La primera ola de aranceles al cobre del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afectará a importaciones valoradas el año pasado en más de US$ 15 mil millones, un potencial factor inflacionario para los fabricantes estadounidenses.
El anuncio de aranceles de 50% sobre las importaciones agitó la semana pasada el mercado mundial del cobre. Los futuros en EEUU registraron una caída récord luego de que Trump concediera una exención sorpresa a formas clave del metal utilizado en cableado. Sin embargo, sigue dejando un volumen comercial significativo sujeto a los gravámenes.
El lunes, el Registro Federal de EEUU publicó una lista con los productos que se verán afectados. Incluye productos semielaborados, como cables, tubos y varillas, por valor de US$ 7.700 millones el año pasado, además de cables utilizados normalmente para conexiones telefónicas o de Internet con un valor casi idéntico, según cálculos de Bloomberg News.
Y eso no es todo. La Casa Blanca exigió elaborar un plan en 90 días para imponer aranceles a otros productos manufacturados con alto contenido de cobre. Trump amplió el alcance de los aranceles sobre el aluminio y el acero a principios de este año al añadir productos derivados.
El mercado del cobre en EEUU intenta asimilar rápidamente las implicancias de los aranceles anunciados por Trump, que según el presidente buscan fomentar la producción nacional de productos semielaborados y con contenido de cobre. El mandatario decidió no imponer aranceles al metal refinado, una omisión que sorprendió a los inversionistas. Esta decisión refleja tanto la fuerte dependencia del país respecto de las importaciones como la presión de los principales compradores, que temían un alza significativa en los costos.
Aun así, EEUU importó al menos 600 mil toneladas de cobre semiacabado el año pasado, según la Comisión de Comercio Internacional de EEUU, además de unas 900 mil toneladas de cobre refinado que se han librado de los gravámenes. Este último tenía un valor aproximado de US$ 8.400 millones.
Los aranceles se aplicarán en función del valor del contenido de cobre. Esto significa que los “semiacabados”, que son cobre casi puro, estarán sujetos a un arancel efectivo mucho más alto que, por ejemplo, los cables de Internet, en los que el cableado de cobre es solo una parte del producto.