Desde hace 20 años, la compañía chilena de seguridad ALTO ha perseguido y analizado la huella de los delitos de los que son víctimas distintas empresas en Chile.
Fundada en 2005 por Jorge Nazer, su objetivo inicial era combatir el robo hormiga en el retail -y lo sigue siendo-, pero hoy, con clientes en prácticamente todos los sectores, los blancos van desde el robo de cables de cobre, hasta baterías de litio y paneles solares.
La firma, que también opera en Colombia, México, España y Estados Unidos, advierte que la criminalidad ha evolucionado a un patrón más violento y sofisticado. “Tras la pandemia, volvimos a índices preocupantes de la década anterior, cuando hubo peaks muy altos de delitos violentos, y hoy los estamos viendo de nuevo”, comenta a DF el gerente Legal & Compliance de ALTO Chile, Eduardo Hernández.
Asimismo, nuevos modus operandi reflejan un cambio en el comportamiento delictual, donde muy atrás parecieran haber quedado los robos de cajeros automáticos. “Son fenómenos emergentes que están afectando a una multiplicidad de industrias, donde la sofisticación para cometerlos habla de un perfil altamente especializado de los delincuentes”, dice el abogado.
“Son fenómenos emergentes que están afectando a una multiplicidad de industrias, donde su sofisticación habla de un perfil altamente especializado”.
La compañía trabaja en dos frentes principales: su equipo jurídico lidera la persecución penal cuando existen detenidos en delitos que afectan a sus clientes, mientras que, en paralelo, desarrolla estrategias de prevención gracias a su software, que centraliza reportes de incidentes y permite identificar patrones delictivos, base para las recomendaciones de seguridad que entrega a las empresas.
Cobre, litio y paneles
“Permanentemente, existe un creciente interés de un mercado negro que busca cobre, a raíz del aumento de la demanda de este metal a nivel mundial”, dice Hernández.
En el norte, cuenta, bandas delictivas roban vehículos para estrellarlos contra postes eléctricos, cercanos a faenas mineras, para derribarlos y sustraer el cableado. El mismo método afecta “de forma muy común” a empresas de transmisión y distribución eléctrica.
En el sur, en cambio, las bandas derriban árboles sobre las líneas eléctricas para el mismo objetivo.

Eduardo Hernández, gerente Legal & Compliance de Alto Chile.
Desde 2016, ALTO está involucrada en la persecución penal del delito de robo de cables, debido a los robos que sufrían sus clientes de las telecomunicaciones. Fue tanto el robo por la búsqueda del metal rojo, que dichas firmas -entre otras razones- migraron a la fibra óptica y otras tecnologías, pero ese no fue el fin de su flagelo.
Hernández cuenta que muchas telcos hoy son víctimas del robo de baterías de litio y paneles solares, que utilizan para alimentar antenas celulares de zonas rurales y urbanas.
Ni la incipiente industria de las energías renovables se salva, cuenta el gerente legal. Hace unas semanas se reunió con una empresa de drones que hace monitoreo en granjas de paneles solares y “me mostraban imágenes de una persona, que era imposible distinguir si era un niño o alguien de bajísima estatura que corría por debajo de los paneles solares, cortando el cable solar, para desconectarlos y después hacer el robo de los paneles de forma mucho más expedita”. También los cables solares son sustraídos, dado que son muy cotizados en el mercado negro.
Supermercados y retail
En los supermercados y el retail, preocupan los turbazos, saqueos exprés y robos hormiga, pero hay dos modalidades que Hernández comenta que se han vuelto muy frecuentes: el fraude electrónico y el cambiazo.
Este último consiste en la compra online de un producto de alto valor con retiro en tienda. Sin embargo, menos de una hora después de su retiro, la persona lo devuelve exactamente en las mismas condiciones, intacto, pidiendo el reembolso. La tienda realiza la operación, pero después descubre que adentro hay un pedazo de metal u otro producto.
En el sector farmacéutico, ALTO cuenta con un equipo dedicado a la búsqueda de bienes robados que se publican y venden a través de internet, desarrollando estrategias de persecución penal por receptación y venta ilícita. Mismo modelo se aplica en casos de contrabando y falsificación de cigarrillos, donde también asesora a clientes.
Clientes y éxito
Con 350 clientes activos a nivel global, la empresa ha recibido más de 300 solicitudes de cotización desde 2022 de firmas afectadas por delitos. El retail y el transporte y la logística concentran cerca del 50% de esos requerimientos, seguidos por servicios, energía, alimentos y minería.
Uno de los casos emblemáticos es el de SQM, donde ALTO logró reducir en 82% los delitos que afectaban a la compañía hasta 2023: robos violentos en zonas aisladas, pérdidas de camionetas y cortes de cables. “Cada ataque generaba un costo promedio de US$ 220 mil y el robo de cuatro camionetas al mes”, señaló la empresa. Desde entonces, no se han registrado robos de vehículos ni de cableado.
Sobre el panorama general, Hernández reflexiona: “Nos preocupa que el Ministerio Público y las policías están sobrepasados a propósito de los fenómenos delictivos emergentes, y no se ve control, sino más bien permanente reacción”.