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Los cinco principales desaciertos y los cinco principales aciertos de la Reforma Bachelet

Por Bernardo Fontaine, economista y presidente de 7 A SA.

Por: | Publicado: Sábado 5 de abril de 2014 a las 05:00 hrs.
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Un gobierno tiene pleno derecho a propiciar un alza de impuestos para gastar, por ejemplo, en educación. El problema es a qué costos en términos de crecimiento, eficiencia, justicia y libertad individual. Una primera lectura de la extensa, compleja y masiva Reforma Tributaria propuesta por el gobierno nos lleva a considerar los siguientes desaciertos y aciertos en la propuesta:




Los desaciertos:


1.La tasa del 35%: muy alta 


Una tasa para empresas y empresarios, y también para empleados, de 35% es muy alta y agrava los defectos de un impuesto a las utilidades devengadas como el propuesto, versus el sistema actual que grava las utilidades retiradas y acumula en el FUT las ahorradas. Con 35% existe un desincentivo fuerte al esfuerzo personal, a la creatividad y al ahorro, en definitiva un freno al desarrollo personal y del país. Mal que mal es el doble de impuestos que hace pocos años. Es cierto que las empresas pequeñas, como dicen los partidarios de la Reforma, la mayoría de ellas unipersonales, pagan poco impuesto hoy y seguirán así, puesto que las tasas de impuestos personales son menores al 35%. Pero las empresas pujantes, las empresas emergentes, las sociedades profesionales, que crecen, tendrán menos combustible para impulsar su desarrollo al contar con menos utilidades después de impuestos para ahorrar e invertir. La Reforma sería mucho mejor si, a pesar de ir a base devengada, la tasa máxima fuera 25% para sueldos y utilidades.



2.Menor ahorro


No hay duda, hasta los ideólogos de la Reforma han considerado que ésta afecta el ahorro y la inversión, pero publicitaron la añeja depreciación instantánea como la gran solución incluso hasta el lunes pasado. Pero la depreciación instantánea se chingó. Era mucho menos recaudación, la depreciación instantánea quedó solo para el discurso y por aplicar a pequeños contribuyentes. Otras alzas de impuestos como el impuesto a los bienes raíces, impuestos a fondos mutuos y fondos de inversión, eliminación del 57bis, van siempre en la dirección de desfavorecer el ahorro. El proyecto solo libera de impuestos a depósitos a plazo de personas hasta 50 millones de pesos. El gobierno promete ahorrar parte de la recaudación, para así recuperar parte del ahorro privado perdido, pero habrá que verlo. ¿Habrá inversión? Por cierto, la inversión subsistirá con menor dinamismo y financiada con más deuda en vez de capital propio.

3.Un golpe a las empresas emergentes y crecientes


No importa el tamaño de la empresa. Lo que importa es que crezca, se expanda, cree bienes y servicios. Puede ser empresa nueva o antigua, grande o pequeña, una sociedad profesional o de servicios, incluso una sociedad de inversiones. Si se desarrolla, impulsa a la vez el desarrollo del país, crea oportunidades. La más grande empresa de la bolsa chilena o el más innovador emprendimiento pueden ser motores de Chile. Esas son las empresas emergentes.

¿Y qué hace la Reforma? Reduce el financiamiento disponible porque quien hoy gana 100, paga 20 de impuestos y le quedan 80 para reinvertir y/o repartir como dividendo. Con la reforma esos 80 se transforman en 65.

Las empresas emergentes deben crecer, necesitan especialmente financiamiento de capital de trabajo y para investigación y desarrollo. En ello el mercado de capitales es más tacaño y tampoco les sirve depreciaciones instantáneas.

La Reforma, al combinar tasas altas, base devengada y gran complejidad tributaria, traba el impulso dinámico de muchas empresas emergentes, tanto grandes empresas que aspiran a emerger en el gigante mundo globalizado, medianas que quieren emerger dentro del grupo de exitosas empresas chilenas o emprendimientos que saben que si son exitosos toparán con el freno del 35% para su expansión futura. 



4.Futuros impuestos muy complejos, transición tortuosa


La Reforma apunta a un sistema tributario más complejo que el actual, lleno de casos y subcasos, retenciones aquí y allá, interpretaciones y sutilezas. Aquí se olvidó la máxima que lo mejor es tener impuestos simples de pagar y simples de cobrar.

Las empresas pequeñas, por ejemplo, quedan dentro de una compleja maraña de normas llenas de cálculos y condiciones como la depreciación instantánea, créditos a la compra de activos fijos, 14 ter, cálculos de PPM, y el cambio de sujeto de IVA en ciertos casos. ¿Sabrá la pyme antes de facturar si le está vendiendo a una empresa grande o chica y quién en cada caso tiene que pagar el IVA?
¡Ah¡ pero la gran solución para las PYME es el 14 ter. Pero el 14 ter no es solución, con él los dueños pagan pleno impuesto sobre sus flujos contables, pero no su caja efectiva. El cálculo de impuestos del 14 ter supone que toda su venta fue cobrada y eso no es así. El problema de las pymes no es financiar compras de máquinas, es financiar su capital de trabajo, sus cuentas por cobrar. Por eso, las medianas empresas, que ya pueden ahorrar algo, prefieren el FUT.

