Quiborax, una de las principales empresas productivas de la Región de Arica y Parinacota, enfrenta un complejo escenario tras la paralización de sus operaciones en el Salar de Surire, en septiembre. Aunque fue parcialmente levantada a fines de octubre, las medidas cautelares dictadas por el Primer Tribunal Ambiental mantienen en la incertidumbre a más de 600 trabajadores directos, un número similar de empleos indirectos y a miles de familias que dependen de la actividad minera en Arica.
El conflicto judicial con el Consejo de Defensa del Estado, originado tras denuncias de Conaf, abrió un debate mayor ante el riesgo de que la región experimente un fuerte impacto económico, escenario que el gobernador regional Diego Paco calificó como el “Huachipato del norte”.
Esta semana comienza un proceso de mediación clave, en el cual, el tribunal buscará acercar posiciones entre las partes. En este contexto, Daniel Ocqueteau, gerente Legal, de Asuntos Públicos y RSE de Quiborax, accedió a hablar en exclusiva con DF Regiones. Aunque advierte que no puede referirse en detalle al litigio, por encontrarse en fase de mediación, entregó su postura respecto del momento que vive la empresa y el impacto sobre los trabajadores.
El Huachipato del norte
- Hay una inquietud real entre los trabajadores y sus familias en Arica, que quieren saber qué está ocurriendo. ¿Cuál es hoy la situación de Quiborax?
- Lo que nosotros estamos haciendo ahora es poniendo toda nuestra energía para proteger a nuestros trabajadores y la fuente de empleo que generamos acá, que es gigante. Porque si por algún motivo la empresa llegara a terminar sus operaciones en la región, el efecto sería desastroso y por eso que los trabajadores están con mucha angustia. No es justo que ellos tengan esa angustia.
¿Entonces, en qué estamos nosotros hoy día? No estamos desmembrando la empresa ni mucho menos. Al contrario, estamos tratando de que la empresa subsista y para que la empresa subsista tenemos todas las energías puestas en este proceso de mediación que empieza esta semana con intervención del Tribunal. Estamos súper focalizados en eso, porque hay que entender que nosotros tenemos 600, casi 700 empleados directos y un número similar de indirectos en la región de Arica y Parinacota. De promedio hay cuatro personas por familia. ¿Entonces, si usted multiplica la cantidad de familias, o sea la cantidad de personas que se ven afectados, con un eventual término o cierre de la operación de Quiborax. Es una catástrofe. ¿Me entiende? Como usted muy bien lo dijo en su entrevista. Es casi como un Huachipato en el norte, digamos.
- Sí, bueno, esa fue una frase del gobernador Diego Paco...
- Yo creo que es una frase muy acertada.
- Usted menciona el impacto que tendría la paralización y en ese contexto han recibido apoyo explícito de autoridades locales, como el gobernador y el senador José Miguel Durana. ¿Cómo interpreta ese respaldo?
- Bueno, uno no puede sino sentirse bien porque las autoridades locales son las que tienen más presente qué es lo que significa Quiborax a nivel nivel local. Si usted ve las declaraciones del senador Durana, que es ariqueño, él fue intendente, y en su minuto fue gobernador, por lo tanto, tiene toda una historia, igual que Diego Paco, que es el actual gobernador, es gente ariqueña que siempre ha convivido y ha sabido cuál es el efecto que provoca Quiborax, tanto a nivel económico como social y comunitario.
Hay que pensar que las comunidades indígenas de acá de la región, prácticamente la totalidad de ellos trabajan con Quiborax. Entonces usted comprenderá que es la única fuente de sustento de miles de personas.
- ¿Cómo evalúan el trato que han recibido desde Conaf y otros organismos durante este proceso?
Lamentablemente respecto a eso no puedo responder porque cualquier cosa que yo diga puede ser malinterpretada. A lo mejor podría hacerlo cuando termine esta pesadilla. Pero ahora no sería lo más indicado.
Compleja reubicación
- Quienes más están buscando certezas son los trabajadores y sus familias. ¿Qué mensaje les daría hoy respecto del futuro de Quiborax y la proyección de la empresa?
- Que estamos trabajando de la manera más férrea y comprometida posible para tratar de sacar adelante este conflicto y que se solucione de una manera amigable. Nosotros hemos tenido una interacción permanente con los trabajadores, tanto con los sindicatos como con las comunidades indígenas. Usted ha visto el apoyo transversal que hay respecto a eso. Y por lo tanto, ellos están debidamente informados que nosotros estamos poniendo todo lo que tenemos, desde el punto de vista de recursos, energía, tiempo, todo un equipo de trabajo para tratar de que este lamentable proceso termine de una manera amigable que permita la continuidad operacional de Quiborax, que permita que sigamos siendo la mayor fuente de empleo en la región.
Hay que entender una cosa: 85% de nuestros trabajadores son personas no profesionales y no técnicos, o sea son personas que han aprendido el oficio. Y esas personas que han aprendido el oficio de la minería, usted no puede después reubicarlas en otras cuestiones que están fuera de su expertise. Hay gente que lleva trabajando con nosotros 20 o 25 años, que lo único que sabe hacer en su vida es el oficio que aprendió acá. A esa gente usted no tiene cómo recolocarla. O sea, es falso que alguien pudiera decir mire, no se preocupen, que aquí después la gente puede ser recolocada. Primero, esa posibilidad no existe por la razón que le digo, y segundo, porque la región de Arica y Parinacota es una de las que tiene mayor tasa de desempleo a nivel nacional. Entonces, ¿usted comprenderá que pretender reubicar a la gente es una utopía, no?
- A partir de lo que señala, queda claro que están volcados a evitar un cierre...
- Por supuesto. Todo lo que esté a nuestro alcance. Así lo hemos estado haciendo. Fíjese usted que nosotros hemos utilizado todos los ahorros que teníamos. Toda la solvencia que puede tener una empresa sana. Todos lo hemos destinado para tratar de mantener la fuente de trabajo que damos. ¿Hemos tenido que hacer desvinculaciones? Por supuesto que sí, porque nadie resiste un proceso de estas características manteniendo un funcionamiento incólume sin cambiar. Lamentablemente, esto ha generado consecuencias. Fíjese que nosotros estuvimos meses completamente paralizados. Cualquier empresa que tenga una paralización de la naturaleza que hemos tenido nosotros en el tiempo, en cuanto alcance, en cuanto a consecuencias, olvídese. O sea, sufre mucho daño, tanto a nivel económico, financiero, reputacional, como comunitario.
Sí, es muy fuerte lo que ha pasado, es muy grave. Quiero ratificar y ser enfático en que estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance para tratar de solucionar este proceso de una manera amigable por el bien de nuestra gente. Hay gente que ha estado con nosotros por mucho tiempo. Este ha sido un trabajo estable para muchas familias. Durante muchos años han podido criar a sus hijos. Han podido dar un salto de calidad en su vida, especialmente en las comunidades indígenas que estaban muy desoladas. Arriba en Parinacota, por muchos años han tenido acá una fuente de empleo constante, han podido hacer sus PYME, han podido mandar a estudiar a sus hijos, han podido mejorar sus generaciones. ¿Me entiende? Todo eso es muy importante.