"Tenemos la responsabilidad de involucrarnos en otros temas"
El CEO de una de las grandes empresas de tarjetas de crédito del mundo quiere dejar claras las diferencias con sus rivales.
Por: Equipo DF
Publicado: Martes 21 de diciembre de 2010 a las 05:00 hrs.
Por Suzanne Kapner y Francesco Guerrera
en Nueva York
A pesar de su rol como jefe del mayor emisor de tarjetas de crédito del mundo y uno de los ejecutivos negros más prominentes de Estados Unidos, Ken Chenault, de 58 años, se ha mantenido fuera de los reflectores que cayeron sobre otros directores ejecutivos durante la crisis económica. Ahora, con la industria de tarjetas de crédito bajo ataque de reguladores y consumidores activistas, pasó a la ofensiva.
Después de que el Departamento de Justicia presentara una demanda antimonopolios contra American Express en octubre, Chenault defendió con fuerza las prácticas de la empresa, la mayor empresa de tarjetas de crédito del mundo por compras, ante analistas y la prensa. Y el día después de Acción de Gracias, apareció en televisión para mostrar el nuevo plan de Amex para ayudar a las pequeñas empresas.
Se ha convertido en una caja de resonancia para los políticos, quienes le preguntan su opinión en todo, desde el estado de la economía hasta lo que están comprando los consumidores. "Tenemos la responsabilidad de involucrarnos en otros temas", dijo. "Me interesa asegurarme de que las personas entienden nuestros objetivos".
Uno de esos objetivos es diferenciar a Amex de los bancos y otras empresas de tarjetas, en especial las que ahogaron a Estados Unidos en deuda. "No somos una de las empresas que provocaron la crisis financiera", dice Chenault.
Amex sufrió durante el colapso, a diferencia de recesiones pasadas, cuando sus clientes acomodados siguieron gastando. Esta vez recibieron un golpe fuerte, porque mucho de su patrimonio estaba en vivienda. Los problemas de la empresa se vieron acrecentados por un plan, impulsado por Chenault, de expandir las colocaciones a esos clientes justo antes del estallido de la burbuja. "Si tuviera que hacerlo otra vez, no habríamos promovido tanto el crédito rotatorio", admite.
Fue un traspié poco frecuente para Chenault, ex consultor de gestión que se unió a Amex en 1981. Fue nombrado presidente y director de operaciones en 1997 y CEO cuatro años después. Nueve meses después de tomar el cargo, los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 diezmaron los viajes globales y con ellos, el negocio de Amex.
Chenault usó esas lecciones durante el colapso financiero casi una década después, reduciendo rápidamente los préstamos a deudores más riesgosos.
Como resultado de esos esfuerzos, y drásticos recortes de empleo, Amex ha repuntado más rápido que algunos de sus pares. Las utilidades subieron 70% a US$ 1.100 millones en el último trimestre y el precio de la acción se levantó desde su mínimo de poco más de US$ 12 en febrero de 2009 para rondar un máximo de un año en poco menos de US$ 45.
Es una señal de la buena salud de la empresa que Chenault ahora pase más tiempo planeando el futuro de Amex que reparando los daños pasados. Él ve a Amex como un proveedor de servicios más allá de los productos financieros tradicionales y quiere impulsar las ganancias ofreciendo a los clientes más maneras de gastar su dinero.
En los últimos meses, Amex llegó a un acuerdo para permitir a los miembros de la tarjeta que usen sus puntos para comprar productos en los juegos online desarrollados por Zynga.
Amex también está experimentando con nuevos sistemas de pago como Revolution Money, una firma que compró hace un año y que compite con los pares de PayPal. También persigue vender a los retailers más de los valiosos datos que recopila Amex sobre la conducta de los compradores.
Pero en el futuro cercano, el grueso de los ingresos de Amex debería venir de las comisiones que pagan los comerciantes cada vez que se pasa una tarjeta - una práctica bajo ataque de las autoridades. Chenault sostiene que la individualidad del negocio basado en servicios de Amex resistirá ataques del Departamento de Justicia y de rivales como JPMorgan Chase y HSBC que van tras sus clientes acomodados. "Somos una bestia diferente", dice.