Rompieron la racha. Tras casi tres años sin que la aceleradora estadounidense YCombinator seleccionara a startups chilenas en su programa en el corazón de Silicon Valley, el pasado 12 de agosto dos jóvenes originarios de Concepción y Santiago recibieron la anhelada noticia: “We got in”, se escribieron entre ellos, vía WhatsApp.
29 días después de esa noticia, Benjamín Muñoz (22) y Alen Rubilar (22) se sientan a conversar con DF MAS en un café ubicado en Las Condes. Piden café con leche de soya. La dupla está de paso por Chile desde la semana pasada. Terminada su etapa escolar, ambos decidieron apostar por estudiar fuera de Chile y se trasladaron a San Francisco, EEUU: Benjamín estudia Física y Matemáticas en la Universidad de Stanford y Alen cursa las carreras de Computer Science en la Universidad de Minerva.
Aunque se conocen desde 2020, no fue hasta estas últimas vacaciones de verano en EEUU -invierno en Chile- que Muñoz y Rubilar decidieron desarrollar una startup en conjunto encerrados en una residencia universitaria. Su nombre es Velum Labs.
El “pre YC”
Vamos un par de pasos más atrás. De orígenes completamente diferentes, los caminos de Benjamín Muñoz y Alen Rubilar se entrecruzaron a inicios de la pandemia. De manera telemática, ambos participaron del programa de acompañamiento Education USA que ofrece la embajada de Estados Unidos en Chile a quienes quieran postular a universidades allá.
Para ese entonces, rememoran, ambos cursaban cuarto medio. Muñoz en el Instituto de Humanidades de Concepción y Rubilar en el Internado Nacional Barros Arana (INBA), en Santiago. Por separado, cuentan, cada uno se inscribió al programa motivado por la posibilidad de potenciar sus respectivos intereses en una universidad de prestigio a nivel internacional en EEUU.
Muñoz, que había partricipado en olimpiadas escolares y regionales de matemática, tenía claro que quería estudiar algo relacionado al mundo científico y tecnológico. Rubilar, en tanto, quería estudiar algo ligado al mundo de la computación que, desde pequeño, le fascinó. Originario de la comuna de Pudahuel, aprendió a programar a los 11 años. Aprender inglés, asegura, también lo hizo de manera autodidacta.
“La educación pública tiene muchas falencias, entonces sentí que tenía que complementarlo con tomar clases online, ir a competencias, olimpiadas, hackatones y aprender cosas de manera independiente. Por ejemplo, yo tomé clases de computación avanzada los sábados en la Universidad Federico Santa María y también vi clases que el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) publicaba de manera gratuita”. Sobre su experiencia en el INBA, precisa, “si tú quieres tener excelencia académica, ahí existen personas que te van a ayudar. Pero si no tienes esa chispa o ese impulso intrínseco, puedes terminar en distintos caminos…”
Las ganas de estudiar en Estados Unidos juntaron los caminos de Muñoz y Rubilar. El programa Education USA, que consistió en asistir a reuniones semanales durante ocho meses en el 2020, forjó una sensación de comunidad entre los 45 estudiantes que participaron. Dicha cercanía, explican, los llevó a participar juntos -con otros dos compañeros- en la competencia escolar organizada anualmente por Samsung, Solve for Tomorrow. “Eso fue como un pre YC”, dice Muñoz.
Tuvieron que identificar un problema, desarrollar un prototipo y presentarlo ante un jurado. En el caso de “The Boring Team” -como el grupo se presentó- construyeron un dispositivo para detectar daño invisible en la piel provocado por la sobreexposición a radiación ultravioleta.
Ganaron.
Chile, Alemania y San Francisco
El sueño de estudiar en Estados Unidos prosperó. De hecho, la primera vez que ambos se conocieron de manera presencial fue en San Francisco. En diciembre de 2020, Muñoz quedó aceptado con beca completa para estudiar Física y Matemáticas en Stanford.
Rubilar, por su parte, hizo un año de Ingeniería Civil en la PUC cuando salió del colegio y a finales de 2021 fue aceptado -también con beca completa- para estudiar Computer Science en la Universidad de Minerva, institución que se diferencia del sistema tradicional por ofrecer una experiencia educativa global y lleva a sus alumnos a cursar semestres desde diferentes partes del mundo. Bajo este sistema, el chileno cuenta que hasta la fecha ha pasado por San Francisco, Corea del Sur, Alemania y Argentina. “De hecho, se supone que ahora mismo debería estar en Taiwán”, admite.
La idea de comenzar un segundo proyecto en conjunto, cuentan los chilenos, comenzó a rondar cuando se toparon en Alemania el año pasado: Muñoz había congelado un semestre en Stanford para trabajar en un laboratorio alemán y Rubilar cursaba un semestre en Berlín. “Ahí empezamos a pensar en el futuro. En qué queríamos hacer. Dijimos: ‘Eventualmente deberíamos trabajar juntos’”, rememora Muñoz.
A mediados de este año, cuentan, lo concretaron. Ya de vuelta en San Francisco, en pleno periodo de vacaciones de verano de la universidad, ambos se reunieron durante tres meses en la residencia de Muñoz. Y aunque los dos tenían un trabajo en paralelo, “empezamos a tener conversaciones en la noche, tomando Coca-Cola y comiendo pollo frito, sobre ideas que podíamos ejecutar”, cuenta Rubilar.
El resultado de esos encuentros fue Velum Labs, un modelo de inteligencia artificial de diseño privado desarrollado por los chilenos que, en simple, busca respetar la privacidad de los usuarios que usan IA.
La dupla lo explica así: “Imagínate que eres una escritora de renombre y quieres utilizar IA para revisar tu nuevo manuscrito. Tú podrías hacerlo pero, por ejemplo, si usas OpenAI -empresa dueña de GPT- ellos podrían tener acceso a ese texto, robarlo y/o utilizarlo para entrenar nuestros modelos. Porque ellos tienen acceso a toda esa información”. Entonces, prosiguen, “lo que nosotros proponemos es una manera de que estos datos sean invisibles para todos”.
Llega YC
La idea de postular su idea a YCombinator siempre fue parte del plan, aseguran Rubilar y Muñoz. Hasta la fecha, son 17 startups originarias de Chile las que han pasado por el programa de aceleración. Entre ellas, Justo, Agenda Pro, Toku, Examedi y Fintual (ver artículo relacionado). Los últimos grupos chilenos aceptados fueron Koywe y Ruuf, en el batch de enero de 2023.
Muñoz y Rubilar cuentan que el proceso para entrar a YC fue sumamente expedito. Mandaron su postulación un lunes, y el jueves de esa semana los citaron a una entrevista presencial en las oficinas de la aceleradora en San Francisco para la semana siguiente. Allá presentaron su idea ante los general partners de YC, y al día sigueinte recibieron la noticia de su aceptación: “Hey, welcome to YC!”, fueron las palabras del socio de YC, Aarón Epstein.
Ahora, la dupla tiene el foco puesto en desarrollar Verum Labs y su modelo de negocio. Para dedicarse tiempo completo, ambos decidieron congelar su semestre en la universidad.
¿Tiene algún significado especial el ser los únicos chilenos aceptados en YC en los últimos tres años? Responden que sí. “Esto significa representar al país y poder demostrar que aquí también se puede hacer innovación. En Chile existe mucho talento que a veces se pierde y -sin desmerecer todo el mérito personal- en este camino que hemos recorrido con Benja hay bastante serendipia. Creo que si el talento no se perdiera, quizás podríamos ver compañías chilenas todos los años en YC”, reflexiona Rubilar.