El precandidato presidencial del PR, senador Alejandro Guillier, insistió ayer en que según la norma “uno lo que declara son aquellas actividades que realiza en el momento presente y que pudieran ser incompatibles con el desempeño de sus funciones”.
Asimismo reiteró que ya no pertenece a la Fundación Escondida, pero igualmente aclaró que “es una fundación, no una empresa (…) y la labor que ha hecho es ampliamente validada”.
El senador acusó además “una animadversión evidente para tratar de denostar la imagen de las personas, ese es un clima instalado en el país y amparado por muchos medios de comunicación”.
En todo caso, Guillier recibió un transversal apoyo de sus pares que dieron fe de su buena actuación. Sólo el vicepresidente del Senado, Jaime Quintana (PPD) expresó una postura distinta: “Convengamos que las fundaciones son un brazo, la cara amable, de las empresas que tienen también sus intereses económicos”, por lo que en lo sucesivo será “muy difícil mantener de manera oculta” estas situaciones.