Ernesto Ottone: “Para gobernar hay que hacerlo públicamente, no lo puedes hacer en secreto”


A pesar de que por estos días el sociólogo Ernesto Ottone reconoce que está dedicado a finalizar sus memorias del exilio, que presentaría en abril, dice seguir “muy atento” la instalación del segundo período de la presidenta electa Michelle Bachelet.

Desde su arribó a Chile, la ex directora de ONU mujeres eligió a Ottone como uno de los profesionales con que Bachelet se reúne cada cierto tiempo para conversar de distintas materias. Su trabajo como asesor senior durante la administración de Ricardo Lagos, en el llamado “segundo piso” y su no militancia política le permiten una visión integral de esta fase de instalación.

Con vehemencia destaca el programa de Bachelet y se molesta y califica de “absurdos” a aquellos que lo critican sin ni siquiera haber “empezado el partido”.

- Usted ha destacado el carácter transformador del gobierno de Bachelet, ¿cuáles serían las diferencias con el primer período?

- Es una presidenta que llega con una alta votación, con una esperanza muy larga y con tiempos cortos. Es una presidenta que llega con una mayoría que nunca tuvo la centroizquierda en toda su historia y, por lo tanto, hay un conjunto de leyes que puede aprobar. Tiene una oposición que electoralmente está profundamente castigada y ese es un problema para el funcionamiento de la democracia. Es una presidenta que llega con un mandato de llevar adelante un programa que es un segundo ciclo de reformas, que es distinto al primero. Ella planteó prioridades que comparto plenamente como la reforma tributaria, reforma educativa y reforma de la Constitución.

- ¿Qué es lo que caracteriza al conjunto de personas que designó en las distintas instituciones?

- Es un grupo de personas transversales, que cubre a toda la Nueva Mayoría, donde se incorporan nuevas fuerzas como es el caso del Partido Comunista (PC) y otras fuerzas menores que acomodan a la presidenta. Ella ha tenido una enorme libertad para elegir a la gente.

- ¿Qué injerencia tuvieron los partidos políticos en los nombramientos?

-Los partidos tuvieron alguna injerencia, pero la libertad que ha tenido la presidenta ha sido enorme. Ella tiene un gabinete que le acomoda, no tiene imposiciones, pero obviamente respetando los compromisos. Estamos en el mundo de la política donde hay acuerdos, no estamos en el mundo de “avanzar sin transar”. Por lo tanto, podría decir que es un segundo ciclo donde la figura de ella está por sobre las decisiones de los partidos.

- ¿La presidenta escuchó a los partidos? ¿No teme que le pase lo mismo que a Piñera a quien se critica porque no gobernó con ellos?

- No puedo hacer una comparación entre Sebastián Piñera y Michelle Bachelet. Bachelet es una persona que tienen una vocación política desde pequeña, que tiene una cabeza política y que a dedicado su vida al servicio público. Piñera es un hombre de negocios, un jugador, con una inteligencia enorme que le permitió hacerse rico, pero él se rodeó de hombres de empresas, de gerentes y de abogados. Cuando uno ve a los partidos de derecha, a lo mejor habría sido peor, yo no sé, es una pregunta para la que no tengo respuesta. Piñera podría decir que lo acusan de no haber gobernado sin los partidos, pero si hubiese gobernado con estos partidos que se peleaban, que no eran capaces de elegir un candidato, que se le caían los candidatos, son partidos que están en una situación muy compleja.

- ¿Y Bachelet gobernará junto a ellos?

- Creo que sí, pero los partidos deben tener conciencia de que la presidenta tiene un peso hoy día en la opinión pública mayor que ellos, y por lo tanto, son ellos los que tienen que ponerse a la altura de la tarea que hay que enfrentar. Todos los partidos democráticos en el mundo están viviendo una situación difícil, en Italia, Francia y Alemania y, por lo tanto, la democracia representativa de hoy está conformada por los partidos, el movimiento social las redes, en fin, un conjunto de cosas, lo que se llama la democracia continua, pero que convive con la democracia representativa.

