En vísperas de unas elecciones legislativas cruciales, Argentina vuelve a ocupar un lugar central en el tablero político regional y global. Este domingo 26 de octubre, el país renovará la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado, en unos comicios que se leen no solo como un test sobre la gestión de Javier Milei, sino también como un referéndum sobre el rumbo económico y el alineamiento internacional de su Gobierno. Lo que ocurra en las urnas tendrá repercusiones que irán más allá de Buenos Aires: los mercados, Washington y otros países seguirán el resultado.
Eduardo Fidanza, sociólogo, consultor político y cofundador de la reconocida firma Poliarquía Consultores, es una de las voces más escuchadas a la hora de interpretar el clima social y la dinámica del poder en Argentina. Con décadas de trayectoria, Fidanza ha analizado grandes ciclos de esperanza y desencanto que marcan la historia reciente de su país, en una lectura que combina rigurosidad técnica y una comprensión profunda de la cultura argentina.
En esta conversación con Señal DF, examina cómo el Gobierno de Milei llega a estos comicios y los desafíos de gobernabilidad que enfrenta.
-¿Cómo evalúa el clima político y social que el Gobierno de Milei enfrenta en estos comicios?
-El Gobierno llega a estas elecciones mucho más debilitado. El principal respaldo que tenía era su alta aprobación, la que ha disminuido sensiblemente. En nuestras encuestas el Gobierno ha perdido 15 puntos desde enero y la desaprobación está en alrededor de 53%.
Aquello se explica porque el Gobierno cometió serios errores autoinfligidos, en los cuales se combinan aspectos políticos y cuestiones de transparencia. Empezamos en febrero de este año con el resonante caso Lira, cuando el Presidente Milei lanza un tuit recomendando a sus millones de seguidores que inviertan en una criptomoneda que rápidamente sale de circulación.
"Hasta hace poco el Gobierno pensaba que su piso electoral era de 40% y su techo de 45%. Hoy el presidente Milei, EEUU y otros actores están estimando que si logra retener el 35% de los votos de su base electoral, eso podría considerarse un triunfo moderado".
El segundo gran tema es que, a diferencia de 2024, donde el Gobierno para obtener leyes en el Congreso había hecho negociaciones básicamente con los bloques opositores y también con los gobernadores, es un consenso que el Gobierno rompió, pasando de una actitud de acuerdo a una de imposición. Esto se reflejó en un tercer punto: el déficit en el armado político. El Gobierno pretendió imponer a sus candidatos a otras fuerzas políticas y fracasó, porque en todas las elecciones provinciales y subnacionales de este año, que son antecedentes de lo que ocurrirá el domingo, el Gobierno solo ganó en la Ciudad de Buenos Aires (del 18 de mayo) y en la provincia del Chaco (del 11 de mayo), que tiene baja representatividad en el padrón electoral.
Otro tema es el descontrol en la interna del Gobierno y, para concluir todo esto, hubo un nuevo escándalo con el caso del diputado (José Luis) Espert, que era el primer candidato en la lista de La Libertad Avanza en el principal distrito del país, que es la provincia de Buenos Aires, cuando se descubrió que él había sido financiado en campañas anteriores por personas sospechadas de pertenecer a redes de narcotráfico.
Hay un combo suficientemente contundente para explicar la debilidad relativa con la que el Gobierno de Milei llega a estas elecciones.
-¿Cómo encara el proceso el liderazgo personal del Presidente?
-Milei llegó a la presidencia en un balotaje en el que obtiene 56% de los votos. Cuando uno analiza ese electorado, encuentras un 30% de lo que podemos llamar votantes duros, que ya lo habían acompañado en las primarias y en la primera vuelta presidencial. Para llegar al 56% se sumaron a ese caudal los votos que había obtenido la candidata de Propuesta Republicana (PRO), Patricia Bullrich, hoy ministra de Seguridad, y otros votantes independientes desilusionados con la clase política.
