La pugna por hacerse con Warner Bros. Discovery ya no es solo un capítulo más en la reconfiguración de Hollywood. Se encamina a convertirse en la mayor guerra de OPA de la historia corporativa, superando hitos como las batallas por Warner-Lambert o ABN Amro. El choque involucra a dos pesos pesados del entretenimiento y el streaming: Paramount Global y Netflix, cada una decidida a absorber uno de los catálogos más influyentes del cine y la televisión.
La ofensiva más reciente proviene de Paramount, que lanzó una propuesta hostil valorando Warner Bros. Discovery en US$ 108.000 millones (asociándose con fondos soberanos de Medio Oriente y el yerno de Donald Trump, Jared Kushner, a través de su fondo Affinity Partners), cifra que no solo impacta por su magnitud, sino que supera ampliamente la oferta de US$ 82.700 millones presentada por Netflix (aunque no son 100% comparables, por los activos que incluyen). En el complejo tablero financiero de Hollywood, el movimiento coloca a Paramount —históricamente uno de los grandes estudios, pero con desafíos en el mercado del streaming— en una posición inesperadamente agresiva.
Para Netflix, que ha pasado de disruptor digital a jugador tradicional de la industria, el control de Warner representaría un salto estratégico sin precedentes: acceso a marcas globales como DC, Harry Potter, HBO y una de las bibliotecas más grandes del mundo. Sin embargo, la entrada de Paramount eleva los costos, los riesgos regulatorios y la presión sobre el mercado.
La oferta de Paramount asciende a US$30 por acción en efectivo, superando los US$27,75 ofrecidos por Netflix, que, por su parte, ha afirmado estar "súper confiada" en cerrar el acuerdo previamente pactado. De hecho, pactaron una cuota de ruptura de US$ 5.800 millones la más alta hasta la fecha si no logran la aprobación regulatoria.
El desenlace de esta disputa promete alterar el equilibrio de poder en Hollywood. Una eventual adquisición de Warner —por cualquiera de los dos contendientes— redefiniría alianzas, modificaría la estructura del streaming global y consolidaría un nivel de concentración no visto desde la era dorada de los estudios.
El deal recién comienza, pero ya es histórico. Y el futuro de Hollywood, una vez más, se decide en Wall Street.
El club de los 5
En medio de un mercado cada vez más volcado al streaming y con estudios en plena reestructuración, Hollywood mantiene una verdad inmutable: el negocio sigue girando en torno a un puñado de jugadores que concentran la producción, la taquilla y las franquicias más valiosas del planeta. Se trata de las llamadas “Big Five”, un club donde figuran Disney, Universal Pictures, Warner Bros., Paramount Pictures y Sony Pictures, conglomerados que no solo controlan estudios, sino auténticos imperios de propiedad intelectual.

El magnate
The Walt Disney Company es el titán indiscutido de este selecto club hollywoodense. Se convirtió en el gigante gracias a una expansión sostenida basada en adquisiciones estratégicas y en la construcción del catálogo más poderoso de la industria. Tras crecer desde un pequeño estudio de animación hasta un conglomerado global, Disney dio su gran salto con compras que redefinieron el mercado: Pixar, Marvel, Lucasfilm y, finalmente, 21st Century Fox, una operación de más de US$ 71.000 millones que le otorgó una reserva de franquicias sin competencia, desde Star Wars y los superhéroes de Marvel hasta Avatar, Los Simpson y National Geographic.

A esto se suman sus parques temáticos, su dominio histórico en la taquilla y el éxito inicial de Disney+, creando un ecosistema único en el que cada personaje y cada película generan valor en cine, streaming, merchandising y experiencias presenciales. Esa combinación de escala, propiedad intelectual y diversificación explica por qué hoy Disney es, con diferencia, la empresa más grande del entretenimiento mundial.
The Walt Disney Company está valorada en el mercado en torno a unos US$ 198 mil millones en términos de capitalización bursátil.

