General Motors cerró planta ensambladora en Arica
La empresa empleaba a 400 personas a través de la planta de Arica y de sus oficinas administrativas, ubicadas en Santiago.
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La estadounidense General
Motors cerró la planta ensambladora que mantuvo por 34 años en la
ciudad chilena de Arica, informó hoy la prensa de esa localidad, a
2.051 kilómetros al norte de Santiago.
El cierre de la ensambladora, realizado el miércoles, había sido
anunciado con anterioridad por la compañía, que lo atribuyó a la
"falta de competitividad", que según General Motors existe en este
país.
La empresa, que hasta el momento es la única compañía que opera
una planta de armado de vehículos en Chile, ha producido 300.000
unidades desde que se puso en marcha en 1974.
La multinacional, que en 2007 tuvo unas pérdidas netas de 38.700
millones de dólares, las mayores en la historia de un fabricante de
automóviles, emplea directamente en Chile a más de 400 personas a
través de la planta de Arica y de sus oficinas administrativas,
ubicadas en Santiago.
A ellas se suman unos 300 trabajadores contratistas y de empresas
de suministros.
Los trabajadores armaron ayer la última camioneta Chevrolet D Max
chilena, de un total de 24.000 que se produjeron en los últimos
meses.
Entonando el himno de Arica, el que fue acompañado de aplausos y
sirenas, los operarios de General Motors despidieron el último
vehículo que se fabricó en la planta, en la que trabajaron varias
generaciones de familias ariqueñas.
El presidente del sindicato de la planta, Jorge Mollo, dijo que
el cierre de la empresa "es el fin de una era".
Los 400 trabajadores de planta de la empresa cuentan con apoyo
gubernamental, consistente en capacitación para su reconversión
laboral, becas de estudio superior y subsidios por tres años de agua
potable, recurso escaso en el desértico norte chileno.
Los trabajadores pidieron además un subsidio de cesantía por
250.000 pesos mensuales (unos 500 dólares) que cubra hasta un
trimestre, solicitud que, sin embargo, hasta ahora no ha sido
acogida, informó el dirigente sindical.
A otros operarios de la firma el Gobierno "simplemente no los
consideró", según afirmó a los periodistas el presidente del
sindicato de vigilantes, Antonio Durán.
La planta de Arica vivió su apogeo con el éxito del modelo
Chevrolet LUV, entre 1982 y 2005, mientras en 2007, su sucesora, la
D Max, logró un récord de ventas por 142 millones de dólares en
envíos a diez países, según datos de la empresa.
Pero, la difícil competencia por la progresiva rebaja de
aranceles a los vehículos extranjeros en el país, detonaron el
cierre de la histórica planta de Arica.