Arriagada y la ruptura de la centro izquierda: “Hay una responsabilidad no menor de la Presidenta”
El exministro DC señala que el gobierno termina con un nivel de aprobación muy bajo, con una sensación de malestar, con una derecha más fuerte y con una coalición dividida.
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Histórico de la Concertación, ministro de la Presidencia en el gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle y uno de los personajes simbólicos de la transición. Genaro Arriagada –abogado, académico, diplomático– dice que observa el cuadro político sobre todo como analista y no como dirigente de la Democracia Cristiana, el partido donde milita. Integrante de varios directorios y dedicado a las asesorías de empresas, señala que en 37 días más –la fecha de las elecciones– se desencadenarán tres momentos:
“El primero, y más obvio: el resultado de la primera vuelta. En segundo lugar, conoceremos el resultado de la elección parlamentaria. A mi juicio, va a ser tanto o más importante que la presidencial: si las cosas no se dan bien, se puede generar una crisis del sistema de partidos”, advierte.
“Y el tercer hecho, no menor, estará marcado por las decisiones de los partidos, particularmente del oficialismo, sobre qué hacer en la segunda vuelta”, precisa.
–¿Cree que se resolverá por amplio margen?
– No hay nadie en Chile que crea que la diferencia en la segunda vuelta vaya a ser de diez puntos, 45% versus 55%. La presidencial se va a definir por mucho menos, no más de tres puntos. O hasta un punto y medio. Esto va a ser calzado. En consecuencia, aquí no hay margen para errores gruesos y Piñera está cometiendo errores gruesos.
- ¿Como cuáles?
– De acuerdo a las encuestas, la gente percibe que su candidatura es de derecha y no de centroderecha. El Piñera que estamos viendo hoy es el Piñera más a la derecha que hemos conocido y, como sabemos, aquí el que gana es el que gira al centro.
Por otra parte, ha cometido un error respecto de la agenda valórica. Como plantean Harald Beyer y Ernesto Ayala, la mayoría de su electorado está por las tres causales de despenalización del aborto y por el matrimonio igualitario.
Y un tercer asunto tiene relación con que la sola mención al crecimiento económico no basta. El electorado tiene la sospecha de que el crecimiento del que habla Piñera se va a concentrar en el 1% más rico de la población y eso es nefasto para su candidatura.
– ¿Y los errores de Guillier?
– Guillier ha tenido un mensaje muy débil de contenido, lo dice la propia gente de su sector. Desde un inicio alguna gente planteamos que el gran riesgo de la candidatura de Guillier, dado el nacimiento del Frente Amplio, era girar hacia la izquierda y dejar descubierto el centro. Y eso es lo que ha pasado. Guillier ha girado mucho hacia la izquierda, ha dejado descubierto el centro y todo eso es, en consecuencia, una manera de caminar hacia una derrota electoral. El quiebre de la centroizquierda era un camino de desastre. Las dos candidaturas presidenciales, la salida del equipo económico y de Mahmud Aleuy han sido errores muy fuertes.
– ¿Por qué Carolina Goic y la DC no han logrado capturar ese centro?
– Es una lástima, porque creo que ella ha hecho un esfuerzo muy leal por plantear una posición de centro y espero que tenga una acogida importante, aunque no cabe duda de que las encuestas muestran que ha estado remando contra la corriente. Ahora, creo que ella tiene bolsones de apoyo que no figuran en las encuestas, como en los sectores rurales y en provincias.
El “error gigantesco” del PS
– Como un histórico de la Concertación, ¿qué cree que le pasó a la centroizquierda?
– La centroizquierda marcó su camino a la derrota en el momento en que el PS rechazó el nombramiento de Ricardo Lagos. Porque si Lagos hubiera sido proclamado por el PS, se habría producido un efecto dominó y la DC no hubiese tenido ni fuerza ni voluntad para desafiarlo. De tal manera, habríamos tenido una centroizquierda unida. Los socialistas cometieron un gigantesco error, de ese error no se ha recuperado y, lo más probable, es que lo continúe afectando.
– ¿Qué se podría producir de acuerdo a los resultados de las parlamentarias?
– Los partidos pueden tener tensiones muy fuertes. No quisiera yo que suceda, pero por poner un ejemplo. En el caso del PS la situación de Lagos no fue fácil y si tiene un mal resultado –si pierden emblemáticos como Isabel Allende o Álvaro Elizalde–, el partido va a vivir no una noche de los cuchillos largos, sino meses de ajustes de cuentas que lo pueden incluso fracturar. En la DC no fue fácil esto de la candidatura y la lista parlamentaria propia y, en consecuencia, quedaron agravios.
– ¿Cuál es el ambiente hoy?
