Columnistas

La jabonosa productividad

José Miguel Benavente

Por: | Publicado: Lunes 28 de abril de 2014 a las 05:00 hrs.
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Durante la semana pasada se llevó a cabo un seminario sobre la Productividad en Chile organizado por la OCDE, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Ministerio de Economía. Contó con lo más granado de los investigadores y hacedores de política nacionales junto a un grupo de expertos internacionales. La convocatoria era para analizar el tema de la productividad, la cual, según los datos disponibles, sería la piedra de tope para que Chile logre retomar altas tasas de crecimiento.

Lo primero que llamó la atención fue la dificultad que hoy existe para medir en forma certera dicha variable de interés. Si bien se han hecho avances, mucha de la evidencia existente no da cuenta de la dinámica que ocurre en todos los sectores de la economía, en especial en el sector de servicios el cual hoy tiene una relevancia en el PIB mayor que la manufactura tradicional. Tampoco se sabe mucho lo que ocurre con las empresas más pequeñas, toda vez que la mayoría de las encuestas disponibles solo consideran a aquellas que tienen más de diez trabajadores.

Lo segundo, que al usar la información disponible, se percibe una enorme heterogeneidad tanto entre los diferentes sectores productivos como también al interior de los mismos sectores. Por ejemplo, la minería posee altos niveles de productividad respecto a las mejores prácticas internacionales aunque ha ido perdiendo terreno relativo en forma sistemática en los últimos años. Ello se debería en parte, a la caída en la ley en los yacimientos, el alto costo de la energía y la escasez de mano de obra calificada para las faenas. Una historia diferente se observaría en el sector agrícola, el cual muestra una de las mejores trayectorias de productividad a pesar que está muy lejos de las mejores prácticas internacionales.

Una de las conclusiones que arrojó el seminario es que el tema de la productividad es multifactorial y la solución, por ende, sistémica. Evidentemente hay temas relacionados con el alto costo de algunos insumos como la energía que pudieran estar afectándola. Pero también rigideces en algunos mercados, en particular el laboral y una falta de adecuación entre la oferta de educación técnica y las necesidades productivas particulares de cada sector. La escasa inversión en actividades de investigación y desarrollo como también la baja rutinización de prácticas innovativas al interior de las firmas estarían también detrás del bajo nivel de productividad observado en las firmas.

En fin, la lista es larga. Quedó claro que este es un tema donde la disciplina económica no comprende a cabalidad y donde además no contamos con toda la información necesaria para sugerir inequívocamente soluciones para mejorarla. No en vano el gobierno ha señalado que presentará una agenda de innovación y productividad que imagino contará con una batería de propuestas en varios frentes. La evidencia de otros países avanzados que han estado en nuestra situación en el pasado sugiere que también es bueno experimentar y, mediante un buen mecanismo de monitoreo y evaluación, dar cuenta de si las apuestas realizadas dieron los frutos esperados.

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