La caída del fondo E en las últimas semanas no dejó indiferente al Banco Central y fue uno de los puntos que tocó en su Informe de Estabilidad Financiera (IEF) correspondiente al segundo semestre.
El ente emisor indicó que desde el reporte anterior -hecho en junio- los fondos de pensiones han invertido US$ 4 mil millones en bonos soberanos locales y US$ 3 mil millones en papeles de bancos locales. Con ello, el posicionamiento en renta fija de los dineros de las pensiones es el máximo desde 2008, lo que corresponde a 51% del total del portfolio.
Para la entidad dirigida por Mario Marcel, estos movimientos “han sido un reflejo de la masiva respuesta de los afiliados a los llamados a cambiarse hacia fondos más conservadores”, totalizando en cerca de US$ 11 mil millones lo que ha ingresado al fondo E en lo que va del año. El Central indica que la mayor participación de las AFP en los bonos locales “exacerbaría” las pérdidas de valor de fondos de renta fija ante alzas en las tasas de interés de largo plazo.
No fue lo único contingente que tocó el ente emisor en su informe. Destacó que los fondos de inversión privada regulados por la SVS han tenido un crecimiento promedio anual de 15% en los últimos 10 años, pero detalló que a raíz de lo de Aurus, los principales desafíos que enfrenta esta industria es la apropiada valorización de sus activos.
En este sentido, comentó que lo de Aurus -pese a que fueron bajos los montos comprometidos- dejaron en evidencia lo importante de avanzar hacia mejores prácticas de información, transparencia y control de la valorización en esta industria, toda vez que gran parte de los activos que administran no tienen un precio derivado directamente de mercados financieros.
“Esto último se torna especialmente importante en un escenario donde los fondos de pensiones aumenten su exposición a activos alternativos”, sostuvo.
Nuevo regulador de mercado y bancos
En términos regulatorios, el Central no dejó escapar la oportunidad para referirse al proyecto recientemente aprobado por el Congreso que crea Comisión para el Mercado Financiero (CMF), señalando que en el caso que además sea la entidad regulatoria para el sistema bancario -como lo tiene considerado Hacienda- el país podría beneficiarse de tener un supervisor “con una visión sistémica”. Eso sí, la entidad precisó que es importante buscar la forma de resolver el potencial conflicto que pueda existir entre solvencia y conducta de mercado que a juicio del Central es “una de las principales dificultades que encuentran este tipo de supervisores”.
Además consideró que esto traerá consigo importantes desafíos como en temas jurídicos, “al tener que redactar una Ley de Bancos que sea armónica con el resto del marco de regulación financiera; la interacción con el CEF, el BCCh y otras entidades con potestades para regular aspectos del sector financiero. A esto se añaden los problemas organizacionales inherentes de unir dos entidades que hasta ahora han trabajado de manera independiente”.
Mientras que respecto a la ley que autoriza la emisión y operación de medios de pago con provisión de fondo por entidades no bancarias, el Central destacó que la medida busca promover y masificar los pagos electrónicos y una mayor inclusión financiera, junto con aumentar la competencia de los medios de pago.
“Desde la perspectiva del BCCh, este nuevo marco legal contiene elementos que pueden aportar al logro de esos objetivos, con resguardos apropiados para la fe pública. Estos elementos se tendrán en cuenta en la elaboración de las normas que le corresponden al Banco Central, así como también evitar espacios de arbitraje regulatorio”, comentó.
posible deterioro en la capacidad de pago de empresas
En el IEF, el Banco Central sostuvo que el endeudamiento de las empresas disminuyó durante el año, pero de todas formas se mantiene alto para los parámetros históricos.
Durante el tercer trimestre, la deuda tuvo un crecimiento negativo gracias a la disminución de su componente externo y la ralentización de las fuentes locales. Mientras que la deuda local en moneda extranjera se mantuvo en torno al 9% de las acreencias totales.
"Así, la deuda total de las empresas no bancarias alcanzó el 119% del PIB", sostuvo.
Además, destacó que la rentabilidad de las firmas nacionales se redujo nuevamente durante el año pasado, llegando con ello a su nivel más bajo de los últimos seis años. Pero fue más allá, ya que anticipó que los números de este año mostrarían un nuevo descenso, por lo que se podría ver un deterioro en los pagos.
"La menor rentabilidad observada en el 2015 está en línea con el bajo dinamismo de la actividad económica, por lo que es esperable que la información al 2016 muestre un nuevo ajuste a la baja en este indicador. Lo anterior podría conllevar un deterioro en la capacidad de pago de las firmas", indicó el documento.
"Hasta ahora, la morosidad de los créditos comerciales bancarios no ha aumentado, pero otros indicadores de la calidad de esta cartera dan cuenta de algún grado de deterioro", añadió el IEF.