En el año 2000, el geólogo Carlos Araya trabajaba para una empresa minera que estaba buscando cobre y uranio en Chile. A raíz de otras perforaciones, escucharon que había potencial en el Salar de Llamara, en la localidad de Quillagua, Región de Tarapacá, pero una vez allí no encontraron ni lo uno ni lo otro: apareció litio en arcilla. “El costo de producción era altísimo y el precio de comercialización bajísimo, así que no había negocio por ningún lado”, recuerda en conversación con DF.
Hoy, 25 años después, la historia merece ser contada, pues el vallenarino nunca se alejó del sector y en 2021 logró reunir a industriales mineros con concesiones de exploración y explotación en la zona del salar con el objetivo de desarrollar un proyecto de litio. Así, con 13 accionistas, nació Llamara Group SpA, la compañía chilena que hoy está ad portas de convertirse en el primer privado en obtener un Contrato Especial de Operación de Litio (CEOL) en el marco de la estrategia del Gobierno.
“Esta iniciativa perfectamente podría estar dentro de los tres principales proyectos de litio y otros elementos del mundo, y este yacimiento, donde tenemos un cuerpo mineral reconocido de 76 km x 20 km, muy probablemente va a ubicar a Chile al primer lugar de reservas y recursos de litio”, asegura Araya, CEO de Llamara Group.
La firma fue seleccionada entre las 88 que manifestaron interés por los cuerpos salinos chilenos y participó del fast track del Ejecutivo, apostando por el sector Quillagua Norte. Allí el grupo tiene concesiones en 52.700 hectáreas, donde 22.500 están dentro del polígono definido por el Gobierno, alcanzando el 87% del área demarcada.
El proyecto contempla una producción de 60 mil toneladas de carbonato de litio equivalente al año por un periodo de 40 años, solo en base a la cuantificación de recursos en 2.300 hectáreas. “Pero ocurre algo bien particular, hay dos yacimientos de litio, uno superficial en arcilla y otro en salmuera a 85 metros de profundidad, aún en estudio, pero que tiene un altísimo potencial”, revela el geólogo. “Llamara es un gigante”.
Mucho más que litio
“Para el proyecto no estamos pensando sólo en litio, también consideramos los polimetálicos presentes en la arcilla, que rentabilizan aún más los planes”, dice Araya (quien nada tiene que ver con los Araya de Minera Aspromin). Así, el proyecto contempla una planta de producción de carbonato de litio, de magnesio metálico y minerales de estroncio. Este último es la piedra filosofal de un eventual proyecto futuro de la firma, que buscará producir Hidrógeno Verde de forma natural y sin energía.
En total, y sumando una planta desalinizadora en la costa, la inversión asciende a US$ 2.100 millones y los accionistas ya han desembolsado US$ 11 millones.
Paola Bruzzone, de B&G Abogados, asesores legales de Llamara Group, explica que actualmente están en ronda de financiamiento, pero que “este es un proyecto por etapas, donde no se requiere levantar la cifra total de una sola vez. Primero hay etapa de prefactibilidad y luego la de factibilidad, para las cuales se requieren US$ 70 a 80 millones”.
La compañía está en busca de un socio minero nacional o internacional para el desarrollo de la iniciativa y, además, ya cuenta con dos alianzas clave: una con Summit Nanotech para la tecnología de extracción directa de litio (DLE) y otra con Aquatech para la solución hídrica.
Tras lograr el visto bueno de la consulta indígena del pueblo de Quillagua, el CEOL se encuentra en revisión por parte de Contraloría. La firma final la estiman de aquí a fin de año.
Si la tramitación de los permisos así lo permiten, en 2033 “debiéramos estar abriendo la llave de la planta de procesos”, decreta Araya.
Paños fríos a descubrimiento en Alemania: “Está fuera de mercado”
Con 25 años de experiencia minera a nivel nacional e internacional, Araya comenta el reciente descubrimiento de la empresa Neptune Energy, que confirmó un hallazgo de 43 millones de toneladas de recursos de litio en la zona de Altmark, Alemania.
Ante las alarmas que se encendieron en Chile, el geólogo especializado en la Universidad de Arizona pone paños fríos. “Descarto completamente que esto sea una amenaza para la industria del litio nacional”, enfatiza. “Lo de Neptune tiene muchos desafíos técnicos por delante y nadie puede decir que es comparable con los proyectos de los Andes. Tiene una muy baja ley, que lo hace muy difícil de competir económicamente; además, se trata de una salmuera geotérmica, localizada a 4.000 metros de profundidad, cuyo manejo agrega otro problema”.
Araya remarca que se trata de una iniciativa que recién está probando tecnologías y que, a su juicio, “tiene un costo de producción entre los US$ 9.000 y US$ 10.000, que si lo comparas con los precios del carbonato de litio: están fuera de mercado”.