Después de 17 años como primer ministro luxemburgués, Jean Claude Juncker es en estos momentos la memoria histórica de la construcción europea. Nunca se deja atemorizar cuando estima que sus propuestas son las idóneas, aunque eso es algo que ha molestado a los grandes de la Unión Europea.
En un momento en el que todas las miradas se posan sobre el déficit español, la autoridad defiende las decisiones adoptadas por el gobierno de Rajoy. Está en su cuarto mandato como presidente del Eurogrupo y no cree que le vayan a reelegir por quinta vez. Aunque aquí no se acaba su carrera política.
- La eurozona se encuentra en el centro de todos los debates a nivel mundial, ¿cuál es su situación real?
- Ahora estamos sacando las conclusiones de la crisis. No hay que cambiar de actitud de una semana a otra. Esto nos ha permitido que en el último Eurogrupo hayamos adoptado el segundo plan de salvamento griego, que estará sometido a un plan de vigilancia muy estricto. Muchos estiman que la consolidación fiscal, por necesaria que sea, no puede ser la única política para ayudar a Grecia y a los países con déficit excesivo, y que es necesaria una verdadera estrategia europea de crecimiento. Es otra lección que hemos aprendido de la crisis.
- ¿Algún país de la eurozona podrá un día salir de ella?
- Sinceramente, no lo creo y, además, no lo deseo. Puede ser que parezca en algún momento que ésa es la solución más adecuada, pero creo que sería una verdadera aventura. Somos la única unión monetaria del mundo y hacer salir a un país nos llevaría hacia consecuencias que no podemos controlar. No sabemos lo que va a pasar después de ese acontecimiento. Para asegurar la estabilidad de la eurozona no hay que lanzarse en aventuras incontrolables.
- ¿No es un poco sorprendente que la Comisión Europea no haya sido capaz, desde 1981, de haber detectado los graves problemas de buen gobierno de Grecia?
- Es una pregunta justa, pero a la que es difícil dar una respuesta. No comparto que se atribuya sólo a la Comisión esa responsabilidad. Es una responsabilidad compartida con los ministros del Ecofin. Los ministros de Finanzas rechazaron hace años la posibilidad de que la Comisión analizara en detalle las cifras sobre la Contabilidad Nacional, que aportaban los Estados miembros. Y yo estaba entre los ministros de Finanzas que, en ese momento, rechazaron esa posibilidad. Fue un error también por mi parte. Es la prueba de que a veces más Europa ofrece mejores resultados.
- En este momento muchas voces piden que se ponga un freno a la consolidación presupuestaria y que se adopten políticas de apoyo al crecimiento. ¿Es esto posible?
- La consolidación presupuestaria por sí sola no va a conducir a los países a una situación de desequilibrio o a una situación de virtud. La consolidación presupuestaria es necesaria y no hay otra solución. No se absorbe la deuda pública añadiendo más deuda pública, ni se colma un déficit añadiendo más déficit. Por lo que la consolidación fiscal es muy necesaria. Pero, almismo tiempo, es insuficiente. Hace falta una estrategia de crecimiento para Grecia y para los países que se encuentran en esa situación de dificultad. Esa política de crecimiento debe tener dos orígenes: las reformas estructurales y las políticas de impulso al crecimiento, por ejemplo con la canalización más rápida de fondos estructurales. Las dos políticas no chocan, pues no se puede esperar mejor futuro para esos países mientras no pongan en orden sus finanzas públicas.
- El candidato socialista a la Presidencia de Francia, FrançoisHollande, anunció que si gana exigirá una renegociación del pacto presupuestario, que obliga a los Estados a incluir en su Constitución el equilibriopresupuestario. ¿Piensa usted que eso será posible?
- No conozco el detalle de la propuesta de señor Hollande, pero no me parece que los países que lo han firmado -y algunos incluso han ratificado- lo vayan a aceptar. No me parece una hipótesis de trabajo válida.
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