La reforma del Banco Central de Argentina agita el fantasma del espejo venezolano
Hay dudas sobre lo que hará el gobierno ante la opción de contar con recursos del ente emisor.
Por: El Cronista, Argentina.
Publicado: Lunes 26 de marzo de 2012 a las 05:00 hrs.
La reforma del Banco Central de la República Argentina (BCRA), que ya es ley, contiene ribetes particulares que la distinguen de la mayoría de sus pares de la región e, incluso, a nivel mundial.
Desde un punto de vista programático, no son muchos los estados que incluyan en la carta orgánica de sus entidades monetarias más de un objetivo estratégico, que en la mayoría de los casos apunta a mantener la estabilidad de los precios internos de la economía.
El proyecto aprobado en el Senado inaugura un “triple mandato”, dado que, a la meta de preservar el valor de la moneda, incorpora la búsqueda de la estabilidad financiera y el desarrollo económico con equidad social.
“Si bien en el resto del mundo los bancos centrales también se preocupan por impulsar el nivel de actividad, lo curioso del caso argentino es que en los últimos seis años, el BCRA no pudo cumplir con su objetivo de estabilidad de precios, con lo cual pedirle funciones adicionales es similar a poner el carro adelante del caballo”, advierte Nicolás Bridger, economista de Prefinex.
En el concierto internacional, las grandes referencias son la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central Europeo. El primero explica su campo de acción en base a dos grandes ejes: la lucha contra la inflación y la defensa del empleo. El segundo, en cambio, se abocó históricamente al cuidado de la moneda y se negó a intervenir en el devenir de la economía. Esa línea de conducta empezó a resquebrajarse en los albores de la actual crisis de la Eurozona y en diciembre inauguró un nuevo rumbo con el lanzamiento de una línea de liquidez para descomprimir la situación de los países periféricos de la UE, explica Marina del Pogetto, de Bein & Asociados.
En el terreno regional, la referencia obligada es Brasil, la mayor economía de la zona y el principal socio comercial de Argentina. Hacia ese destino parten un tercio de las exportaciones argentinas.
El gigante del Mercosur se caracterizó desde 2003 por aplicar una política de firme defensa de las metas inflacionarias. Mantuvo, por lo general, altas tasas de interés -ubicadas en torno al doble del índice de aumento de precios- a fin de resguardar el valor de su moneda, el real.
La ley aprobada por el Congreso argentino otorga al directorio de la autoridad monetaria mayor discrecionalidad y nuevas facultades para regular el crédito. No contempla la anulación total de la Ley de Convertibilidad, sino el cambio de los artículos que permitan determinar a los técnicos de la entidad el “nivel óptimo de reservas”.
La eliminación de la cláusula que obligaba a respaldar la base monetaria del país con depósitos del Banco Central -uno de los resabios del marco normativo encarado por el menemismo a principios de los ‘90- habilitará a financiar al Tesoro Nacional y a afrontar compromisos de deuda externa con reservas.
“Las reservas funcionan, en la práctica, como un seguro de vida para cancelar en última instancia las deudas del Estado, por lo que no es aconsejable utilizarlas a no ser que no exista otra opción”, apunta Fausto Spotorno, director de Ferreres & Asociados.
“El problema se acentúa si el BCRA se transforma, además, en una herramienta para financiar el gasto corriente del Estado, apalancando el crédito a la obra pública”, completa Gustavo Rossi, socio de la consultora que encabeza el fugaz ex ministro de Economía Martín Lousteau.
Para Del Pogetto, esa situación no es nueva: en los últimos dos años, el gobierno cubrió un 90% de sus necesidades financieras a través de adelantos, utilidades y préstamos del BCRA.
“En 2010, logró reponer los dólares a través de las divisas de la Cuenta Corriente, pero el año pasado no pudo corregir el desfasaje y las reservas empezaron a caer”, indica.
No es fácil encontrar en el panorama regional antecedentes de países que hayan decidido cancelar vencimientos de deuda con reservas. “Ni representantes de la hetedoroxia económica como la India ni otros más tradicionales han seguido esa dirección”, señala Martín Redrado, ex presidente de la autoridad monetaria, que renunció a su cargo en enero de 2010, tras un fuerte enfrentamiento con la presidenta Cristina Kirchner por negarse a liberar reservas de libre disponibilidad para el pago de títulos públicos.
La experiencia de Chávez
Quizás sólo Venezuela, entre los países de América, haya trazado una ruta similar a Argentina. Hasta 2005, el banco central caribeño procuraba, únicamente, la estabilidad de la moneda y el funcionamiento del sistema de pagos. Pero ese año, el gobierno de Hugo Chávez modificó de facto ese esquema: fijó un parámetro “óptimo” de reservas e instituyó que cuando se supere esa línea las divisas se transfieran al Fondo Nacional de Desarrollo, con vistas a cancelar compromisos de deuda pública y financiar gastos de infraestructura y educación, entre otros.
“En 2008 se permitió, a su vez, que las reservas financiaran el desarrollo productivo. Hoy, el techo de las depósitos, fijado arbitrariamente por el directorio, es de
US$ 28.000 millones”, cuestiona José Guerra, ex presidente de la entidad monetaria venezolana. Hasta 2005 -añade- las reservas registraban una curva ascendente: sobrepasaban los
US$ 40.000 millones y la inflación no superaba el 12%.
“El año pasado, en cambio, la inflación fue de 27% y al haber pocos dólares en el sistema, existe una presión devaluacionista, mientras que el gobierno mantiene un alto nivel de emisión”, critica Guerra.
En Argentina, el ritmo de impresión monetaria se aceleró el último año. “Con ese mar de fondo y con divisas escasas en el mercado, recurrir a las reservas para financiar gastos del Tesoro es un problema porque la única forma de conseguir pesos es elevando la emisión”, analiza el economista.
En 2012, los vencimientos de la deuda externa argentina sumarán alrededor de US$ 5.500 millones. En agosto, el gobierno deberá cancelar cerca de
US$ 2.200 millones correspondientes a bonos Boden 2012 y en diciembre tendrá que pagar US$ 3.500 millones por el vencimiento del cupón atado al crecimiento del PIB.
El gobierno deberá afrontar esos compromisos en un escenario signado por la aplicación de controles a la importación y al tipo de cambio para generar superávit comercial a fin de cuidar los dólares.
Para Dante Sica, de la consultora Abeceb, es importante que el Estado disponga de instrumentos flexibles en materia monetaria para “enfrentar coyunturas que tienden a ser volátiles y están expuestas a necesidades macroeconómicas”. Sin embargo, el riesgo consiste en que “el gobierno no pierda la credibilidad del sistema financiero”.
En esa misma línea, será clave conocer cuánto antes el mecanismo que utilizará el Directorio del BCRA para determinar el nivel óptimo de las reservas.
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