Parte campaña electoral en México en medio de crecientes escándalos y una economía debilitada
La caída de los precios del petróleo borró las esperanzas de un repunte del crecimiento y un auge de la inversión tras las reformas al sector energético del año pasado. El peso y la inflación están cerca de mínimos récord.
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En los primeros días de abril comenzó la campaña para las elecciones de mitad de período en México. La lucha electoral se produce en medio de la indignación ciudadana por los crecientes escándalos de corrupción que han involucrado al presidente, el gabinete y a los grandes partidos políticos, y en un escenario, además, de creciente deterioro económico.
El rechazo público a los escándalos de las autoridades se encuentra en un punto álgido y las transgresiones, inclusos las más pequeñas, son severamente criticadas en las redes sociales. Sin embargo, la falta de una plataforma anticorrupción creíble entre los grandes partidos sugiere que hay pocos cambios en el horizonte.
El último escándalo fue protagonizado por David Korenfeld, director de la Comisión Nacional del Agua, quien usó un helicóptero oficial para salir de vacaciones con su familia. El funcionario se vio obligado a renunciar por la presión social, especialmente a través de Twitter.
Sin embargo, el golpe al gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) por el incidente se matizó cuando surgieron noticias de que los líderes del Partido de la Revolución Democrática (PRD), de centro izquierda, usó una flota de helicópteros para transportarse a un evento de campaña.
Por su parte, el Partido Acción Nacional (PAN), de centro derecha, también tendrá problemas para diferenciarse de los demás, porque su reputación también está cuestionada.
En la jornada del 7 de junio se elegirá un total de 2.159 cargos. Se renovará la totalidad de los 500 escaños de la Cámara de Diputados, además de elegir a gobernadores en nueve estados, diputados locales en 17 estados, alcaldes en 16 estados y cargos locales en el Distrito Federal.
Según una encuesta realizada por el periódico Reforma entre el 19 y 22 de marzo, el PRI cuenta con un 32% de apoyo, seguido por el PAN (22%) y el PRD (14%). El apoyo al Movimiento Regeneración Nacional (Morena), liderado por el ex candidato presidencial del PRD, Andrés López Obrador, tiene un 8%, casi un punto porcentual por arriba del aliado de largo tiempo del PRI, el Partido Verde Ecologista de México (PVEM).
Actualmente, el PRI tiene mayoría en la cámara baja, con 212 escaños, seguido por el PAN (114), el PRD (104), el Partido Verde (29) y Morena (16). Los 25 puestos restantes se reparten entre el Partido del Trabajo y Nueva Alianza.
Hasta ahora al menos, el PRI no parece vulnerable a una reacción negativa por parte de votantes disgustados por el crimen, la corrupción, la depreciación del peso mexicano, la caída de los precios del petróleo y una economía floja. El desencanto afecta a todos los partidos del establishment por igual y, con lo cerrado del sistema político, es poco probable que surja una fuerza alternativa que canalice el descontento popular.
Economía se frena
Existe una creciente desilusión con la economía mexicana. Los históricos cambios a la ley de energía del año pasado habían generado grandes expectativas entre los inversionistas de que se produjera un auge en el crecimiento y la inversión.
Pero la caída de los precios del petróleo, que han descendido cerca de 50% desde su peak de junio de 2014, borró esas esperanzas. Los economistas han bajado sus estimaciones de crecimiento para este año en casi un punto porcentual en los últimos seis meses, a 2,95%, según la encuesta de la unidad local de Citigroup. El banco central, por su parte, redujo en febrero su estimación para este año a entre 2,5% y 3,5%, frente a una proyección anterior de 3% a 4%.
Como resultado, las empresas no están saliendo a los mercados de deuda porque no tienen planes de expansión. Sólo dos compañías no estatales -Cemex y Kimberly-Clark de México- han vendido bonos internacionalmente este año, con las operaciones cayendo 82% a US$ 1.000 millones respecto del mismo período el año anterior, según datos de Bloomberg y JPMorgan. Y eso pese a que los costos de endeudamiento promedio para las empresas en México han caído a un mínimo en siete meses de 4,76%.
"Muchas empresas mexicanas no están saliendo al mercado porque la economía no está bien", dijo a Bloomberg Luis Maizel, cofundador de LM Capital Group. "No es momento para aumentar la inversión. No hay necesidad de dinero".
La desaceleración podría profundizarse: además de la caída del precio del petróleo, se anticipa que la producción de crudo del país caiga por décimo primer año consecutivo, lo que ha obligado al gobierno a aplicar recortes de gastos.
Menor peso, menor inflación
Esos problemas, junto con los temores de los inversionistas de que el aumento de tasas de interés en Estados Unidos cause un éxodo de los mercados emergentes, hizo que el peso mexicano cayera el 10 de marzo a su menor nivel desde la redenominación de la moneda en 1993.
El peso ha caído 11% frente al dólar en los últimos seis meses. Pero pese a la depreciación de la moneda -lo que encarece las importaciones- la inflación sigue cayendo. Los operadores de bonos han bajado sus expectativas del Índice de Precios al Consumidor en 0,73 punto porcentual a 2,5%, lo que está apenas dos décimas sobre el mínimo récord. En febrero, la inflación anual bajó a 3%, su menor nivel desde 2006.
"No hay demanda", aseguró a Bloomberg Donato Guarino, estratega de Barclays. "La aceleración del crecimiento no se está materializando. La gente cree que pese a la debilidad de la divisa, la inflación se mantendrá baja".