James Merrill nació rico, como él decía, "me guste o no". Su padre Charles, co-fundador del banco Merrill Lynch, le dejó un fondo fiduciario. Eso le compró tiempo. Libre de la necesidad de ganarse la vida, realizó sesiones en el mundo espiritual y escribió poesía. En una nueva biografía, Langdon Hammer describe cómo las transcripciones de Merrill de los 40 años de sesiones se transformaron un gran poema de 560 páginas, "La Luz Cambiante en Sandover".
Merrill, que murió en 1995, es un ejemplo temprano de lo que podríamos llamar un artista HNWI, la sigla en inglés que usan los administradores de riquezas para los "Individuos de Alto Valor Neto". El arte HNWI va a convertirse en algo mucho más común. Esto ayudará a la siguiente generación a responder a una pregunta urgente: ¿qué hacer con la creciente tribu de herederos HNWI?
El arte raramente da dinero, por lo que cada sociedad tiene que encontrar una manera de financiar a los artistas. En la Edad Media, los reyes eran los mecenas. Hasta la crisis financiera, las universidades estadounidenses dieron empleo como profesores a los poetas. Y ahora tenemos a los herederos HNWI. La mayoría de ellos se perdieron la crisis. Desde 2008, han crecido a una tasa anual de 10%, según el World Wealth Report de Capgemini. En 2013, había 13,7 millones de personas con patrimonios elevados en todo el mundo, con activos por al menos US$ 1 millón.
Por supuesto, el 90% de los HNWI son apenas "millonarios comunes", con activos por sólo entre US$ 1 millón y US$ 5 millones. Aun así, si el promedio de HNWI es de dos hijos, eso deja varios millones de herederos que no tendrán que trabajar por dinero. Estas personas necesitarán responder a la pregunta de James Merrill: ¿Qué hacer con toda esta educación, ambición y tiempo?
Las generaciones anteriores no tenían este problema. Históricamente, la mayoría de los grandes patrimonios eran aristócratas que consideraban la actividad algo vulgar. Las revoluciones ayudaron reducir su tribu: un príncipe ruso podía terminar conduciendo un taxi en París. Los impuestos a las herencias ayudaron más.
Pero, por ahora, la vida es amable con los grandes patrimonios. Sus hijos, por tanto, necesitan decidir qué hacer. "La riqueza heredada es un arma de doble fijo", dijo el filántropo multimillonario Sigrid Rausing al diario The Irish Times. "Inconscientemente, puedes sentir que ninguna profesión es para ti".
Algunos herederos HNWI dedicarán su vida a la filantropía. Algo que, en general, es una pérdida de tiempo. Es más inteligente donar a una organización benéfica existente que crear una que tendrá una curva de aprendizaje y, probablemente, duplicara el trabajo que otros hacen mejor. Unos comprarán cargos políticos.
Otros derrocharán sus vidas como aristócratas al estilo antiguo. Pero la mayoría quiere un trabajo de alto estatus que deje margen para unas largas vacaciones. El arte es la solución obvia.
Algunos herederos se convertirán en patrocinadores de artistas. Rhapsody, la revista literaria para los pasajeros de primera clase y negocios de United Airlines, es un mecanismo para convertir la riqueza HNWI en honorarios para escritores serios.
Otros harán mal arte. Un amigo preguntó una vez a la hija de una familia europea famosa: "¿A qué se dedica usted?". Ella respondió: "Yo hago arte inflamable". "Eh... ¿qué?", preguntó mi amigo. "Hago esculturas", explicó, "y luego las quemo". "Me gustaría verlas algún día", dijo educadamente. "No puedo", respondió ella. "Las quemé".
Pero algunos serán buenos artistas. Los artistas HNWI tienen tiempo para perfeccionar su talento y no se disiparán en el trabajo como nosotros los plebeyos. El escritor estadounidense Andrew Salomon (hijo de un magnate farmacéutico) pudo invertir once años en escribir Far From the Tree.
Al igual que el inglés Edward St Aubyn, sus libros tratan acerca de una infancia infeliz en la gran propiedad familial, un tema que podría convertirse en un clásico entre los artistas HNWI.
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