Decenas de personas han sido detenidas los últimos días en el poblado de Aulnay-sous-Bois, en el norte de París, en medio de una seguidilla de protestas que se han tornado violentas en el sector, uno de los barrios periféricos de la capital francesa y con fuerte presencia de inmigrantes.
Las manifestaciones son en rechazo a los abusos policiales denunciados por un joven de 22 años identificado como Theo, quien aseguró que fue detenido por cuatro oficiales que lo insultaron, escupieron y golpearon, y que uno de ellos lo violó utilizando una porra extensible.
El joven, que habría sido arrestado durante una redada antidrogas, debió ser operado debido a la gravedad de las heridas y, hasta ayer, se mantenía internado en un hospital. También denunció haber recibido gas lacrimógeno en el rostro y la boca.
La situación generó la suspensión de los cuatro agentes involucrados y su procesamiento ante la justicia; uno de ellos es investigado por violación y los otros tres por agresiones.
El presidente de Francia, François Hollande, visitó al joven afectado esta semana y pidió una investigación del caso, pues dijo que “la justicia es el garante de las libertades” incluso cuando son las fuerzas del orden las que están acusadas. Asimismo, el primer ministro, Bernard Cazeneuve, prometió “la mayor firmeza” contra los cuatro agentes acusados.
En las manifestaciones, cinco automóviles han sido incendiados y se han registrado intentos de quemar recintos. La violencia reavivó los recuerdos de los disturbios ocurridos en 2005, que también afectaron a la zona periférica de la capital francesa, luego de la muerte de dos jóvenes musulmanes. En esa ocasión, las protestas, crecieron hasta extenderse más allá de París.
La temática de la violencia policial podría tomarse la agenda política a menos de tres meses de la elección presidencial, en la que no participará Hollande.