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Aprendiendo lecciones nucleares de Japón
El renacimiento de la industria corre riesgo sin estándares de seguridad más estrictos.
Por: | Publicado: Martes 15 de marzo de 2011 a las 05:00 hrs.
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Hubo dos accidentes significativos en plantas de energía nuclear en la historia reciente. Una fusión parcial del reactor en Three Mile Island, Estados Unidos, en 1979, fue seguida siete años después por una explosión en Chernobyl, Ucrania. Ambos accidentes produjeron un abrupto declive en el apoyo a las plantas nucleares.
Es demasiado pronto para decir qué impacto podría tener lo que está ocurriendo en Fukushima, Japón, en este momento. Las autoridades todavía están batallando por lograr que la planta se mantenga segura después de que el terremoto del viernes causara fallas en el sistema de enfriamiento de dos reactores, dañando sus núcleos. Pero el mundo ya ha visto imágenes estremecedoras de las explosiones en las instalaciones, y circulan historias sobre trabajadores que quedaron expuestos a la radiación. Una fusión catastrófica es una posibilidad sombría.
Hasta ahora, las autoridades se mostraron relativamente abiertas con la información. Y actuaron con decisión: evacuaron gente e inundaron los reactores con agua de mar para contener la acumulación de calor.
Pero los accidentes nucleares, como los ataques terroristas, repercuten en una profunda veta de temor en la conciencia del público. Esto puede explicar por qué el reducido número de víctimas de Fukushima atrajo tanta atención en un momento en que más de 10.000 personas podrían haber perdido la vida en la inundación en general.
La industria nuclear ha tenido un buen historial de seguridad desde Chernobyl. En parte, esto se debe a mejoras en el diseño y la supervisión. Estas mejoras, combinadas con la creciente preocupación por el cambio climático, alentó a los gobiernos a volver a pensar en construir reactores. Las naciones emergentes, impulsadas por el deseo de la seguridad energética, están construyendo rápido.
La energía nuclear debería tener un rol en la reducción de emisiones de dióxido de carbono, pero los temores por la seguridad podrían matar su recuperación, al menos en occidente. Aunque el apoyo a las nuevas construcciones nucleares viene aumentando lentamente en EEUU y Europa, sigue siendo inicipiente. Incluso un único accidente serio podría aniquilarlo.
Después de Chernobyl, la Agencia Internacional de Energía Atómica introdujo estándares más estrictos, pero más de dos décadas después, siguen siendo voluntarios. Esto es un anacronismo ahora que la industria se está expandiendo, especialmente en las naciones en desarrollo donde la opinión pública no puede limitar la construcción. Deberían darse pasos para asegurar que los primerizos construyan sus plantas con seguridad. Fukushima es un recordatorio de lo difícil que es controlar las fuerzas que se desatan cuando los reactores fallan.
Los accidentes nucleares no respetan fronteras. Japón está lejos de ser el único país propenso a los terremotos con tecnología nuclear. Vivimos en un mundo nuclear, Debemos asegurar que las instalaciones sean seguras, donde sea que se construyan.
Es demasiado pronto para decir qué impacto podría tener lo que está ocurriendo en Fukushima, Japón, en este momento. Las autoridades todavía están batallando por lograr que la planta se mantenga segura después de que el terremoto del viernes causara fallas en el sistema de enfriamiento de dos reactores, dañando sus núcleos. Pero el mundo ya ha visto imágenes estremecedoras de las explosiones en las instalaciones, y circulan historias sobre trabajadores que quedaron expuestos a la radiación. Una fusión catastrófica es una posibilidad sombría.
Hasta ahora, las autoridades se mostraron relativamente abiertas con la información. Y actuaron con decisión: evacuaron gente e inundaron los reactores con agua de mar para contener la acumulación de calor.
Pero los accidentes nucleares, como los ataques terroristas, repercuten en una profunda veta de temor en la conciencia del público. Esto puede explicar por qué el reducido número de víctimas de Fukushima atrajo tanta atención en un momento en que más de 10.000 personas podrían haber perdido la vida en la inundación en general.
La industria nuclear ha tenido un buen historial de seguridad desde Chernobyl. En parte, esto se debe a mejoras en el diseño y la supervisión. Estas mejoras, combinadas con la creciente preocupación por el cambio climático, alentó a los gobiernos a volver a pensar en construir reactores. Las naciones emergentes, impulsadas por el deseo de la seguridad energética, están construyendo rápido.
La energía nuclear debería tener un rol en la reducción de emisiones de dióxido de carbono, pero los temores por la seguridad podrían matar su recuperación, al menos en occidente. Aunque el apoyo a las nuevas construcciones nucleares viene aumentando lentamente en EEUU y Europa, sigue siendo inicipiente. Incluso un único accidente serio podría aniquilarlo.
Después de Chernobyl, la Agencia Internacional de Energía Atómica introdujo estándares más estrictos, pero más de dos décadas después, siguen siendo voluntarios. Esto es un anacronismo ahora que la industria se está expandiendo, especialmente en las naciones en desarrollo donde la opinión pública no puede limitar la construcción. Deberían darse pasos para asegurar que los primerizos construyan sus plantas con seguridad. Fukushima es un recordatorio de lo difícil que es controlar las fuerzas que se desatan cuando los reactores fallan.
Los accidentes nucleares no respetan fronteras. Japón está lejos de ser el único país propenso a los terremotos con tecnología nuclear. Vivimos en un mundo nuclear, Debemos asegurar que las instalaciones sean seguras, donde sea que se construyan.