– Hoy ha estado todo a sotto voce, porque la gente no quiere echarle más leña a la hoguera. Pero al día siguiente de la elección, si los resultados son adversos, va a haber muchas recriminaciones. Si se pierde la presidencial y el resultado en la parlamentaria no es el adecuado, mucha gente se va a preguntar: ¿quiénes fueron los responsables?
– Se ha dicho que el principal desastre político de este período es la ruptura del centro y la izquierda…
– Y hay una responsabilidad no menor de la Presidenta. En la época de la Concertación, habitualmente el Presidente de la República fue siempre líder de su coalición y tenía entre sus tareas la de tratar de conservar la unidad de su bloque. En esto tuvo éxito Patricio Aylwin, Frei y el propio Lagos. En cambio, aquí esto se rompió –no la culpemos solamente a ella–, pero ha sido una desgracia que se rompiera.
– ¿Le concede responsabilidad a los partidos?
– Debió haber habido una mayor preocupación por salvar la coalición y en eso, efectivamente, la Presidencia no es el único actor, aunque sin duda es el actor más importante. La Presidencia no puede llegar y decir: “Esto es un problema de los partidos”. Por ponerlo de la manera más benévola: en un 50% es una responsabilidad de la Presidencia y de su equipo político y en un 50% de los partidos, aunque creo que es un problema que le compete más a la Presidencia que a los partidos.
Reformas: “Se ejecutaron mal”
– ¿Cuál es su balance de este gobierno?
– Estoy de acuerdo con el inventario de las reformas, pero se ejecutaron muy mal. Este gobierno ha tenido un déficit de gestión y un déficit de gestión política, más que una mala gestión económica. Ha tenido una mala gestión política y una mala gestión de su coalición y eso ha agravado los problemas. Terminamos con un nivel de aprobación muy bajo, con una sensación de malestar, con una derecha más fuerte y con una coalición dividida. Es un mal balance, desgraciadamente, que se traduce en una cosa muy trágica para la Presidenta: habiendo sido dos veces Jefa de Estado, le podría entregar el poder dos veces a la derecha.
– A la Presidenta parece preocuparle su sucesión y ha repetido que no da lo mismo quien gobierne…
– En eso tiene toda la razón, si eso es muy obvio. Eso lo dice Piñera también. Es un argumento que usa la derecha y que lo usa ella, que es legítimo. Pero es tarde ya, porque este asunto debió haberse enfrentado mucho antes.
– ¿Cómo observa los movimientos de los partidos del oficialismo con miras a la segunda vuelta?
– No quisiera aventurar una posición porque creo, sinceramente, que esto hay que resolverlo al día siguiente. Hacerlo antes sería una jugada muy desleal frente a la candidatura de Carolina Goic. Pero lo claro es que hay algunos que siembran vientos y van a cosechar tempestades. Cuando Guillermo Teillier dice que los comunistas tendrían que pensar dos veces antes de estar en un gobierno con Carolina Goic, mi respuesta es que yo, en esa lógica, voy a pensar cuatro veces antes de estar en un gobierno con quienes, siendo un partido menor en la coalición, han hecho una ostentación de poder, descalificaciones muy fuertes a la DC y a líderes como Ricardo Lagos, y mantienen ambigüedades inaceptables en temas que me parecen muy relevantes, como Venezuela o Cuba.
– Serán difíciles las negociaciones de segunda vuelta…
– Esto no va a ser fácil. Boric tiene razón: un acuerdo puramente reactivo en contra la derecha es un acuerdo que no vale la pena y, en consecuencia, la idea de que aquí somos todos los buenos muchachos y hay que juntarse, no creo que responda a la lógica del país. No he votado nunca por la derecha, no voy a votar por la derecha, pero Piñera no es una amenaza fascista. Frente a una amenaza fascista estaría por la unidad, pero si no la es, sino que es un gobierno de derecha conservadora, lo lógico es no votar por la derecha, pero tampoco aceptar la presión de la unidad a todo precio.
– Un grupo de diputados DC quiere forjar un pacto con Guillier antes del 19 de noviembre.
– En la DC personas como Yasna Provoste o Gabriel Silber, con su anticipación al apoyo de Guillier en segunda vuelta, han cometido un acto lamentable. Han sido tremendamente desleales con Carolina Goic. Y, a la vez, han legitimado una peligrosa conducta en la DC post primera vuelta, al establecer, como lo ha dicho Yasna, que “en política uno actúa en virtud de sus convicciones y no de los permisos que uno pueda solicitar”. Si diez candidatos a diputados y una candidata a senadora DC han tomado esa bandera, que no vengan a pedir órdenes de partido para la segunda vuelta. Pero esto, además de una deslealtad, ha sido un error que causa un daño a la candidatura de Guillier en una segunda vuelta, pues ha terminado haciendo imposible un apoyo DC unitario a su candidatura. Si había una manera de dañar la candidatura de Guillier ésta ha sido muy eficaz.