El dólar partió a la baja esta primera semana de agosto, mientras las súbitas y contundentes señales de debilidad del empleo en Estados Unidos siguen presionando a la divisa en todo el mundo, ya que facilitan el esperado regreso de la Reserva Federal a una política expansiva.
La paridad local retrocedió $ 3,07 a $ 966,73 al cierre de este lunes. Eso sí, fue una caída más tenue que la vista en los primeros negocios de la sesión, donde el dólar tocó un piso de $ 961 en las pantallas de Bloomberg.
En las últimas sesiones, el dólar-peso no ha caído tan fuerte como la divisa a nivel global, observó el analista jefe de Admirals, Felipe Sepúlveda. "Está asociado a la fecha: fin de julio y principio de agosto, con vencimientos de contratos y coberturas. Más adelante debería normalizarse la demanda en la misma dirección que ha tomado el dólar internacional", anticipó.
Además, al cierre del jueves había una posición extranjera de US$ 5.500 millones netos contra el peso chileno en compraventas a plazo, puesto que la baja de tasas del Banco Central lo ha dejado más vulnerable a operaciones de carry trade. Eso sí, esto fue justo antes del terremoto causado por las cifras de empleo revisadas a la baja en EEUU y el golpe que estas dieron al dólar global.
Sepúlveda de todas formas no ve al dólar-peso perdiendo los $ 930 de aquí a fin de año. "Hay una barrera sicológica que hace preguntarse si vale la pena desprenderse de dólares, con todo lo que viene para adelante: elecciones presidenciales en Chile, y en el plano internacional, lo que decida Trump sobre los aranceles. Eso deja grados de incertidumbre que obligan a tener siempre un poco más de dólares", explicó.
Repercusión laboral
El dollar index siguió cayendo este lunes, y marcaba un retroceso de 0,4% hasta los 98,8 puntos al momento del cierre del mercado local, mientras todas las principales monedas de América Latina se fortalecían en mayor grado que el peso chileno. Los precios del cobre subieron alrededor de 0,6%, y los rendimientos del Tesoro se estabilizaron tras su desplome del viernes.
Los operadores están descontando más de 90% de probabilidad de que la Reserva Federal baje la tasa en su próxima reunión, en septiembre. También dan por hecho un recorte adicional, y más de 40% de chance de que los recortes por venir este año sumen 75 puntos base, según la trayectoria de tasas implícita en los precios de futuros y swaps.
"Ahora nos encontramos de repente en una situación en la que necesitamos datos para impedir que la Fed recorte las tasas, en lugar de necesitar datos para respaldar un recorte", escribió el jefe de estudios para la región EMEA y activos internacionales en MUFG, Derek Halpenny.
Mañana martes se publicará en EEUU la encuesta ISM de servicios, también considerada un insumo importante para anticiparse a la política monetaria de la Fed, dado que es un sector preponderante en la primera economía del mundo.
"Una consecuencia de los datos del viernes es la posibilidad de que la reacción del mercado de divisas ante la evolución de los aranceles comerciales vuelva a ser negativa para el dólar. La divisa había comenzado a fortalecerse en respuesta a la incertidumbre sobre los aranceles comerciales, ya que los inversionistas se mostraban menos temerosos del impacto económico, dado que antes del viernes había pocas pruebas de implicancias económicas negativas", analizó Halpenny.
El mercado está atento al nombramiento de la persona para suceder a Adriana Kugler en la junta de gobernadores de la Fed, tras su renuncia informada la semana pasada. El presidente Trump será encargado de llenar la vacante, y por ende se prevé que esta persona sea partidaria de adoptar ahora mismo una política expansiva. Además, podría ser elevada a la sucesión de Jerome Powell en la presidencia del organismo.