La caída de precio del metal precioso durante esta semana es vista en parte como una recogida de beneficios, tras un rally vertiginoso que este año llevó cada onza de los US$ 2.600 a los US$ 4.350. La corrección las deja ahora algo por encima de los US$ 4.000.
Otros analistas consideran que puede haber factores de peso detrás de este ajuste, ya que el oro en su subida vertical se había desviado de su correlación histórica negativa con los tipos de interés, el dólar o la Bolsa.
Las compras de lingotes por los bancos centrales de países emergentes desde la guerra de Ucrania, para reducir su dependencia del dólar; y las de los inversores minoristas atraídos por el rally -los fondos de oro captaron US$ 14.000 millones en septiembre, un 880% más que el mismo mes de 2024- explican ese ascenso de la valoración más allá de los fundamentales.
De momento, los técnicos dicen que los US$ 4.000 parecen un soporte firme, y entidades como Bank of America (BofA) auguran la llegada a los US$ 5.000 en 2026, y no descartan los US$ 6.000 si se mantiene la demanda de los inversionistas.
Pero, según Citi, existe un claro riesgo de que la corrección actual a corto plazo sea más dura si se extiende la recogida de beneficios. Este banco estima que, del valor actual del oro en el mercado (US$ 30 billones), alrededor de US$ 17 billones son plusvalías latentes. El precio medio histórico de compra es de US$ 1.500 por onza.
Una recogida de beneficios del 3-4% por los inversores (sin necesidad de que vendan los bancos centrales), dice Citi, equivaldría a duplicar la producción anual de oro (o reducir a la mitad la demanda física), lo que debería deprimir el precio de forma significativa si se cumple la relación entre oferta y demanda.
"El mercado está enfocado al cálculo de que un simple giro hacia el oro del 0,1% del patrimonio global de las familias exigiría duplicar la producción anual de oro (para atender la demanda). Esto es verdad, sin embargo, la relación también va en sentido contrario. Si los mercados se vuelven menos temerosos (en cuanto al crecimiento global, las perspectivas de la bolsa, la inflación o los asuntos geopolíticos) y quieren reequilibrar sus carteras, esto limitaría el mercado físico de oro", explican en Citi, que aconseja "recoger beneficios".
A corto plazo, hay otros factores más inmediatos que pueden desencadenar o no las ventas, como el desenlace de las negociaciones comerciales entre EEUU y China, la duración del cierre de Washington, la ofensiva legal contra la consejera de la Fed, Lisa Cook, o la nominación de un nuevo presidente de este organismo.
Si todo esto va mal, el oro puede resistir. Si esos asuntos se resuelven de manera favorable, podría haber un trasvase de dinero a la bolsa, confirmando la paradoja de esta semana y el regreso a la correlación negativa entre ambos activos. 