Los técnicos de la UE, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Central Europeo (BCE) celebraron hoy sus primeras reuniones de trabajo de cara al rescate financiero de Portugal en un ambiente de inagotable convulsión política.
La nueva polémica que envolvió hoy a los dos grandes partidos del país, enzarzados de nuevo en una disputa sobre los orígenes de la actual crisis lusa, no logró, sin embargo, restar protagonismo a la presencia de la troika de expertos internacionales, perseguidos por las cámaras y los micrófonos de la prensa lusa.
Aunque trascendió poco de su jornada de trabajo, la primera visita de los organismos que deben salvar a Portugal de la bancarrota fue recibida por varias pintadas en el centro de Lisboa contra la "intervención" del FMI, que acude en ayuda de este país por tercera vez en sus tres décadas de democracia.
El equipo técnico se reunió con responsables de alto nivel de la Administración socialista, que está en funciones desde que el pasado 23 de marzo dimitió el primer ministro, José Sócrates, por el rechazo a su último plan de ajuste económico.
Esta primera misión internacional pretende recabar información sobre las cuentas lusas para valorar las necesidades financieras de Portugal, que se calculan en unos US$ 115.609 millones para los próximos tres años.
La visita de los técnicos coincide con un nuevo episodio de la fractura entre el gobernante Partido Socialista (PS) y el centro-derechista Partido Social Demócrata (PSD), la principal fuerza de la oposición.
El líder parlamentario del PS, Francisco Assis, acusó al presidente del PSD, Pedro Passos Coelho, de esconder la propuesta de negociación que le hizo el Ejecutivo socialista para intentar aprobar su último plan de ajuste, cuyo rechazo parlamentario, además de tumbar al Gobierno, obligó a Portugal a pedir el rescate.
Passos Coelho, que se había quejado de que el Gobierno no le tuvo en cuenta antes de negociar con Bruselas su rechazado plan económico, confirmó que efectivamente se reunió con Sócrates el pasado 10 de marzo, un día antes de la presentación del programa, pero negó que hubiera una negociación.