Laura Quiñelén Martínez es una mapuche citadina. Su ruka no está en Nueva Imperial de La Araucanía, su tierra ancestral -o su tuwün, en mapudungún-, sino en Huechuraba, en la concurrida avenida Salvador Allende. No hay tanto verde a su alrededor, como posiblemente sí lo tenían sus antepasados, pero es lo que le tocó. Así que ahí vive ella, en la población El Bosque 1, con el resto de los 27 mapuches -y sus familias- que integran la asociación Dhegñ-Winkul, creada en el año 2000.
Quiñelén intenta mantener viva la cultura mapuche entre los 120 mil habitantes que tiene Huechuraba. Como mínimo, se viste con las prendas típicas de su cultura. Hoy luce un keltawe: una cadena de plata que se usa en la frente y alrededor de la cabeza. Se dedica, al igual que la mayoría de los indígenas de su asociación, a desarrollar y difundir la medicina de la tradición mapuche. Ese es su kupán; su raíz, su linaje. Su mamá es la machi Rosa Martínez Catril, “la Papai”, la única médica ancestral de Huechuraba que no sólo atiende a mapuches sino a público general (unas 200 personas al año).
Aunque como líder de Dhegñ-Winkul le ha tocado asumir roles protagónicos en redes sociales o con las autoridades que van de visita a la comuna donde vive, lo del mall en Vitacura le ha dado una notoriedad que posiblemente nunca imaginó. “Tenemos una preocupación porque de repente nos vemos en medio del caos”, se lamenta.
A exactamente 3,2 kilómetros lineales de su ruka se desarrollará el proyecto “Centro Comercial Cencosud Shopping en Vitacura”, un mall de tres niveles al aire libre que pretende recibir unas 18 mil visitas diarias. Incluye una laguna artificial, ciclovías y jardines caminables en medio de tiendas, supermercados, cine y otros locales. El centro comercial -que implica una inversión de US$ 125 millones- se ejecutará en un terreno de 12,5 hectáreas en la avenida Santa Cruz N°5050, en la comuna de Vitacura, a un costado del colegio Saint George’s College, en un terreno que luce vacío, y que el gigante retailer arrienda desde 2007 a la orden Holy Cross, dueña del colegio.

El lugar, dice Quiñélen, es parte del territorio ancestral del valle del río Mapocho. Su ruka se encuentra en la denominada “área de influencia” del centro comercial, argumenta, por lo que sus puntos de vista deben ser tomados en cuenta por Cencosud. “Nuestra preocupación es por el medioambiente, por la flora y la fauna del territorio, por los insectos que viven ahí, las aves, las ranitas, porque coexisten con los humanos”, explica Laura Quiñelén desde su ruka, acompañada de otra integrante de la comunidad, Ximena Vicuña, y de “la Papai”, Rosa Martinez Catril.
“No es un terreno abandonado; está en forma natural. El ser humano ve la tierra como algo inerte y nosotros creemos, según nuestra cosmovisión, que todos los lugares tienen espíritu”, agrega.
El oficio de la Conadi
Actualmente, el proyecto del mall está en manos del Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) que debe evaluar todo este tipo de inquietudes.
Hace dos semanas, llamó la atención un oficio de cuatro páginas elaborado por la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi) -y enviado al SEA- donde se pidió expresamente considerar la perspectiva de esta comunidad que ya se ha reunido con el SEA en ocasiones anteriores.
La Conadi no sólo menciona lo del cuidado de la flora y la fauna, sino también su preocupación por el posible hallazgo de vestigios arqueológicos en el terreno.
“Es cierto -dice Laura Quiñelén-. Lo más probable es que cuando rompan la tierra se encuentren con osamentas del pueblo mapuche”.
Por eso, agrega, si el proyecto se lleva a cabo, ellos exigen que primero se realice una ceremonia -llamada Llellipún- mediante la cual se le solicita a los antepasados el uso del territorio y se pide permiso a los espíritus dueños del lugar, para que la intervención no sea disruptiva y las energías logren trasladarse a otro sector.
Este último punto fue rescatado por la Conadi.
“Queremos evitar la transgresión, es decir, que se llene de malas energías”, explica Quiñelén.
Pero hay más: Quiñelén y Ximena Vicuña explican que, en las dos ocasiones en que han conversado con representantes de Cencosud, les han dicho que también podrían hacer un Trafquintun, otro rito mapuche que tiene como fin el intercambio recíproco de bienes o conocimientos. “Les pedimos que nos ayudaran con nuestra ruka, que está muy deteriorada, porque se infectó de termitas y tenemos complicaciones. Entonces les pedimos que nos apoyen con la renovación de la ruka, que es el lugar donde atendemos a la gente que necesita de nuestra medicina ancestral”, señalan.
La comunidad mapuche también le solicitó a Cencosud incorporar un espacio al interior del mall para la comercialización de productos indígenas y renombrar el centro comercial como “Füta Kurra”, que en mapudungún significa “gran piedra” (y que es de donde proviene el nombre Vitacura). La idea, explican, es honrar la historia del territorio.
“Emblema de la permisología”
Todo esto ha generado sorpresa y debate en la opinión pública.
En una columna publicada en El Mercurio, Francisco Covarrubias, rector de la Universidad Adolfo Ibáñez, dijo que el mall de Vitacura se había transformado en el “emblema de la permisología” y que “lo de los espíritus superó todo lo visto”. “No se trata de criticar las creencias que puedan tener indígenas, católicos o protestantes. Cada uno puede creer lo que quiera. Lo que no puede ocurrir es que el Estado invoque a ellas como requisito para realizar un proyecto. Es un retroceso civilizatorio”, dijo el rector.
Se sumó al debate el arquitecto Fernando Marín, quien dijo que lo del mall en Vitacura refleja un problema mayor en Chile ya que la paralización de proyectos ocurre por “vetos múltiples”. “Cada objeción, por débil que sea, termina frenando inversiones que generan empleo, crecimiento y soluciones urgentes”, dijo.
La candidata a la presidencia del oficialismo, Jeannette Jara, también abordó el conflicto. Esta semana, en entrevista con T13 Radio, señaló que, aunque no estaba tan al tanto de este tema, era importante respetar la espiritualidad y las creencias de todos los que conformamos el pueblo de Chile. “No sé qué tanto le podría costar al mall hacer una ceremonia”, indicó.
Laura Quiñelén aclara que ellos están en una “postura neutra” y que no se volverán a manifestar hasta que no tengan respuestas de Cencosud sobre sus solicitudes y preocupaciones.