El camino de la Reserva Federal (Fed) hasta la reunión de septiembre ha estado marcado por la presión de la Casa Blanca. Hasta el jueves pasado, a cinco días del inicio de la reunión del 16-17 de septiembre, el presidente Donald Trump pidió a la Corte Suprema que acoja su apelación para despedir a la gobernadora Lisa Cook. Mientras, su nominado a unirse al Gobierno de la Fed, Stephen Miran, podría ser aprobado por el Senado la tarde del lunes, justo a tiempo para unirse a la votación.
Las definiciones en ambos casos son importantes, pues podrían inclinar la balanza a favor o en contra de un “mega recorte” de 50 puntos base por parte de la Fed.
El reporte de inflación de agosto y el aumento en las solicitudes de subsidios por desempleo han impulsado las apuestas por un ciclo más expansivo de parte del emisor estadounidense. Los analistas de Morgan Stanley, que hasta hace poco dudaban que la Fed recortaría las tasas este mes, ahora apuntan a cuatro bajas consecutivas, a partir del próximo miércoles. Otros apuntan a un ciclo de bajas por hasta 125 puntos base, que llevaría la tasa a 3,25%, antes de una pausa.
Un “mega recorte” o “jumbo cut” de la tasa de interés es visto como un movimiento agresivo de parte del banco central. Aún está fresca en la memoria su decisión de implementar tal medida en septiembre 2024 solo para adoptar un sesgo más moderado en las siguientes reuniones ante la persistencia de la inflación. La acción de septiembre fue seguida por dos recortes de 25 puntos cada uno, para luego mantener la tasa desde diciembre pasado en el actual 4,50%.
Lección aprendida. El discurso de Jerome Powell, presidente de la Fed, y de la mayoría de los gobernadores y otros miembros del FOMC ha sido de cautela. Cook se alinea con este grupo, y de apoyar un recorte de tasas podría alinearse con una baja de 25 puntos base, que es vista como la opción que sería apoyada por la mayoría.
La excepción son los gobernadores Christopher Waller y Michelle Bowman, que ya en la reunión de julio plantearon la necesidad de adoptar un sesgo claramente expansivo.
En línea con las demandas de la Casa Blanca, Stephen Miran sostiene que la Fed debe implementar recortes agresivos. De ahí que su participación en la reunión del Comité federal de Mercado Abierto (FOMC, en inglés) podría inclinar la balanza a favor de un “jumbo cut”.
El mercado da por sentado que la Fed anunciará una baja de tasas el próximo 17 de septiembre, lo que está en juego es qué tan expansiva será la acción, si acaso se abrirá la puerta a próximas acciones similares.
El reporte de inflación de agosto mostró una economía bajo presiones inflacionarias persistentes. La tasa de inflación anual subió de 2,7% a 2,9% en agosto, su mayor nivel en el año. La inflación subyacente se ubicó en 3,1%.
Quienes defienden que la Fed inicie un ciclo expansivo sostienen que si bien hay un aceleramiento de la inflación, no hay un “descontrol”, y está dentro de lo esperado dado el contexto de alzas de aranceles. Se plantea que el aumento de precios al consumidor se está dando de forma paulatina y tendrá un impacto moderado.
Por el contrario, el deterioro del mercado laboral sería más urgente. Este último argumento ha ganado fuerza desde la publicación de las cifras ajustadas de creación de empleo entre abril 2024 y marzo 2025. El informe publicado el pasado 9 de septiembre reveló que la economía estadounidense en realidad creó un promedio mensual de solo 75.000 empleos no agrícolas, casi la mitad de lo calculado inicialmente. También se apunta al aumento de la tasa de desocupación a 4,3% y de las solicitudes de subsidios por desempleo a su mayor nivel en casi cuatro años a inicios de septiembre.
El FOMC deberá calibrar cuál elemento de su doble mandato, el control de la inflación o el pleno empleo puede deteriorarse más rápido. Ahí entra el dot plot. Junto con la decisión de política monetaria se publicarán además las nuevas proyecciones de cada banquero participante para el crecimiento, la inflación, el empleo y la tasa de inflación a largo plazo.
Las nuevas proyecciones mostrarán si los gobernadores ven espacio para un ciclo de bajas sucesivas, si anticipan una larga pausa o incluso un alza a partir del próximo año por un alza de la inflación, o si la acción de septiembre es un evento puntual. También servirán para revisar el balance de fuerzas al interior del FOMC, entre las visiones más hawkish y las más dovish. Esto último es clave considerando los planes de Trump para modificar dicho balance a favor de una Fed más acorde con sus intereses de llevar la tasa de interés a 1,50%.