De hecho, el 14 ter ya existe y solo el 12% de las empresas se han acogido a él. No debe ser tan bueno. Además el 14 ter no incluye las sociedades profesionales, ni las de inversión, solo las que pagan IVA.

La Reforma elimina el 14 bis y el 14 quater, sistemas que sí representaban ayudas a la pequeña empresa.

Por último, la transición desde el sistema tributario actual y el futuro es extraordinariamente compleja. El riesgo de mala implementación con perfume a Transantiago es grande.

5.Ahora el contribuyente es culpable hasta que demuestre lo contrario


El SII obtuvo en la Reforma su lista de regalos pedida al Viejo Pascuero. Todo tipo de atribuciones y facultades con plena arbitrariedad. Nadie duda la necesidad de combatir la evasión, pero dejar fiscalizadores con super poderes, capaces de decidir hasta las motivaciones que tuvieron las personas o considerar adecuadas o no los términos de una actuación económica sin criterios objetivos van más allá del estado de derecho. Los partidarios de una sociedad libre, democrática, respetuosa de los derechos y libre de abusos deben alarmarse.



Los aciertos:


1.Eliminar la Renta Presunta y cobrar impuestos a las ganancias por venta de propiedades realizadas por personas naturales

Lo de la Renta Presunta, doloroso, pero necesario porque no se justifica y permite generar legalmente rentas libres de impuestos. Es mejor un sistema tributario con tasas bajas, cosa que no se cumple, y amplias bases. Lo malo está en las normas propuestas para adecuación de las rentas presuntas al sistema general de impuestos. Parecen bien injustas en muchos casos.

A futuro todas las personas que ganen dinero vendiendo propiedades, salvo la casa propia con utilidades hasta por 8.000 UF, pagarán impuestos. Esto es muy doloroso porque las propiedades han sido una fuente muy usada de ahorro para las personas, entre otras cosas, precisamente por sus menores impuestos. Sin embargo es razonable, esta exención de impuestos permite generar utilidades libres de impuestos y en cantidades que pueden ser enormes. Lo que no es tan razonable es la velocidad de implementación y la tasa a aplicar (Global Complementario). Habría sido más razonable un proceso más escalonado: por ejemplo, aplicar el impuesto a todas las casas compradas desde la promulgación de la nueva ley a tasa de Global, aplicar una tasa de 15% por los siguientes 5 años a las casas compradas con anterioridad y de 20%.



2.Gravar las utilidades de sociedades de chilenos en el extranjero y regular los retiros de socios familiares

Las utilidades de esas sociedades extranjeras no pagaban impuestos mientras no repatriaran utilidades devueltas a Chile. En la Reforma eso se acaba y las utilidades producidas por sociedades de chilenos en el exterior paga los impuestos normales. Eso es lo correcto aunque doloroso para los contribuyentes afectados.

Por otra parte, sociedades con socios familiares permiten distribuir retiros entre ellos privilegiando los que tienen tasas de impuestos más bajas. Así, por ejemplo, marido y mujer son socios. Retira utilidades la mujer porque tienen una tasa de Global Complementario más baja y entonces paga menos impuesto que si retirara el marido. Eso permite al contribuyente bajar su tributación, pero no en grandes magnitudes. En la Reforma queda esto bloqueado pero de mala forma, de manera totalmente arbitraria, a criterio del SII.


3.Gradualidad

Los cambios tributarios de esta envergadura son traumáticos, la gradualidad en su aplicación es fundamental y eso lo recoge la Reforma, aunque en algunos temas específicos esa gradualidad sea insuficiente.

4.Baja de la tasa máxima de impuestos personales (Global) al 35%

Ya hemos dicho que las tasas máximas, hoy 40%, son nocivamente altas. Un 35% es un paso en la dirección correcta. Las tasas altas son un freno al desarrollo personal y del país, castigan el esfuerzo, frenan la movilidad entre las capas medias y altas de la sociedad y fomentan la evasión. Los muy ricos siguen siendo muy ricos con tasas altas, los que aspiran a ser ricos, los nuevos profesionales y empresarios y los emprendedores exitosos, esos son los que más sufren las tasas progresivas altas.

5.Alza de impuestos verdes, impuestos a bienes con externalidades negativas y otros

Impuestos a las emisiones, impuestos a los alcoholes, a los autos diésel, son razonables por distintos motivos bien conocidos. En el caso de los autos diésel, es lamentable que, con la misma firmeza que se quiso revolucionar el impuesto a la renta no se haya igualado el impuesto específico al diésel y a la bencina. Esa diferencia es arbitraria, injusta e ineficiente para la economía. La única razón para existir es el poderoso lobby político de los transportistas, pero ¿no estamos en el gobierno contra los abusos? 
En medio de esto, está un nuevo impuesto a las bebidas azucaradas, el consumo de ellas no tiene clara justificación como un “mal” para la sociedad.

En el caso del alza de impuesto de timbres a los créditos, es un impuesto que genera distorsiones, pero ante la necesidad de recaudar, es mejor que otras alzas propuestas en la Reforma.

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