Por Isabel Ramos Jeldres
Las autoridades de la Unión Europea están aumentando la presión sobre Grecia para acelerar los planes de ajuste, mientras en Canadá y Japón los gobiernos advierten sobre los riesgos del default helénico para la economía global.
Los ministros de Finanzas del bloque dieron ayer dos semanas de plazo a Grecia para aprobar medidas de austeridad más severas, a cambio del quinto tramo del rescate de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional que estaba planificado para fines de julio, y por una suma de 12 mil millones de euros
(US$ 17.100 millones).
Luego de dos días de reuniones, los ministros dijeron que el gobierno griego tiene hasta el 3 de julio para aprobar un nuevo paquete de recorte de gastos, alzas de impuestos y privatizaciones, ya que en esa fecha se celebrará una reunión extraordinaria para analizar los avances de las autoridades helénicas.
El ultimatum llegó un día antes de que el primer ministro George Papandreou enfrente un voto de confianza clave en el Parlamento, del cual depende su continuidad en el cargo. El primer ministro tiene 155 escaños de los 300 asientos del Congreso. Papandreou dijo ayer que había sostenido una discusión “muy constructiva”, tras reunirse con el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy. El funcionario europeo, por su parte, aseguró que había “subrayado la necesidad de Grecia de hacer mayores esfuerzos para enfrentar los desafíos actuales”.
“La aprobación del parlamento es absolutamente esencial y tendrá que llegar a tiempo para que podamos tomar una decisión el 3 de julio”, dijo Jean-Claude Juncker, quien preside el Eurogrupo, compuesto por los ministros de Finanzas de los 17 miembros de la zona euro.
“Está claro que la deuda (griega) es sostenible, pero la deuda sólo se mantendrá sostenible si Grecia cumple todos los compromisos que acordó con la troika”, acotó, en referencia a la Unión Europea, el FMI y el Banco Central Europeo.
El Fondo, que contribuye con un tercio del dinero del rescate de Grecia, Irlanda y Portugal, regañó a los líderes europeos por fracasar en tomar “un enfoque cohesivo y cooperativo” a una crisis que arriesga desencadenar “enormes efectos de contagio globales”.
Presión internacional
Canadá y Japón aumentaron las presiones sobre Europa para resolver rápidamente la crisis de deuda griega. El país norteamericano advirtió que el fracaso en hacerlo podría dañar la relativamente sana banca canadiense, mientras que Japón teme por sus exportaciones.
El ministro de Finanzas canadiense, Jim Flaherty, dijo que los ministros de Finanzas y los banqueros centrales del Grupo de las Siete economías avanzadas discutieron estas preocupaciones por la noche, y sugirieron que podría haber nuevas negociaciones del G7.
“Hay un peligro real de contagio que emana de la situación en Europa, y sabemos que un retraso causa más dificultades, hace que la situación sea más cara y al final crea mayor conflicto”, dijo Flaherty en Toronto.
Los bancos canadienses, catalogados por el Foro Económico Mundial como los más sólidos, tienen una exposición relativamente menor a la deuda periférica europea, pero Flaherty le recordó a los canadienses que el país no había sido inmune a la crisis financiera global.
El ministro de Economía de Japón, Kaoru Yosano, alertó que los problemas europeos son una fuente de incertidumbre para sus exportaciones, justo cuando las empresas niponas esperan retomar la producción tras el terremoto del 11 de marzo.
Grecia necesita cubrir cerca de 4 mil millones de bonos que maduran entre el 15 de julio y el 22 de julio, y enfrenta el pago de 3 mil millones en cupones durante el mes, según cálculos de Bloomberg.