Octubre trajo noticias positivas para los bolsillos de los consumidores chilenos.
Esto, ya que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) no registró variación en el décimo mes del año, con lo que el aumento del costo de la vida en el último año se moderó desde 4,4% en septiembre a 3,4% un mes más tarde.
El mercado anticipaba un encarecimiento de los precios mensuales entre 0,2% y 0,4%.
Según explicó el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en el lapso destacó el alza de la división de alimentos y bebidas no alcohólicas, así como los descensos de vestuario y calzado, e información y comunicación. Seis de las trece divisiones que conforman la canasta del IPC aportaron incidencias positivas en la variación mensual del índice, cinco presentaron incidencias negativas y dos registraron nula incidencia.
Justamente, el incremento en el valor de la alimentación derivó en que el respiro en el nivel de precios no fuera parejo para todos los grupos de ingresos en el país. Al contrario, el IPC fue más alto para el más vulnerable en relación al resto durante el mes.
Así lo revela un informe elaborado por el Centro de Investigación en Empresa y Sociedad de la Universidad del Desarrollo (CIES UDD), ya que el primer quintil (que agrupa al 20% de la población de menores ingresos) anotó una inflación mensual de 0,1%, lo que llevó al acumulado de los últimos doce meses a un 3,5%, siendo el más alto entre los cinco grupos analizados.
Por el contrario, la inflación fue nula para el quintil número cinco, el que engloba al 20% de la población de más altos ingresos, situando la variación de los precios en el último año al mismo nivel que el IPC general: 3,4%.
El director del CIES UDD, Víctor Martínez, recalca que la distribución del aumento del costo de la vida fue relativamente homogéneo entre los quintiles analizados, por lo que la brecha es menor que en meses previos. Eso sí, plantea que los datos confirman que la estructura de consumo continúa siendo un "factor relevante" para comprender los efectos distributivos de la inflación en el país.
"El peso de los alimentos en el presupuesto de los hogares sigue siendo determinante para entender las diferencias distributivas. En el quintil de menores ingresos (Q1), la canasta destina un 32% al consumo de alimentos, más del doble que el 14% observado en el quintil de mayores ingresos (Q5). Esto implica que incluso variaciones moderadas en los precios de alimentos tienden a afectar con mayor intensidad a los hogares de menores recursos", sostiene el especialista.