El Gobierno argentino anunció hoy
una corrección del esquema de impuestos a las exportaciones de
granos, cuya puesta en marcha hace más de dos meses y medio detonó
en un grave conflicto con los productores agropecuarios, con quienes
el diálogo está roto.
"Hemos hecho algunas modificaciones con el propósito de preservar
el funcionamiento de los mercados a futuro", dijo en rueda de prensa
el jefe de Gabinete, Alberto Fernández.
Los productores rurales exigían la derogación del esquema
tributario, al que consideran "confiscatorio" de sus ganancias,
además de reclamar una política integral para todo el sector,
incluyendo la producción de leche y de carne vacuna.
El anuncio oficial se produjo luego de que el lunes último el
Gobierno cancelara el diálogo con las entidades agropecuarias, que
este miércoles retomaron sus protestas, con la decisión de no
comercializar granos con destino a la exportación y de no enviar
ganado bovino a las plantas de faena.
De acuerdo a lo anunciado hoy por el Gobierno, los impuestos a
las exportaciones de soja, girasol, trigo y maíz tendrán como tope
una tasa del 52,7%, frente a una máxima del 95 por ciento
prevista en el esquema decretado el 11 de marzo pasado.
Para el caso de la soja, la alícuota será del 52,7% cuando el precio supere los US$ 750 por tonelada; para el trigo,
la tasa será 41,6% cuando supere los US$ 600; para el
maíz será del 45% para precios superiores a US$ 400; y
para el girasol será del 52,7% cuando supere los US$ 900.
El ministro de Economía, Carlos Fernández, explicó que estos
precios de referencia están muy lejos de los actuales y que, de
alcanzarse, el mundo estaría en una "grave crisis alimentaria".
Alberto Fernández defendió el carácter móvil de los impuestos
pues así, afirmó, "tiene un principio de justicia: si el precio
baja, el Estado acompaña con una menor ganancia".
"Espero esto resuelva las preocupaciones que los hombres de campo
tienen. Hemos puesto en orden el buen funcionamiento de las
retenciones (impuestos a la exportación) móviles", aseguró el jefe
de Gabinete.
Fernández manifestó que la administración "no es contraparte del
campo", cuyos "dirigentes defienden intereses puntuales, mientras el
Gobierno debe preservar los intereses del conjunto de la sociedad".
"Argentina tiene una formidable oportunidad ante un mundo que
demanda alimentos, pero no queremos que esto termine tergiversando
el correcto funcionamiento del campo argentino y que éste termine
produciendo solo un cultivo que los argentinos no consumen (la
soja)", dijo el jefe de Gabinete, quien tachó de "altaneros" a los
dirigentes rurales por exigir la derogación del esquema tributario.
Por otra parte, el Gobierno anunció que los pequeños y medianos
agricultores inscritos ante el Fisco como trabajadores
independientes (bajo el régimen de "monotributo") podrán acceder a
las compensaciones anunciadas el 31 de marzo pasado, para que en la
práctica sólo paguen los impuestos a la exportación vigentes antes
del 11 de marzo.
El Ejecutivo había prometido devolver parte de los impuestos a
las exportaciones, beneficio al que podrían acceder unos 62.500
agricultores con campos de hasta 150 hectáreas, aunque en la
práctica sólo dos centenares de productores solicitaron las
compensaciones por la complejidad del trámite.
Para sortear la burocracia, el Gobierno anunció hoy que los
productores podrán acceder a las compensaciones a través de los
municipios y los gobiernos provinciales, que a su vez reclamarán los
reintegros fiscales al Estado nacional.
Argentina es el primer exportador mundial de girasol, el segundo
de maíz, el tercero de soja y el cuarto de trigo, y ocupa también
puestos de relevancia en el comercio global de derivados (aceites y
harinas) de estos granos.