Por Bárbara Sifón Andalaft
En una débil posición se encuentran las empresas chilenas respecto a los conflictos de intereses, lo que se explicaría por una falta de códigos de ética y de capacitación de los trabajadores en esta materia.
Mientras entre los ejecutivos chilenos, el 33% asegura tener conocimiento de la existencia de conflictos de intereses al interior de sus empresas, en las compañías internacionales esa cifra disminuye a un 19%, según destaca el último informe de Transearch sobre conflictos de intereses.
Frente a este escenario, el presidente de Transearch Chile, Cristián Duarte, asegura que nuestro país se encuentra atrasado en esta materia, principalmente, en el “sentido de tener regulados los conflictos de interés, de tener mecanismos para que las personas y ejecutivos puedan declararlos antes de que estos se conviertan en un problema”. Asimismo, asegura que en nuestro país debe existir un mayor “diálogo” entre la legislación y los códigos de ética al interior de las compañías para evitar estas situaciones, esto ya que nuestra legislación se encuentra atrasada en esta materia.
En esta misma línea, entre los ejecutivos de empresas locales consultados por Transearch, un 29% asegura que ha enfrentado un conflicto de interés.
Esto, mientras que un 63% de los encuestados que trabajan en empresas nacionales asegura no haber firmado una declaración de intereses al momento de ingresar a su compañía, cifra que se encuetra muy por sobre la de los ejecutivos de empresas internacionales (45%).
“El problema es que muchas veces la gente omite o las empresas no tienen declaración de intereses y después algo que se considera como un conflicto la persona puede decir que no sabía”, destaca Duarte.
Códigos de ética
Mientras el 75% de las empresas internacionales cuenta con un código de ética, para las empresas nacionales la situación es menos alentadora, ya que sólo un 53% cuenta con uno. Lo que para el presidente de Transearch Chile es fundamental para evitar los conflictos de interés, ya que de no existir los funcionarios pueden decir que “no supieron que eso que hicieron está prohibido o restringido” mientras que al existir este reglamento con normas claras las personas “saben antes qué pueden y qué no pueden hacer”.
Sin embargo, la mera existencia de estos códigos no sería suficiente, ya que establecen comportamientos para situaciones generales, “pero es difícil ponerse en cada una de las situaciones particulares, por lo tanto para eso es necesario que la gente reciba capacitación sobre el tema”, destaca Duarte.
Otro aspecto determinante, es que el 62% de las empresas nacionales permite a sus empleados recibir regalos corporativos, así como el 39% participa de comidas pagadas por sus proveedores. Lo que para Duarte genera conflictos ya que luego “es difícil que la persona pueda hacer total abstracción cuando tiene que tomar una decisión”.