ExxonMobil –la mayor petrolera transada en bolsa a nivel mundial y en la que trabajó por décadas el actual secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson– está a punto de anotar una victoria importante en el senado, en momentos en que la administración republicana y las mayorías en ambas cámaras legislativas comienzan a desmantelar el legado regulatorio de la era de Barack Obama.
El viernes, el senado anuló con 52 votos a favor (todos republicanos) y 47 en contra (todos demócratas) una ley del gobierno anterior que obligaba a las petroleras a informar sus pagos a gobiernos extranjeros, lo que, según planteó por años la industria, las ponía en desventaja frente a sus rivales en el mundo.
La legislación, una de las primeras que echa por tierra la nueva mayoría política, ahora está en manos del presidente Donald Trump para que oficialice su anulación. Es casi seguro que lo hará, dada su postura contraria a las regulaciones y que cuestiona las evidencias sobre el cambio climático.
Pero no es la única regulación medioambiental de Obama que se acerca rápidamente al basurero del parlamento estadounidense. El jueves de la semana pasada, los conservadores también impusieron su mayoría para derogar una ley que regulaba la acción de las empresas extractoras de carbón, a fin de proteger los cursos de agua, que Trump caracterizaba como “excesiva” y que la industria culpaba de generar costos por miles de millones de dólares. La regulación había sido aprobada por el Legislativo semanas antes de que el gobierno de Obama llegara a su fin.
“Mucho de lo que se habló en la elección se está traduciendo en acción”, dijo la senadora republicana Shelley Moore, minutos antes de la votación para anular la ley, que ella misma describía como “una muestra de poder de último minuto que apuntaba a fortalecer al gobierno federal”.
En tanto, el ex funcionario del Servicio de Investigación del Congreso Morton Rosenberg, señaló que la alineación de la Casa Blanca con el parlamento da pie a un escenario poco común en gobiernos anteriores. “Hay una confluencia de circunstancias que es muy inusual: un presidente y un congreso que están unidos en querer hacer estas cosas”, señaló a Bloomberg.
La agenda retroexcavadora
El motor legislativo de los republicanos para desmantelar las regulaciones de Obama es la llamada Ley de Revisión del Congreso, que permite al parlamento derogar leyes con mayoría simple en ambas cámaras.
El mecanismo data del gobierno de Bill Clinton, pero sólo se había utilizado una vez, en 2001, cuando George Bush desechó una regla de su antecesor que afectaba al Departamento del Trabajo.
Ahora, con la Casa Blanca y el parlamento en sus manos, los conservadores planean una seguidilla de derogaciones: la ley que limita las emisiones de metano en las industrias de petróleo y gas, y otra que exige que las concesionarias gubernamentales publiquen sus violaciones al código laboral también están en la mira.
La oposición demócrata tiene poco que hacer para frenar la retroexcavadora. El senador Ed Markey llamó al mecanismo “la rueda republicana de los regalos”. “Consultemos nuestra rueda para ver quién es el gran ganador de la rueda republicana esta semana”, dijo en sesión. “Los primeros son las industrias de minería y carbón”, apuntó.
Preocupación ambiental
El impulso desregulatorio que trajo el gobierno de Trump al sector extractivo preocupa a grupos ambientalistas que habían visto avances significativos en la administración anterior.
La regulación a las carboníferas exigía a las empresas que monitorearan la calidad de las aguas y tomaran medidas para proteger a las comunidades que las rodean de los impactos de sus actividades. Según datos del Departamento del Interior de EEUU, protegería 6.000 millas (más de 9.600 kilómetros) de cursos y 52.000 acres (21.000 hectáreas) de bosques.
Frente a ello, una de las lobistas del grupo ambientalista Earthjustice señaló que “ver ocho años de trabajo desaparecer sin la supervisión de un comité jurisdiccional y tras apenas algunas horas de debate en el pleno de las cámaras no parece muy democrático. Es muy desmoralizante”.
Por su parte, el presidente del Instituto de Gobierno de Recursos Naturales, Daniel Kauffmann, señaló que desechar la obligación de las petroleras de publicar sus aportes a los gobiernos extranjeros “sería una completa abdicación del liderazgo e iniciativa estadounidense en temas de corrupción”.
Normas financieras y armas
El viernes, Donald Trump firmó una orden para revisar las reglas contenidas en la Ley Dodd Frank, que data de 2010, y que fue implementada en respuesta a la crisis financiera de 2008. También frenó la entrada en vigencia de otra regla de Obama, que obligaba a los asesores de fondos de pensión a trabajar en favor de sus clientes, a fin de evitar que los pensionados caigan en inversiones de alto riesgo. Se trata, según Bloomberg, de los pasos más agresivos que ha tomado la nueva administración para desregular la industria financiera.
Junto con este sector, los republicanos también buscan eliminar regulaciones en la compra y venta de armas. Los parlamentarios oficialistas apuntan a derogar una ley federal que evita que personas que sufren de problemas mentales serios compren armamento. La legislación, aprobada en diciembre, ha sido fuertemente criticada por quienes defienden el derecho a comprar y vender armas, con el argumento de que la regla es demasiado amplia, establece un estándar defectuoso y viola el derecho de las personas al debido proceso legal.