La inestabilidad del precio del petróleo en los últimos días ha logrado confundir a muchos inversionistas. Y es que este mercado ha debido conjugar dos fuerzas que parecen ser opuestas: por un lado, las señales macroeconómicas, que sugieren un debilitamiento del crecimiento mundial y, por otro, una firme dinámica entre oferta y demanda, que sugiere precios superiores. El resultado ha sido el de variaciones en un rango de casi siete dólares en sólo una semana.
Para los analistas de Goldman Sachs, los niveles actuales del precio del petróleo “continúan sin demostrar señales de una recesión”. Esto, debido a que durante las últimas tres semanas la demanda de petróleo en EEUU ha alcanzado su mayor nivel para esta altura del año desde antes de la crisis financiera de 2008.
En dicho período, la demanda promedio de EEUU -el mayor consumidor del crudo en el mundo- alcanzó los 19.800 millones de barriles por día. Un nivel ajeno a los síntomas de recesión que demostró la encuesta de negocios de la Reserva Federal de Filadelfia el jueves pasado y que provocó una caída en el precio de 5,87% ese día.
Goldman Sachs desestimó los resultados de ese sondeo, debido a que en el mes de julio la producción industrial de EEUU subió un 0,9% mes-a-mes, por sobre las expectativas del mercado.