- Hay críticas de dirigentes de la Nueva Mayoría por el excesivo secretismo con el que ha actuado la presidenta y su entorno...
- No sé mucho de eso, lo que sí creo es que hizo una campaña electoral fantástica y ahora tiene que gobernar. Para gobernar lo tienes que hacer públicamente, no puedes gobernar en secreto. Hay que ver ahora qué pasa en el gobierno, estamos en tierra de nadie en este momento.

- ¿Y los tropiezos en la designaciones?

- Esos errores también los hubo en el pasado, pero en fin, hay que corregirlos sacar las elecciones y punto.

- Hay sectores de la DC que responsabilizan al próximo ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, de no haber chequeado debidamente los nombramientos ...
- No hay acción humana que no pueda estar sometida a errores. Pero ¡por Dios! Esos son errores que yo llamó de camarín, veamos cómo juega el equipo en la cancha. El equipo no ha empezado a jugar y ya lo critican, me parece que es exagerado y absurdo. Todavía no empieza este gobierno y entonces, ¿cómo van a criticar a (Rodrigo) Peñailillo, cuando no ha estado ningún día en el ministerio del Interior?



Reforma por la igualdad 


- El presidente Piñera criticó la reforma tributaria planteada por Bachelet. Dice que la expansión del PIB es más fuerte que cualquiera modificación de la estructura tributaria...

- Este es un gobierno que se ha planteado en estos cuatro años avanzar en una sociedad más igualitaria. Chile es una sociedad deforme, ha logrado gran crecimiento, buenos avances en materia de pobreza y de indigencia, pero su desigualdad interna es enorme, estamos en un índice Gini de 0,50. Un país que esté por llegar al umbral del desarrollo con esta desigualdad interna es un país que está destinado a tener problemas. Menos cohesión social, problemas de funcionamiento, de productividad. Es importante caminar en políticas que disminuyan la desigualdad de la distribución. ¿Cuáles son esas políticas? La primera es la tributaria. Los países de Europa tienen un Gini antes de impuestos de alrededor de 0,42 y que después de impuesto baja a 0,32. O sea, hay diez puntos de igualdad que se logran gracias a los impuestos.

- ¿Elevando de manera significativa los impuestos?

- Por supuesto, pero uno no puede elevarlos sin redistribuir. Sin un nivel de impuestos progresivo, no hay forma de tener una sociedad más igualitaria. Aquí hay una sociedad donde la media del salario es de 
$ 300.000, sin embargo, hay fortunas enormes. El gobierno de Bachelet no es revolucionario, es un gobierno que quiere un sociedad más igualitaria. Un gobierno que quiere disminuir la brecha de desigualdad y, para eso, primero políticas tributarias que son propuestas y que son razonables y es un cambio gradual. Es importante no sólo para que haya recursos para hacer los cambios, sino también para que la sociedad sea más legítima.

- ¿Un cambio en los tributos garantiza más igualdad? Hay empresarios que piensan lo contrario...
- Los empresarios deberían ser muy favorables a la reforma tributaria, porque legitima su rol en la sociedad chilena, que no está suficientemente legitimado.

- ¿En qué sentido?

- Que no son suficientemente apreciados por la gran mayoría de la población.

- Hay algunos dirigentes de las PYME que han manifestado su preocupación...
- Todo hay que hacerlo conversando. Se reunirán todos, el método es democrático, pero hay una reforma que está bien pensada y que se va a aplicar porque están los votos.

- ¿Esta reforma puede inhibir la inversión?

- En lo absoluto, Chile tiene espacio para esta reforma tributaria sin afectar en nada la inversión, el ahorro, y la productividad del país.

- Sin embargo, Bachelet no lo aplicó en su primer gobierno...

- En el gobierno de Ricardo Lagos hicimos cambios al Royalty, cambios tributarios y la derecha se oponía a todo. Hoy día no puede hacerlo. En un principio tenían terror, como si aquí se viniera Gengis Kan. Cada vez que va a haber un cambio, los sectores conservadores van estar en contra.