Esos dos electorados son muy diferentes. Los ha unido creer en la promesa de Milei de terminar con la casta política y un profundo antiperonismo, aunque, difieren en valores. Los que provienen del PRO (liderado por Mauricio Macri), son mucho más respetuosos en las formas. No quieren un Presidente que desprecie e insulte, que sea un rockstar, sino uno más moderado.
Una de las cuestiones que se juegan el domingo es cuánto de ese electorado más republicano va a acompañar a Milei. En la elección en la provincia de Buenos Aires del 7 de septiembre, La Libertad Avanza estuvo más próxima a retener al electorado duro que a incorporar a ese electorado más moderado.
En términos generales, si uno observa la evolución de la imagen del Presidente, también va a ver ese declive. Se quebró, por decirlo así, algo de la magia de Milei en los centros de decisión mundial. En EEUU, el Presidente Donald Trump puede ayudar a la Argentina, pero él mismo, Wall Street y otros protagonistas están desconfiando de Milei.
Hay un punto de desconfianza que tiene que ver con otro aspecto que tenemos que incorporar al análisis: la estabilidad emocional de Javier Milei. Ha habido distintos episodios y ya hay antecedentes de que presuntamente el Presidente no es una persona equilibrada emocionalmente. Eso abre un campo de incertidumbre. Diría que esta duda sobre la figura presidencial no tiene antecedentes.
"Muchos se han presentado a elecciones diciendo implícitamente 'yo soy el Milei de tu país, confía en mí'. Si Milei fracasa, los que dijeron eso van a tener que rectificarse".
-¿Cómo ha evolucionado el respaldo al Presidente en los números?
-En nuestra encuesta el Presidente Milei tenía una imagen positiva del 56% en enero, la que ahora es de 40%. A pesar de esos 15 puntos que perdió, el Gobierno de Milei conserva una base electoral que estimamos en el orden del 35%. Esto incidirá en cómo se van a interpretar los resultados del domingo.
Hasta hace poco el Gobierno pensaba que su piso electoral era de 40% y su techo, de 45%. Hoy el presidente Milei, EEUU y otros actores están estimando que si logra retener el 35% de los votos de su base electoral, eso podría considerarse un triunfo moderado.
-¿Cómo llega la oposición a estos comicios?
-A favor del Gobierno, la oposición en Argentina está fragmentada y desprestigiada. Ahí el Gobierno tiene una oportunidad. Cristina tiene un 56% de imagen negativa y solo un 30% de imagen positiva. Entonces, la pregunta es si, pese a ese desprestigio, la gente optará por la oposición en protesta contra el Gobierno, como sucede muchas veces.
-¿Cuál es el escenario más probable que manejan para el domingo?
-Depende de cómo se lean los resultados. La Libertad Avanza de Milei es el único que presenta boleta electoral en los 24 distritos. Entonces, si se hace un recuento nacional se va a ver favorecida, porque va a ser más difícil sumar el voto peronista.
A pesar de que el organismo oficial no dará la suma nacional de votos, la prensa y las empresas de sondeos sí la harán. Ahí, si el Gobierno tiene 35%, va a decir “tuvimos una buena elección”. Si tiene menos de eso, es un problema. Si tiene cerca de 40% saldrán a festejar.
También serán relevantes los resultados por provincia, sobre todo en los principales distritos. Se cree que el Gobierno va a perder en la provincia de Buenos Aires, y ganará las de Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y Mendoza. Si se concreta ese resultado, se dirá que fue una muy buena elección para el Gobierno.
El otro criterio, que debería ser más importante porque son elecciones legislativas, es el recuento por bancadas. La proyección apunta a que La Libertad Avanza, que empezó con muy pocos representantes legislativos, va a incrementarlos, aunque obtenga 35% de los votos. Pero esta cantidad de senadores y diputados no le va a permitir evitar algo que preocupa mucho al Gobierno y a EEUU, que es que la oposición logre dos tercios, lo que se necesita para destituir un Presidente, según la Constitución.
