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Peter Thiel: el inversionista que escapó del valle de la muerte

Los visitantes de la web de Founders Fund, el grupo de inversión tecnológica...

Por: | Publicado: Lunes 27 de agosto de 2012 a las 05:00 hrs.
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Por April Dembosky/Tim Bradshaw
, San Francisco


Los visitantes de la web de Founders Fund, el grupo de inversión tecnológica del cofundador de PayPal, Peter Thiel, son recibidos con esta frase: “Queríamos autos voladores. Obtuvimos 140 caracteres”.

La referencia a Twitter sugiere que la frustración de Thiel con la ambición de las redes sociales fue lo que motivó la venta, anunciada la semana pasada, del 82% de su participación en Facebook. Vendió 20 millones de acciones por unos US$ 400 millones cuando el papel caía a mínimos históricos.

Aunque sus defensores dicen que la venta estaba planeada muchas semanas antes de anunciarse, el timing envió una señal a los inversionistas y empleados de Facebook. “Es como si el capitán bajara la pasarela con un paracaídas”, afirmó un observador.

La incursión de Thiel en Facebook fue producto del oportunismo. Tras cofundar PayPal, sacarla a bolsa y venderla a eBay por 
US$ 1.500 millones, creó Founders Fund en Palo Alto. La primera oficina de Facebook estaba al otro lado de la calle y Thiel prestó US$ 500.000 a Mark Zuckerberg, que luego convirtió en una participación de 7%. También entró tempranamente en LinkedIn y vendió sus papeles de la firma en su apertura a bolsa.

La venta de su mayor parte de acciones en Facebook deja a Thiel, cuya fortuna personal en 2011 alcanzó US$ 1.500 según Forbes, sin participaciones significativas en las redes sociales. Ha expresado desagrado por la ola de aplicaciones que dominan el panorama de Silicon Valley. Cree que los humanos son capaces de alcanzar mucho más con la tecnología, como por ejemplo la exploración especial, robótica avanzada y la lucha contra el envejecimiento. En 2006 dio US$ 3,5 millones a un investigador de este último tema. Además respaldó un grupo que defiende la creación de ciudades en el mar para crear estados nuevos e independientes.

Comparte su ambición con otros miembros de la así llamada “mafia PayPal”, que incluye a David Sacks, fundador de Yammer, una inversión de Founders Fund que fue vendida a Microsoft por US$ 1.200 millones en junio, y Elon Musk, cuya firma SpaceX logró enviar un cohete comercial a la Estación Espacial Internacional.

Sus inversiones más tradicionales no han sido tan exitosas. Su hedge fund, Clarium Capital Management, cayó de máximos de US$ 7.000 millones a mediados de 2008 a menos de US$ 500 millones en 2010. Se anticipó bien a la crisis inmobiliaria, pero falló en apostar al dólar y el petróleo.

Thiel, de 44 años, es más cálido de lo que parece. Prefiere una camiseta de cuello abierto que un buzo a lo Zuckerberg, pero ambos comparten una mirada al infinito y una impaciencia coloquial de los más brillantes. Inseguro al dar discursos, Thiel es fluido y convincente.

Es gay y cristiano, dos cosas de las que habla muy poco en público, y sólo en términos abstractos. Thiel destaca que Silicon Valley puede estar lleno de introvertidos “pero no significa que no hayan reflexionado profundamente sobre varios temas”, desde política y ciencia a espiritualidad y “el futuro”.

Tal vez la mayor de las grandes ideas en que cree que puede influir es la muerte. Thiel ha decidido que el destino más inevitable puede ser desafiado con tecnología e inversión. Ha invertido en más de una docena de firmas de biotecnología, desde el secuenciamiento del ADN y el tratamiento de cáncer a una aplicación móvil llamada 100 Plus, que estimula comportamientos sanos para extender la vida más allá de los 100 años.

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