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Hugh Hefner, adiós al creador del imperio Playboy

El fundador de la revista, que falleció a los 91 años, supo rentabilizar el nacimiento de la sociedad del consumo.

Por: | Publicado: Viernes 29 de septiembre de 2017 a las 04:00 hrs.
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Hugh Hefner, el extravagante fundador de la revista Playboy que ayudó a impulsar la revolución sexual de los ‘60 y creó una marca de negocios mundial, murió a los 91 años en Los Ángeles. Con el uso de mujeres en páginas desplegables como su marca registrada, Playboy se convirtió en el título para hombres más vendido de los ‘60 y Hefner, vestido como siempre con pijamas de seda, se convirtió en la encarnación de un estilo de vida libertino que buscó promover.

Él decía que liberalizando a los hombres y las mujeres por igual de sus inhibiciones y abogando por más libertad en la vida personal, él promovía la democracia en sí. “El sexo hace que el mundo gire”, dijo Hefner. “Es el inicio de la familia y de la civilización”, agregó.

Para sus críticos, muchos de ellos mujeres, Playboy era una mera pornografía que no hacía más que satisfacer las fantasías de los hombres. Eso fue epitomizado por el estilo de vida del propio Hefner en la fabulosa Mansión Playboy en Los Ángeles donde se asemejaba cada vez más a un Gran Gatsby anciano cuyo combustible era el Viagra.

A los 70 años, compartió su vida y su cama con hasta siete mujeres muchas décadas más jóvenes. A los 80, “disminuyó la manada”, como le llamaba, a tres, cuyas edades sumaban menos que la suya. Las chicas recibían una manutención de

US$ 1.000 por semana mientras se quedaban con él. Más publicitada era su habilidad de disfrutar regularmente de los encantos de su harem, ya que lo central en el éxito del negocio de Hefner era la imagen de que vivir como él era tenerlo todo.

Si el mundo está mejor con sus instintos desplegados desenfrenadamente en lugar de estar reprimidos, y si Playboy estimuló o sólo reflejó este cambio, lo decidirá la historia. Lo que es seguro es que el atractivo de la revista para los hombres no fue una simple excitación. Su elogio de la soltería –de la moda, los autos rápidos y mujeres disponibles- alentaba a los hombres a buscar y comprar el estilo de vida que querían. En esto, estuvo perfectamente a tono con los cambios trascendentales en los hábitos de los hombres y el nacimiento de la sociedad del consumo.

Más que sólo sexo

Hefner siembre pensó que su publicación estaba ofreciendo más que sólo sexo. Su modelo fue Esquire, una revista para la cual trabajó a los principios de los ‘50 antes de renunciar después de que le negaran un aumento de sueldo de US$ 5. Pero mientras esa revista se enfocaba en intereses masculinos, como la caza, Hefner –quizás un romántico frustrado- vio la necesidad de algo que respondiera a la búsqueda de los hombres por el otro sexo.

El armó la primera edición de Playboy en 1953 en la mesa de la cocina en su departamento en Chicago, habiendo hipotecado sus muebles para recaudar financiamiento. No tenía fecha, ya que no estaba seguro si habría otra edición, porque llevaba una foto de calendario desnuda –aunque ampliamente disponible- de Marilyn Monroe.

Lo que había evitado las publicaciones de ese tipo anteriormente, además de una moral conservadora, era la negativa de la Oficina de Correos de EEUU de distribuir ese material. Hefner lo sorteó entregando copias a mano a los kioskos de la ciudad.

La primera edición vendió 50 mil copias, demostrando que cuatro años después de que el Informe Kinsey había levantado la tapa de la sexualidad humana, los hombres jóvenes de EEUU estaban preparados para ser vistos comprando una revista así. Hefner fue acusado en 1963 de vender literatura obscena, pero el jurado no pudo llegar a un veredicto y fue absuelto.

Con artículos astutamente encargados a autores populares como Ian Fleming, y hasta entrevistas con personas como Malcolm X y el candidato presidencial Jimmy Carter, Playboy se convirtió rápidamente en una lectura convencional y hasta respetada, en especial porque sus imágenes seguían siendo bastante sosas.

La primera página desplegable fue de una de las empleadas de Hefner, Charlene Drain, quién se desnudó a cambio de que él comprara una fotocopiadora para la oficina. Hacia fines de los ‘60, la revista estaba vendiendo 7 millones de copias al mes a nivel mundial, y era leída por uno de cada cuatro hombres estadounidenses en edad universitaria.

Hoy, la revista es publicada en más de 20 países, pero la circulación bajó a cerca de 3 millones de copias a la luz de la competencia e Internet.

Crianza represiva

Hefner nació en Chicago en 1926, hijo de un contador y una profesora de colegio. Él podía rastrear su descendencia directa de un colono puritano del Mayflower, y atribuía su obsesión con el sexo a una crianza represiva y al rechazo de una niña en el colegio. Luego de trabajar como dibujante en un periódico del Ejército a fines de la Segunda Guerra Mundial, estudió psicología en la Universidad de Illinois antes de cambiarse al periodismo.

Desde mediados de los ‘60, Playboy se diversificó hacia programas de televisión y clubes nocturnos donde trabajaban las “conejitas” vestidas con trajes con corset ajustados de satín sin tirantes que mostraban sus piernas y con tacos altos, un par de orejas de conejo en sus cabezas y no mucho más.

En los ‘80, sin embargo, el negocio empezó a tambalear. El gobierno británico aplicó mano dura con los casinos que estaban generando gran parte de los ingresos de Playboy, y la revista empezó a tener menos ventas que publicaciones como Hustler, que exhibía una pornografía más dura.

En 1985, Hefner sufrió un ataque y pasó el control de su imperio a su hija Christie. Ella lo devolvió gradualmente a la rentabilidad, aunque con toda su fama sigue siendo un jugador comparativamente pequeño en la industria sexual.

Hefner quedó libre para dedicar más tiempo a otros intereses, principalmente mujeres jóvenes. Le gustaba decir que su falta de fidelidad fue alentada por el descubrimiento de que su primera esposa, Mildred, con quién se casó en 1949 siendo todavía virgen, había tenido una aventura. Se divorciaron en 1959 y luego él recuperó el tiempo perdido con cientos de mujeres, muchas de las cuales habían posado para la revista.

En 1989 se casó con una de ellas, Kimberley Conrad, pero se separaron en 1998 y se divorciaron en 2010. Le sobreviven dos hijos, un hijo y una hija de su primer matrimonio, y su tercera esposa Crystal Hefner, otra Playmate con quién se casó en 2012.

Hefner será enterrado en el cementerio Westwood en California, donde adquirió hace años una sepultura al lado de la tumba de Marilyn Monroe.

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