Si bien al proyecto de reforma tributaria le falta algo de camino por recorrer antes de transformarse en ley -hoy será votado en general en la Sala del Senado-, es difícil que el cambio en el sistema fiscal que surgió tras el acuerdo entre el gobierno y los parlamentarios la semana pasada sea modificado nuevamente.
De esta forma, las compañías deberán elegir entre la propuesta original con un impuesto sobre ingresos acumulados (renta atribuida) con una tasa de impuesto a sociedades de 25% y en el cual el 100% del impuesto a sociedades puede ser usado como crédito; y, un sistema parcialmente integrado, donde los impuestos son sobre los dividendos, la tasa es del 27% y solo el 65% del impuesto puede ser usado como crédito.
En este escenario, Credicorp Capital actualizó sus pronósticos de ganancias para todas las empresas bajo cobertura, llegando a la conclusión de que en comparación con la propuesta original, el nuevo régimen propuesto llevará a una caída adicional de 0,8% promedio en la generación neta de ingresos de largo plazo.
En la misma línea, estima que ese impacto podría reducir el universo de valorización en un 1% estimado, comparado con la propuesta original.
“Creemos que las empresas con altos ratios de pago probablemente elijan la tributación sobre base devengada, mientras que las compañías con bajas relaciones de pago optarán por pagar impuestos sobre las ganancias distribuidas”, indicó Credicorp, agregando que ve como un “punto de equilibrio” un ratio de pago de 46%.
“De cara al futuro, no debe haber ninguna duda de que las tasas de impuestos relevantes para valoración de empresas serán 25% ó 27%, dependiendo del sistema que una empresa elige. Esto explica parte de la reacción positiva que vimos en el mercado la última semana”, expuso la entidad.
Las más afectadas
Bajo estos supuestos, las compañías que protagonizarían la mayor caída en sus ganancias de largo plazo serían Copec y Cruz Blanca, con una baja de 3%, mientras que los ingresos de Colbún disminuirían en 2,9% y los de Besalco y Salfacorp se reducirían en un 2,8%.
Con todo, explica que es importante tener en cuenta que bajo la nueva propuesta los incentivos para el ahorro de las compañías permanecen sin cambios, lo que reduce el negativo efecto en la inversión que implicaba la reforma original. “Como consecuencia, se puede esperar un mayor crecimiento de los beneficios empresariales en el largo plazo, a diferencia de la mayor proporción de pago de dividendos que esperábamos con la propuesta original”, planteó.
Finalmente, la firma precisó que hay algunas preguntas que permanecen presentes, principalmente respecto a dos temas: quién definirá cuál plan impositivo será usado, si será la compañía, los directores o los accionistas. Segundo, y en su opinión el asunto más importante, tiene que ver con cómo se emigrará de un régimen a otro, “considerando que entre otras cosas, las compañías pueden cambiar su política de dividendos ocasionalmente”.