversación con DF, el presidente de la calificadora de riesgo transandina Evaluadora Latinoamericana expresó que la depreciación hará subir los precios o generará una contracción en el crecimiento. De acuerdo a Szewach, el efecto será "más recesión, más inflación, o recesión con inflación".
Buscaglia de BofA calcula que la inflación podría superar el 40%.
Si bien el alza en los precios podría disminuir las importaciones, la experta de Jefferies destacó que "la estanflación no resolvería la huida de capital que perpetuaría un déficit en la balanza de pagos aún considerable de entre
US$ 10 mil millones y US$ 13 mil millones".
¿Más devaluación?
Al preguntarles sobre cuál va a ser la trayectoria que seguirá el tipo de cambio, los economistas no se atreven a proyectar su evolución.
Ignacio Labaqui, analista senior de Medley Global Advisors, aseveró a DF que "si la devaluación y el levantamiento del cepo cambiario son parte de un plan que involucre un paquete de medidas fiscales y monetarias que permita coordinar las expectativas de los agentes económicos, entonces la depreciación no debería ser mucho más" que la vista la semana pasada.
Sin embargo, Labaqui agregó que esta no parece ser la realidad. "Se está transmitiendo la idea que el gobierno no es capaz de coordinar las expectativas, sino más bien que está persiguiendo desde atrás. En ese contexto, es muy difícil prever qué va a ocurrir".
Esa también es la postura de Szewach, quien expuso que "el punto acá es que hay un desequilibrio fiscal que el gobierno financia emitiendo pesos a través del banco central".
El economista argumentó que "mientras no haya un programa fiscal que permita que el banco central deje de emitir pesos al ritmo que lo está haciendo actualmente, esto no tiene techo y el número para el tipo de cambio puede ser cualquiera".
El ejecutivo de Evaluadora Latinoamericana pronosticó que la situación empeorará en el futuro, ya que el gobierno "no tiene ninguna intención de arreglar el tema fiscal".
Walter Molano, socio gerente y jefe de investigación de BCP Securities, fue el único que se mostró conforme con un tipo de cambio de equilibrio en 8 pesos por dólar. Esto siempre y cuando la devaluación sea respaldada por otras medidas, como resolver la situación de los holdouts y del Club de París.