Resistencia popular a las políticas en Italia

Las perspectivas de que el gobierno tecnócrata de Mario Monti gane respaldo para implementar reformas radicales al deficiente ambiente empresarial parecen bajas.

Por: | Publicado: Martes 10 de enero de 2012 a las 05:00 hrs.
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El nuevo gobierno tecnócrata de Mario Monti tiene una amplia, pero frágil base parlamentaria. Hay poco apoyo dentro de los principales partidos políticos para una elección anticipada, pero con la economía hundiéndose en la recesión y las presiones fiscales que ciertamente persistirán, las perspectivas de que el gobierno de Monti gane respaldo político para implementar reformas radicales al deficiente ambiente empresarial parecen bajas. Un temprano colapso del gobierno no dejaría opciones creíbles para resolver los problemas económicos y financieros de Italia.

Después de la salida dramática de Silvio Berlusconi en noviembre, Italia instaló una nueva administración de “tecnócratas”, liderados por el ex comisionado de la Unión Europea, Mario Monti. El gobierno fue apoyado inicialmente por todos los partidos políticos, con la excepción de la derechista Liga del Norte. Sin embargo, Monti no consiguió contar con la presencia de ninguna figura política en su gabinete, una señal de que todos los principales partidos preferirían mantener cierta distancia de las impopulares políticas de austeridad de la nueva administración.

Las medidas inmediatas del gobierno interino están incluidas en un decreto de ley llamado informalmente “salva Italia”. Sus aspectos más importantes son revisiones de presupuesto por 34.000 millones de euros (US$ 43.370 millones), con el objetivo optimista de asegurar que Italia balancee su presupuesto fiscal para 2013. Las medidas de austeridad en el paquete actualmente suman cerca de 20.000 millones de euros en términos netos, ya que serán compensados parcialmente por reducciones tributarias diseñadas para impulsar la creación de empleos y el crecimiento.

La pretendida reducción de déficit hasta 2013 depende principalmente de alzas de impuestos, que Monti espera que sean más creíbles a los ojos del mercado que los recortes propuestos en los gastos de gobierno, cuya eficacia aún debe corroborarse. El gobierno reintrodujo un impuesto inmobiliario sobre las primeras viviendas, subió los impuestos a las segundas viviendas, incrementó un impuesto al consumo de petróleo y diesel, y aplicó un impuesto a los autos y embarcaciones de lujo. Aunque el impuesto al ingreso se mantuvo sin cambios, el gobierno elevó en 0,33 punto porcentual el nivel de impuesto a la renta que las regiones pueden gravar para financiar sus propios gastos. El impuesto al valor agregado podría subir también a partir de octubre de 2012, aunque este incremento no ocurrirá si el gobierno logra obtener suficientes ahorros a partir de una reforma al sistema de crédito tributario.

En el lado del gasto, el gobierno propuso una reforma sustancial del sistema de pensiones, diseñado para poner a las pensiones en línea con las contribuciones. También será más difícil salir del mercado laboral antes de la edad de retiro oficial. Elementos de una “estrategia de promoción al crecimiento” fueron incorporados en un decreto de ley, incluyendo un recorte en la tasa del impuesto a la nómina.

Las reformas propuestas al mercado laboral podrían introducir flexibilidad en segmentos que están excesivamente protegidos, asimismo aumentando la seguridad laboral para los trabajadores menos protegidos. Sin embargo, los líderes sindicales, que tienen una influencia considerable en al menos parte de los grupos de centro izquierda, ya han hablado fuertemente contra dichas propuestas.



Amplia fragilidad


El decreto de ley fue aprobado el mes pasado con algunas enmiendas en la cámara de diputados y en el senado. Pero el respaldo para las medidas fue menos claro de lo que se esperaba. El resultado de la votación no deja claro si el gobierno de Monti podrá durar hasta el final programado del período parlamentario, en abril de 2013.

Aunque el éxito de la administración de Monti dependerá de su capacidad para asegurarse apoyo público pese a los probables efectos adversos de sus políticas en grandes sectores de la población, también dependerá de cómo los mercados financieros y las autoridades de la eurozona reaccionan a sus medidas.

Si los rendimientos de la deuda italiana siguen altos en 2012 y el apoyo de instituciones de la Unión Europea no parece el adecuado, el escepticismo entre los parlamentarios y votantes podrían aumentar drásticamente.

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