Aunque considera que es necesario salir en ayuda de los mercados cuando la situación se complica, el director ejecutivo de
Blackrock Latinoamérica, Axel Christensen, desestima que la decisión de los seis principales bancos centrales del mundo, de inyectar liquidez al sistema financiero mundial, tenga efectos en el largo plazo.
“Si esto fuese como un hombre enfermo y Europa es el hombre enfermo, lo que acabamos de ver es a los bancos centrales entregando un flujo de sangre. Esto va a permitir que la situación muy álgida que se estaba viendo se pueda resolver, pero el daño en el órgano, es decir, el problema en el largo plazo que no es tanto la liquidez sino la solvencia, se tiene que resolver con medidas que escapan de los bancos centrales, con políticas y planes de austeridad que busquen integridad o unión fiscal dentro de Europa”, explica.
Por lo mismo destaca que es importante no distraerse y pensar que ésta es la solución permanente a los problemas. “Esto nos permite extender la aspirina, hacer frente al dolor que nos está aquejando, pero la solución de fondo, el tratamiento, el fármaco que en verdad se tendrá que seguir administrando, aunque sea doloroso decirlo, son ese tipo de medidas (políticas). Hoy día (ayer) es fantástico lo que está pasando y es realmente un paso en lograr las confianzas que se estaban perdiendo, pero tiene que estar acompañado con medidas de largo plazo”, acota.
Respecto de los bancos que están participando de la inyección de liquidez, si bien prácticamente todos son de países que están aproblemados, Christensen destaca que son los que tienen las mayores espaldas financieras y que por eso se entiende que sean ellos los que tomen la iniciativa. “La Fed es la mayor entidad emisora del mundo, el Banco de Japón es una institución muy grande respecto de la emisión. Son aquellos países y bancos centrales que tienen una gran capacidad de influir”, sentencia.