Aunque la cantidad de precipitaciones incide a la hora de ponderar la magnitud de la amenaza de sequía, el sector energético espera más bien los datos de los deshielos para establecer el escenario hídrico de este año, los que en los últimos días han confirmado lo que ya se vislumbraba de manera inicial. En concreto, la presente temporada se presenta como un año seco. Y, si las proyecciones del deshielo se mantienen, se puede indicar que este 2025 está dentro de los cinco años más secos desde que hay registros, es decir, de al menos los últimos 60 años.
Entre los efectos, el socio de energieE, Daniel Salazar, advierte que aumentarán los costos de operación, se observará mayor colocación de gas natural y podría intensificarse el uso de diésel.
Según el "Pronóstico de deshielo Cuencas Ríos Aconcagua, Maipo, Rapel, Tinguiririca, Maule, Laja y Biobío", que se traduce en el informe del quinto pronóstico de la temporada 2025/26 que se publicó hace sólo unos días, se observó condiciones secas en la mayoría de las cuencas en estudio, con probabilidades de excedencia -que refleja el porcentaje de los años que han sido más húmedos que el actual- entre un 75% y 92%.
Lo anterior, fue similar a lo registrado en el reporte de septiembre cuando las probabilidades de excedencia se ubicaron entre un 89% y 93%.
En el reporte de octubre, por ejemplo, se detalla que en la cuenca del río Laja se pronostican condiciones con probabilidad de excedencia del orden de 92%. En tanto, para la cuenca del río Cachapoal, Rapel y Teno el pronóstico estima una probabilidad de excedencia del orden de un 75%, asociado a condiciones bajo lo normal.
De esta manera, las probabilidades de excedencia reportadas en el informe de octubre reflejan una temporada 2025-2026 más seca que las dos anteriores (2023-2024 y 2024 2025). Consultados por DF, desde el Coordinador Eléctrico explican que esto se debe a la menor cantidad de precipitaciones de lluvia y de nieve acumuladas durante el invierno en la zona central del país, junto con proyecciones igualmente deficitarias para los meses de primavera y verano.
"Aunque este año no se registró claramente la presencia de fenómenos como El Niño o La Niña, las lluvias estuvieron por debajo del promedio histórico, lo que ha reducido la recarga natural de ríos, acuíferos y embalses", reconoció el organismo que supervisa la operación del sistema eléctrico.
Las precipitaciones de lluvia y nivales fueron más escasas este año, tanto en la cuenca del río Maule, Laja y Biobío. A fines de septiembre, el informe muestra que las precipitaciones acumuladas en estas cuencas presentaron probabilidades de excedencia en torno al 85%, es decir, una condición seca comparado con la estadística disponible.
¿En qué posición se está? Para el Coordinador, de acuerdo con los reportes disponibles, la temporada 2025-2026 se clasifica como un año seco dentro de la estadística hidrológica. Y sinceran: "Si las proyecciones actuales se confirman, podría ubicarse entre los cinco años más secos de la estadística, consolidando la tendencia de baja disponibilidad hídrica que afecta al centro y sur del país".
De todos modos, enfatizan que el sistema eléctrico nacional cuenta con otros recursos que aportan recursos de generación, como la generación termoeléctrica, solar, eólica y sistemas de almacenamiento.
Eso sí, desde el Coordinador recalcan que no se prevén condiciones críticas para el suministro eléctrico: "Los informes de seguridad de abastecimiento incorporan estas y otras variables del sistema, dando cuenta que no se visualizan déficit de energía en todos los escenarios analizados, incluso en aquellos más extremos, que incluyen indisponibilidades de activos relevantes en la oferta del sistema".
Costos de operación, entre los efectos
Pese a que no se encienden alertas para el suministro eléctrico, ni se prevé riesgo de desabastecimiento en los próximos 12 meses en condiciones normales de operación, frente a escenarios que incluyen hidrología extremo seca e indisponibilidades de infraestructura crítica de transmisión y generación, habrían impactos en juego.
Consultado por los efectos que tiene las probabilidades de excedencia reportadas, junto al hecho que este año podría ubicarse entre los cinco años más secos de la estadística, el socio director de la consultora energiE, Daniel Salazar, asegura: "Aumentarán los costos de operación y precios de corto plazo en el mercado mayorista, se observará mayor colocación de gas natural, y acaso no existe suficiente contratación o disponibilidad de este, podría intensificarse el uso de diésel, lo cual siempre es una mala noticia".
"El diésel no es fuente de respaldo segura, cuando se intensifica su uso, aparecen riesgos y vulnerabilidades de inventario y de logística, que hace bastante tiempo están diagnosticados, pero no abordados", advierte.
Pero también en el análisis es relevante destacar la caída de la energía embalsada. La consultora reporta que, a septiembre de este año, esta muestra una caída de aproximadamente 1 TWh, siendo una baja del 20% respecto a la misma fecha de 2024.
El Coordinador puntualizó que la energía en los embalses del sistema a la fecha es 966 GWh, la que se compara con los 1.380 y 1.728 GWh a la misma fecha del 2024 y 2023, respectivamente.
Sin embargo, Salazar alerta que esta condición obliga a adoptar una estrategia más conservadora en el uso de recursos hídricos: "Si esta condición no mejora, se estrecharán los márgenes para gestionar contingencias -de transmisión o generación-de gran envergadura".
Y sentencia: "Y si el año hidrológico 2026-2027 no mejora y las reservas siguen cayendo, se deberá monitorear y evaluar la activación de instrumentos preventivos, pero aún es prematuro para tomar medidas de este tipo, esa es una evaluación que podría arrancar durante el segundo trimestre de 2026".