El oro sigue
subiendo en los mercados y, de la mano
del dólar, se confirma como el activo de refugio por excelencia en medio de la
incertidumbre financiera mundial.
Desde UBS
preveían hace apenas dos semanas que el oro rompería a corto plazo, en cuestión
de un mes, la barrera de los US$ 1.300 la onza. Por entonces su cotización
bordeaba máximos sobre los US$ 1.260. La jornada de hoy depara un nuevo récord,
por encima ya de los US$ 1.300.
El oro
cuenta con el estímulo del tropiezo que sufre el dólar, la divisa que
monopoliza el mercado de commodities, y que se está viendo desinflada esta
semana a raíz de la decisión del martes de la Reserva Federal de no introducir,
aún, ninguna medida adicional de apoyo a los mercados. El euro escala por
encima de los 1,34 dólares, en máximos desde abril.
Los récords
del oro coinciden también con las alertas que vuelven a reactivarse sobre la
deuda periférica. La mayor aversión al riesgo amplía la brecha de los países
periféricos, y sitúa el diferencial de rentabilidad de los bonos a diez años de
Portugal y de Irlanda en nuevos máximos, en 430 y 449 puntos básicos,
respectivamente.