Por otra parte, el Gobierno quiere profundizar tres reformas: laboral, impositiva y previsional, para lo cual requiere de mayorías. Como el número de diputados y senadores que va a tener no le alcanza, lo primero que tiene que hacer es negociar con la fuerza más próxima, que es el PRO. También tendrá que dialogar y llegar a acuerdos con los gobernadores de provincias. Esos acuerdos serán costosos para el Gobierno, que despreció a sus aliados.
-Si se interpretara como una derrota del Gobierno, ¿cuáles serían las consecuencias, considerando lo que ha dicho Trump y el dólar?
-Si el Gobierno obtuviera 30% o 32% de los votos, enfrentaría un panorama muy complejo. No digo que van a ocurrir cuestiones irreparables, pero la lectura va a ser que podría volver el peronismo al Gobierno en 2027. Además, podría haber episodios de ingobernabilidad o dificultad de gobernabilidad, porque hay que ver cuál va a ser la reacción del Presidente Milei, si es sensata o no.
Lo mejor que le puede pasar a Argentina es que el domingo el Gobierno obtenga un caudal de votos tal que pueda decir que tuvo una elección digna o que la ganó. Porque si la interpretación fuera que la perdió, nos esperan momentos muy difíciles a los argentinos.
También es un plebiscito sobre EEUU
El respaldo político y financiero de Estados Unidos ha sido determinante para la Casa Rosada de Milei. Fidanza, columnista habitual de El Clarin y de Perfil, describe esta situación como un “matrimonio” entre Buenos Aires y Washington, y advierte que las elecciones del domingo también funcionarán como un plebiscito sobre ese vínculo.
-¿Qué rol juega en la percepción ciudadana el papel de EEUU, con un apoyo supeditado al triunfo de Milei?
-Según estadísticas internacionales se dice que Argentina es, después de Francia, la sociedad más antinorteamericana. Eso habría que relativizarlo, porque los sectores juveniles, los menores de 30 años, no están pensando lo mismo que los mayores de 50 años, entre quienes prevalece la desconfianza o rechazo hacia EEUU, entre otras cosas porque los dos grandes partidos históricos de la Argentina, el peronismo y la Unión Cívica Radical, mostraron siempre ese recelo hacia EEUU.
Ahora estamos en una situación excepcional. Menem en su momento dijo “vamos a tener relaciones carnales con EEUU”. Diría que en esta fase, nos hemos casado con EEUU, estamos embarazados y de trillizos.
No sé hasta qué punto los argentinos lo van a aceptar. También va a ser un plebiscito sobre la ayuda de EEUU el resultado del domingo.
-¿Cómo podría ser interpretada una derrota de Milei a nivel regional y mundial?
-Habiendo una inédita intervención de EEUU en la política, economía y finanzas argentinas, la elección del domingo es un fenómeno mundial. Tiene que ver con la suerte de los presidentes trumpistas en el mundo, por decirlo así. No olvidemos que Javier Milei fue consagrado a nivel mundial el año 2024 como el Presidente de una nación que fue el más valiente, el más visionario para cambiar las reglas de juego económicas e incluso culturales. Entonces una derrota del Gobierno, también es una derrota de Trump y de presidentes que tengan proyectos similares a los de Milei.
-¿Su derrota también tendría repercusiones en la elección presidencial que se avecina en Chile?
-Por supuesto. Si en 2024 Javier Milei era un faro para las fuerzas de derecha extrema, ese faro ya es una vela. Si se termina apagando (en la elección del domingo), va a disminuir las posibilidades de fuerzas de ideología similar en países de la región. Muchos se han presentado a elecciones diciendo implícitamente “yo soy el Milei de tu país, confía en mí”. Si Milei fracasa, los que dijeron eso van a tener que rectificarse. 