Brasil aprueba la tercera mayor hidroeléctrica del mundo en el Amazonas
Gobierno de Dilma Rousseff pretende que la central comience a generar electricidad a partir de 2015.
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El regulador ambiental de Brasil dio su aprobación definitiva ayer para la construcción de la represa hidroeléctrica Belo Monte, un controversial proyecto de US$ 17.000 millones en la región del Amazonas que generó críticas entre los ecologistas.
El regulador Instituto Brasileño del Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovales (Ibama) concedió licencias al consorcio encargado de Belo Monte para construir el enorme embalse en el río Xingú, un afluente del Amazonas.
El proyecto de 11.200 MW, que es más de cuatro veces el tamaño de HidroAysén, en la patagonia chilena, empezaría a generar electricidad en 2015 y es crucial para proveer energía a la economía en rápido crecimiento, dijo ayer el gobierno socialista de Dilma Rousseff.
Se trata de la tercera mayor represa hidroeléctrica del mundo después de Tres Gargantas, en China, e Itaipu, en la frontera entre Brasil y Paraguay.
En enero, Ibama concedió una licencia preliminar que permitía determinar el lugar de construcción del embalse, desde entonces el proyecto se ha suspendido y retomado en varias ocasiones por órdenes judiciales concedidas a ecologistas y pobladores nativos que se oponen al proyecto.
Norte Energia, el consorcio que ganó la licitación para construir y operar Belo Monte, está formado por el holding estatal Eletrobrás, el segundo mayor fondo de pensiones de Brasil, Petros y constructoras locales. En abril la mayor minera de hierro del mundo, Vale, dijo que tomaría una participación de 9% en el proyecto e invertiría cerca de 2.300 millones de reales.
Críticas internacionales
Concebido originalmente hace 30 años, el progreso de Belo Monte ha sido lento en los últimos años. Al igual que HidroAysén en Chile, Belo Monte ha generado grandes protestas que incluyen un incidente en 2009 con indígenas atacaron a un funcionario estatal armados con machetes.
Los críticos, que sostienen que el embalse afectará al medio ambiente y a miles de personas que habitan la región, incluyen al ex presidente de EEUU, Bill Clinton; el director de Avatar, James Cameron; y también a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, organismo de la OEA, que pidió a la administración de Rousseff que suspenda la construcción.
El área que se inundará abarca una superficie de 516 km cuadrados de bosque (más de ocho veces lo que inundarán en conjunto las centrales de HidroAysén) y la represa tendrá 6 kilómetros de extensión, que desplazará a 30.000 moradores de la zona y reducirá el volumen de agua del río Xingú en una extensión de 100 kilómetros.