El desafiante
Paramount Global es uno de los conglomerados históricos de la industria del entretenimiento en Estados Unidos, dueño del centenario estudio Paramount Pictures, así como de cadenas emblemáticas como CBS, Nickelodeon, MTV, Comedy Central y del servicio de streaming Paramount+. Pese a contar con un catálogo que incluye franquicias como Misión Imposible, Transformers y Star Trek, la compañía atraviesa una etapa de presión financiera y transformaciones ejecutivas en un mercado donde el modelo tradicional de televisión lineal pierde terreno frente al streaming.

Su capitalización bursátil —mucho menor que la de otros gigantes del sector— refleja esos desafíos, pero también ha convertido a Paramount en un activo atractivo para inversionistas y compradores estratégicos. En los últimos meses, su rol ha ganado protagonismo global tras lanzar una oferta hostil por Warner Bros. Discovery, situándose inesperadamente en el centro de la mayor disputa corporativa que haya visto Hollywood.

El experimental
Universal Pictures, fundada en 1912 y parte del conglomerado NBC Universal propiedad de Comcast, es uno de los estudios más antiguos y consistentes de Hollywood, conocido por combinar tradición e innovación en su estrategia de contenido. A lo largo de su historia ha creado franquicias globales como Jurassic Park, Fast & Furious, Minions y The Purge, además de mantener una fuerte presencia en cine de terror gracias a Blumhouse y a su legado de “monstruos clásicos”.

En los últimos años, Universal ha destacado por una política de estrenos flexible —combinando ventanas teatrales más cortas y acuerdos robustos con plataformas— y por una estructura integrada que se apoya en parques temáticos, series de televisión y contenido para streaming a través de su plataforma de streaming Peacock. Esta diversificación, sumada a su capacidad de generar franquicias que no pasan de moda –Evergreen, como denominan en EEUU-, convierte a Universal en uno de los actores más sólidos y rentables de la industria global del entretenimiento.
Universal no cotiza en Bolsa, pero su matriz Comcast tiene una valoración según NASDAQ de US$ 100 mil millones en diciembre de 2025.

La manzana de la discordia
Warner Bros., ahora dentro de Warner Bros. Discovery, atraviesa una etapa de ajustes, pero sigue siendo un actor central gracias al universo DC, Harry Potter y sagas de terror como El Conjuro. Fundado en 1923 y hoy integrado en el conglomerado Warner Bros. Discovery, resultado de la fusión entre WarnerMedia y Discovery Inc. en 2022, a lo largo de un siglo ha construido un catálogo poderoso mezclando clásicos históricos del cine y la televisión. A su vez, también es dueño de HBO, una de las marcas más prestigiosas de la industria, creadora de series como Game of Thrones, Succession y The Last of Us, lo que le otorga un posicionamiento de alto valor en la era del streaming a través de Max, su plataforma global. El estudio se distingue por un equilibrio entre grandes superproducciones, contenido premium de prestigio y una enorme biblioteca audiovisual que lo convierte en pieza clave de cualquier estrategia corporativa; por eso hoy es el centro de una de las mayores batallas de adquisición en la historia del entretenimiento.
Warner Bros está valorada en el mercado en torno a unos US$ 73.075 millones en términos de capitalización bursátil.


El outsider
Sony Pictures Entertainment, la división cinematográfica y televisiva del gigante japonés Sony Group, es uno de los estudios más versátiles de Hollywood y el único de los grandes que no pertenece a un conglomerado estadounidense. Con sede en Culver City, Sony ha construido su fuerza sobre una mezcla de franquicias globales —entre ellas Spider-Man, Jumanji, Men in Black y Ghostbusters— y una estrategia flexible que combina acuerdos con terceros en lugar de apostar por un servicio de streaming propio. Esta independencia le ha permitido generar alianzas con plataformas como Netflix y Amazon, a las que licencia contenido premium, al tiempo que conserva la libertad creativa de sellos como Columbia Pictures, TriStar y Sony Pictures Animation. A diferencia de otros estudios tradicionales presionados por la integración vertical, Sony ha encontrado en la diversificación global, los videojuegos de PlayStation y la explotación cruzada de sus IP, una fórmula que la mantiene competitiva en un Hollywood dominado por gigantes tecnológicos y violentas disputas corporativas.
Su valor de mercado está en torno a US$ 164.384 millones.
